Primer paso para ser la Duracell de Europa: despoblar
Nunca como ahora, la lluvia de millones que llegará de Europa para transformar la economía española ha sido tan perjudicial para el medio ambiente y la repoblación del medio rural. Las grandes corporaciones que pretenden convertir la montaña y el Bierzo en moles de earogeneradores acabarán con la economía y el hábitat leonés
Raquel Palacio Vela se fue a la cama una noche con la noticia de que un gran parque de aerogeneradores cosería alta Cabrera desde Puente Domingo hasta las estribaciones de Peña Trevinca y desde Benuza hasta Encinedo. «Su pretensión es llenar de molinos Silván, Sigüeya y Lombán, convirtiéndolo en el de mayor tamaño de León con una potencia de 124 megavatios y 29 aerogeneradores en todo el trayecto», denuncia. Raquel recuerda además que ya hay otros dos parques: en Encinedo, Truchas y Castrillo, con 24 aerogeneradores y 54 megavatios. «Si finalmente lo consiguen, se irán al traste proyectos por los que llevamos trabajando años, planes e iniciativas con los que La Cabrera se ha puesto en el mapa, proyectos con los que hemos construido los pilares de una comarca sostenible y con futuro», dice con orgullo. Es el caso del Instituto de Estudios Cabreirenses, de Cabrera natural, de la Red de canales romanos o de los vestigios arqueológicos que, dice, quieren poner en valor. Esta vecina de Sigüella recuerda además que a los molinos hay que unir las redes de evacuación y las subestaciones, que por el norte estará en la central de Quereño y por el sur en Zamora. «Cuando se queden obsoletos, la economía de la comarca estará destrozada, nadie vendrá a desmantelar estos gigantes y sólo quedará la ruina».
Para luchar contra la construcción de estos parques de aerogeneradores, el pasado 27 de abril los vecinos crearon el colectivo Cabrera Despierta, un órgano con el que tendrán que enfrentarse no sólo a la administración y a las empresas sino a la mayoría de las juntas vecinales, que consideran que los molinos serán beneficiosos para los pueblos.
Ernesto Díaz, coordinador de la Plataforma para la Cordillera cantábrica, recuerda que en toda la estructura hay ya 8.500 aerogeneradores, pero que en proyecto hay tres mil más. «No está bien llamarles molinos porque esta palabra nos conduce hacia un significante mucho menos tenebroso que lo que en realidad implica su estructura», reflexiona para explicar que estas moles alcanzan, desde la punta de la hélice hasta la base del fuste, más de 200 metros, «una auténtica salvajada». Ernesto advierte de que el destrozo medioambiental que provocan los aerogeneradores comienza muchos antes de su instalación definitiva. «Para trasladarlos hasta las cuerdas de la montaña hacen falta unos viales de acceso que van a quedar abiertos toda la vida porque son necesarios para el mantenimiento posterior», explica. Y es que, por poner un ejemplo de lo que estos gigantes suponen para el hábitat, la limpieza de las aspas se debe realizar una vez al mes puesto que están cubiertas de insectos que colisionan y que son polinizadores. Todo ello repercute en una huella cológica cuya magnitud es aún incalculable, no sólo porque los aerogeneradores causen una inmensa mortalidad de aves, de insectos y de murciélagos. «El problema con los vertebrados terrestres es que estos parques suponen un efecto barrera. Las montañas son corredores ecológicos, lugares por los que la fauna transita y cambia de un valle a otro.
Gerardo González es uno de los integrantes de la plataforma. Vecino de Colinas del Campo, en el Bierzo, denuncia que tras el cierre de la minería, la economía de esta zona de Bembibre depende únicamente del turismo y la naturaleza. «Van a roturar todo el monte y el impacto visual será terrible», lamenta. Este repoblador del León rural, que lleva en el pueblo desde que decidió abandonar Ponferrada en 1995, hace hincapié en que este lugar es el hábitat del oso y el urogallo y denuncia que las juntas vecinales «se están vendiendo a cambio de nada». «Hay una opacidad terrible. Aquí sólo nos va a quedar la vía penal», lamenta.
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Rallys en la montaña
En el momento en el que se instala una macroestructura de estas características en la cuerda de las montañas, con unas pistas de acceso y un tendido eléctrico que evacua la energía producida, comienza un tránsito de vehículos que hasta entonces no llegaba a esas montañas y de cazadores que antes no accedían. Además, por si alguien no lo ha pensado, los incendios se incrementarán». Además, el impacto paisajístico también será descabellado.
