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REVISTA

El riesgo de ser cámara de Calleja

Su cámara guarda paisajes extraordinarios a donde ha llegado grabando las aventuras de Jesús Calleja. Además de origen y amistad, comparten su pasión por la naturaleza y las montañas

Valdés no puede quedarse con un único viaje porque «son muchos los que me han marcado». Sus preferidos son los lugares «extremos».

Publicado por
ANA GIL | LEÓN
León

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Su historia discurre paralela a la de Jesús Calleja. Amigos desde hace tres décadas y también compañeros, Jesús y Emilio Valdés han vivido mil y una aventuras en algunos de los lugares más recónditos del mundo. Siempre a través del objetivo, grabando hazañas del aventurero leonés.. Tienen en común ser leoneses, además de su pasión por la aventura y la naturaleza. Emilio, además, ha hecho de la imagen su profesión. Siempre ha disfrutado de sus dos pasiones como hobby mientras trabajaba como comercial en una empresa leonesa hasta que un día una llamada de Calleja le cambió la vida. «Fue súper raro. Yo estaba trabajando y me dijo que había vendido su idea de Desafío Extremo a la televisión, que se la había comprado en Cuatro y que me llevaba a mi de cámara.. Pero yo pensé que era una broma y le colgué», recuerda Valdés. «En aquella época hacíamos algunos viajes, los grabábamos y montábamos para después dar conferencias con las que recuperábamos parta del dinero que nos había costado el viaje.

Aquel fue el germen de ‘Desafío Extremo’, el proyecto que Jesús Calleja ideó y que llevó sus aventuras recorriendo medio mundo al panorama nacional. Apenas sabían nada de la televisión, pero aún así funcionó. «Vinieron de Cuatro a hacerme unas pruebas a León porque el problema era que necesitaban un cámara que también fuera alpinista, aventurero y que pudiera seguir el ritmo de Jesús», relata. Valdés, diabético desde hace casi treinta años, pasó la prueba. De eso hace ya doce años. Ambos dejaron León para instalarse en Madrid. «Al principio iba y venía, pero llegó un momento en el que pasábamos cerca de ocho meses grabando fuera de España y después tenía que ir a Madrid a preparar los programas. Me pasaba todo el día viajando, me cansé y decidí trasladarme a Madrid».

A su amistad de siempre, que comenzó a través de su afición a la escalada y a las montañas, se sumaba la faceta profesional que ahora les mantiene en contacto permanente. Su trabajo no consiste sólo en coger la cámara y grabar. «Hay que preparar los viajes, saber qué y cómo se puede grabar y realizar estudios previos de los lugares en los que grabaremos. Jesús improvisa mucho y hay que seguirle e intentar captar todo lo que sale por su cabeza. Nosotros no llevamos un ‘story board’ como se haría en el caso de una película o un documental. Tenemos que tener el ojo y la cámara muy despierta», asegura.

La Antártida, el Polo Norte o las cumbres del Himalaya son algunos de los lugares favoritos de Emilio Valdés, donde ha grabado a Calleja.

Desde pequeño soñó con convertirse en Rodríguez de la Fuente o Jacques Costeau y no ha parado hasta conseguirlo. «Tengo el mejor trabajo del mundo y me encanta trabajar con Jesús. Es tremendamente exigente y eso te obliga a dar lo mejor de ti cada día», dice convencido.

Además de ‘Planeta Calleja’ y ‘Volando voy’, dirige una serie de naturaleza, ‘Río Salvaje’, todas con la naturaleza como telón de fondo. Una naturaleza con la que siempre se ha relacionado y que echa de menos de su León natal. «Me acuerdo mucho del entorno tan potente que tenemos en León. Coger el coche y poder estar en media hora escalando en un sitio fantástico. Tenemos una provincia que es una auténtica joya y que tenemos que cuidar». Eso y la tranquilidad de una ciudad como ésta, además de la familia y los amigos. Tras viajar a Borneo y a Italia, vuelve a coger la maleta en unos días para grabar una nueva aventura Un ritmo frenético «maravilloso que no quiero perderme por nada de este mundo».

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