Lady Di, 60 años siempre viva
Habría cumplido 60 años. Nacida en Sandringham, un pueblo del norte del condado de Norfolk, Diana Frances Spencer, hija menor del conde John Spencer, jamás imaginó lo que le deparaba la vida. El aniversario de su nacimiento coincide con uno de los peores momentos en la relación entre sus hijos, Guillermo y Enrique
En 1981 el mundo la conoció como la tímida joven que anunciaba su compromiso con el heredero a la corona británica, el príncipe Carlos, con quien se casó en julio de ese mismo. Juntos tuvieron dos hijos, Guillermo y Enrique, y en 1992 decidían separarse tras un matrimonio repleto de infidelidades.
Diana supo ganarse el cariño y la admiración de sus súbditos y abanderó la campaña internacional para la prohibición de las mina antipersona. Una imagen que se han mantenido a lo largo de las décadas y más allá de su fallecimiento en un accidente de tráfico en París en agosto de 1997. Una tragedia que conmocionó al mundo y que la convirtió en mito.
Coincidiendo con su onomástica, se inauguró una estatua en su honor en el Sunken Garden del palacio de Kensington. Un emotivo acto en el que participaron sus dos hijos, los duques de Cambridge y de Sussex, en el que fue su primer encuentro público desde el funeral de su abuelo, el duque de Edimburgo.
Un encuentro en el peor momento de las relaciones entre los dos hermanos, después de la polémica entrevista ofrecida por el hijo pequeño de Lady Di y su esposa, Meghan Markle, a la periodista Oprah Winfrey. Unas explosivas declaraciones, entre las que había acusaciones veladas de racismo, que se produjeron tras consumarse el divorcio entre el príncipe Enrique y la monarquía, después de abandonar todas sus obligaciones reales y mudarse definitivamente a Estados Unidos.
Guillermo y Enrique se dieron una tregua en medio de su tormentosa relación para desvelar juntos en los jardines de Kensington, en Londres, una estatua en honor a su madre, Diana de Gales.
La esperada escultura, encargada y financiada por los príncipes, presidirá a partir de ahora el Jardín Hundido —Sunken Garden, en inglés—, uno de los rincones favoritos de la malograda Lady Di cuando vivía en el palacio de Kensington, en los confines de Hyde Park.
La estatua de bronce, que representa 1,25 veces el tamaño natural, muestra a Diana rodeada de tres niños para simbolizar la «universalidad y el impacto generacional del trabajo de la princesa», indicó el palacio de Kensington en un comunicado.
El estilo de vestir de Lady Di en la escultura se basa en el que lució en sus últimos años de vida, cuando «ganó confianza en su papel de embajadora de causas humanitarias».
Además de Guillermo y Enrique, la ceremonia para descubrir el memorial reunió en suelo real a miembros de la familia cercana de Diana, como algunos de sus hermanos, que encabezaron una lista de invitados reducida a causa de las exigencias de la covid-19.
Brillaron por su ausencia la reina Isabel II, las duquesas de Cambridge y de Sussex y el príncipe Carlos, heredero al trono, que rechazó asistir al evento para «no reabrir viejas heridas», según señaló en el diario ‘The Times’ un amigo suyo.
Para el duque de Cambridge y el duque de Sussex, la estatua es un «símbolo de la vida y el legado» de su madre, cuyo «amor, fortaleza y carácter» la convirtieron en «una fuerza para el bien en todo el mundo», aseguraron en un comunicado.
«Todos los días deseamos que ella todavía estuviera con nosotros», expresaron los príncipes, que agradecieron el apoyo de todas las personas alrededor del mundo que mantienen viva la memoria de Diana.
Dejando a un lado sus diferencias, Guillermo y Enrique se concedieron para la ocasión un alto el fuego para reunirse en un íntimo momento familiar de recuerdo a su madre, fallecida el 31 de agosto de 1997 en un accidente de tráfico en París cuando huía de los paparazzi.
La relación entre los hermanos, que se vieron por última vez en abril para el funeral del duque de Edimburgo, atraviesa horas bajas, lastrada por los coletazos de la polémica entrevista en marzo con Oprah Winfrey, en la que Meghan Markle acusó a la corona británica de racismo y de perpetuar mentiras sobre Enrique y ella.
El memorial de Diana, cercano a un adoquín grabado con un extracto del poema ‘The Measure of a Man’ (‘La medida de un hombre’), es obra del autor de la efigie de Isabel II que aparece en las monedas británicas, el escultor Ian Rank-Broadley, que asistió a la ceremonia junto a Pip Morrison, encargado del diseño floral del parterre.
Más de 4.000 flores para Diana
El nuevo paisaje del camaleónico Jardín Hundido, convertido para la ocasión en un mosaico con más de 4.000 flores, es el resultado de más de mil horas de trabajo de un equipo de cinco jardineros comandados por Graham Dillamore, subdirector de Jardines y Fincas de Historic Royal Palaces.
«Mientras residía en el palacio de Kensington, Diana, princesa de Gales, admiraba regularmente las cambiantes exhibiciones florales en el Jardín Hundido y siempre se detenía a hablar conmigo y con los otros jardineros que lo cuidaban», rememoró Dillamore .