Ernesto Díez alerta asimismo del impacto lumínico. Y es que los aerogeneradores llevan una luz parpadeante que, por seguridad aérea, no se detiene nunca. «Es un piloto en blanco y rojo que no cesa en toda la noche y provoca un inmenso estrés en los animales», clarifica. De hecho, hay estudios acerca del efecto que genera en la infertilidad del ganado.
Por otro lado, la degradación de la tierra en la que se asientan también es importante. «Cada uno de los molinos ellos lleva una inmensa zapata de hormigón para sujetar el fuste de hormigón y acero, y en su composición se requieren componentes de tierras raras, que vienen de países como China, el Congo, Bolivia, Kazajistán, etc. Es decir, no vemos el impacto ambiental que genera en esos países, pero provocan un daño difíciles de asumir», denuncia. De hecho, Ernesto Díaz asegura que la huella de carbono necesaria para crear un aerogenerador no lo compensa nunca la energía que produce.
Imagen de un águila sajada en tres partes por las aspas del aerogenerador. FOTOS DE RAMIRO Y DE EMILIO JOSÉ GARCÍA FERNÁNDEZ
Grandes corporaciones
«Aquí lo que hay que tener en cuenta es a quién beneficia, quién está detrás de estos proyectos», pregunta el activista, que desvela que los impulsores son las grandes corporaciones, como Green Capital Power o el gobierno noruego, artífice del parque de Barjas. El coordinador de la Plataforma hace hincapié además en el futuro de los aerogeneradores, del que nunca se habla. Y es que no son reciclables porque no hay tecnología para hacerlo. «Tampoco explican cuál será el desmantelamiento a futuro. La intención es que los países del sur nos convirtamos en la batería de los del norte», alerta, y avanza que otra de las derivadas son las redes de transporte de esta energía. Explica que hay en proyecto diversas redes de evacuación hacia Francia, incluyendo un cable submarino por el golfo de Vizcaya al que ya está destinada una cantidad inmensa de dinero público, más las redes de Portugal y España que conectarán con el resto de Europa. Uno de los dibujos que mejor muestran el diseño de país que ya se está forjando a través de los planes de energías limpias es que todo el frente noroccidental deriva el 80% de la energía a Madrid, Cataluña, Levante, Sevilla y Euzkadi. Hasta ahora los parques eólicos se concentraban en Galicia, en Burgos, en Tarifa... el problema es que con los nuevos proyectos en marcha del noroeste se convierte en un agujero negro.
Fue hace 20 años cuando se instalaron los parques que están ahora en marcha. Entonces, los aerogeneradores tenían una altura de 60 metros. «¿Qué pasa ahora? Que empezamos a acelerar. Lo hacen desde el Ministerio de Transición Ecológica cierra las térmicas, descarboniza la economía y anuncia que España se convertirá en el granero de energías renovables de Europa», explica Ernesto. El ecologista explica que el Plan Nacional de Energía y Clima, comenzó a tramitarse en 2020 con un proceso de participación pública que de manera aparente era abierto. «Luego, esa condición se la fumaron en la resolución y hace mes y medio fue publicado en el BOE». Al tiempo, la ley de cambio climático salía del Senado y regresaba al Congreso con cuatro mociones.
Por otro lado, advierte de que los planes de ordenación eólica de las comunidades autónomas están manga por hombro. «Pero, a pesar de eso, en septiembre del año pasado comienzan a aparecer proyectos, un hecho que no se produce de manera casual». Añade que fue en septiembre del año pasado cuando comenzaron a multiplicarse los planes y subraya que al tiempo se pone en marcha un relato político que asegura que las instalaciones de aerogeneradores llegarán con miles de millones de Europa. «Nos vendieron que serían la panacea y las promesas llegaron de los de siempre. Sin embargo, las movilizaciones en contra se repiten en toda la España despoblada, que se despoblará más aún», insiste Ernesto Díaz.
Es entonces cuando el ministerio, ante la contestación ciudadana, reacciona y realiza un mapa de áreas susceptibles de acoger los parques. Lo divide en zonas de alta, de media y de baja sensibilidad. «El problema es que el ministerio se lava las manos y solo recomienda, no prohíbe. Cuando le pedimos a la ministra que lo haga vinculante, contesta que la ordenación del territorio es competencia de las comunidades autónomas», denuncia el biólogo, que advierte de que todo es papel mojado, que no existe ordenación alguna. «Les hemos pedido que pongan reglas claras y que será entonces cuando nos sentaremos a hablar. Por ello, hemos pedido una moratoria de todos los proyectos hasta que la normativa esté clara¿Cuánto puede durar esto, un año, dos? Pues esperamos», insiste. Sin embargo, y a la vista de que en la provincia ya se han presentado 20 proyectos de aerogeneradores y otros tantos de fotovoltaicas, Ernesto entiende que la única vía que al final les quedará será la legal. De hecho, la plataforma ya presentó recurso de alzada al PNIEC. Pero advierte de que mientras no se publique en el BOE hay un gran «vacío y desamparo». No obstante, el equipo jurídico ya ha alertado de que existen fisuras y desatención a las directivas comunitarias. «Nuestra función es buscar los errores de bulto que hay en la tramitación de los parques porque, por ejemplo hay una fragmentación clarísima». Se refiere el coordinador de la plataforma al truco que utilizan muchas empresas de dividir los aerogeneradores para que parezca que no afectan a las zonas de alta sensibilidad. «Presentan cuatro proyectos cuyo impacto parece menor pero no lo es», explica al tiempo que advierte de que agotarán todas las vías administrativas y judiciales para evitarlo. «Y, si no, nos vamos a Bruselas».
Ernesto Díez pone el ejemplo de Green Capital Power, una de las empresas con más proyectos en marcha y que consta de 50 sociedades limitadas. «Cada una de ellas se presenta a un complejo y cada una se llevará sus subvenciones», dice con ironía. «Me contaban que hace unos meses el pedáneo de un pueblo reunió a los vecinos para decirles que una empresa ofrecía 42.000 euros para instalar seis aerogeneradores en Cantixeira. Es su modus operandi. Llegan, compran y se van aprovechándose del desamparo socioeconómico de los pueblos», lamenta. El coordinador de la plataforma denuncia que todos los parques se han planificado para alzarse en las zonas de máxima sensibilidad medioambiental realizado por el Ministerio, pero lo hacen de tal manera que los dividen y bordean este espacio. «La cuestión es si han tenido acceso ya al mapa del ministerio antes de que se haya publicado», se pregunta.
La Consejería de Medio Ambiente de la Junta ha preferido no posicionarse en los problemas que las eólicas pueden provocar en la supervivencia de los hábitat y las especies y se limita a contestar que no el ámbito competencial le corresponde, sobre todo, a la Administración General del Estado, de la que —asegura— depende autorizar la mayoría de este tipo de proyectos. Además, también señala la responsabilidad de las consejerías de las que depende la ordenación del territorio y la energía.
Ernesto Díez, coordinador de la Plataforma por la Cordillera Cantábrica.
Colmenas en Trabadelo
Una de esas zonas más perjudicadas es la comarca del Bierzo. Allí, hay numerosos emprendedores que han comenzado una segunda vida en el medio rural y que ven su modo de vida amenazado. «Todo está a punto de ser destruido», dice con tristeza uno de ellos. Y es que los aerogeneradores —el mismo miércoles un trabajador de Green Capital Power hacía fotografías en la zona— acabarán con la explotación apícola que ha levantado durante años. «Las colmenas no se pueden trasladar, puesto que el sello de calidad te lo dan por el tipo de flores que polinizan», destaca. Y es que a las abejas les afecta todo: la radiación, el sonido, los campos electromagnéticos, el viento...», señala. De hecho, la supervivencia de abejas durante los meses de construcción del parque resulta siempre severamente comprometida, así como en el aprovechamiento posterior debido al ruido generado por los aerogeneradores.
A ello se une la contaminación lumínica del parque eólico, dado que la luz artificial interrumpe la polinización nocturna y conduce a un número reducido de frutos producidos por la planta. Esta pérdida no puede ser compensada por polinizadores diurnos. Ecólogos de la Universidad de Berna han acreditado además que el impacto negativo de la luz artificial en la noche sobre los polinizadores nocturnos podría incluso propagarse más a la comunidad diurna.
También alude al uso de los insecticidas que utilizan las empresas durante la construcción de los parques eólicos y que son mortales para las abejas. Pueden tener efectos fisiológicos como malformaciones, provocar la alteración del patrón de pecoreo que afecta al aprendizaje y a la orientación de estos insectos, y causar la inhibición de la alimentación o disminución de su sentido del olfato.
En el medio, imagen actual de La Cabrera. Las otras dos corresponden al efecto que en el medio ambiente generan los parques.