Cortos internacionales bajo la luz de la luna
Todas las máquinas de la colección han sido restauradas por Trébol y pueden proyectar películas originales.
Balbino Ferrero descubrió la colección de reliquias que Trébol atesoraba en su almacén, allá por el año 2014. Cuando vio las joyas que ahí había decidió que había que dedicarles un espacio mayor. «Esto hay que sacarlo de aquí», y los proyectores pasaron a exponerse en una sala. Ese mismo año nació, bajo la dirección de Balbino, el Festival Luna de Cortos, un pequeño proyecto que ha conseguido un éxito abrumador y este año, en su octava edición, ha recibido más de 450 obras participantes. Trébol colabora cada año con el festival abriendo las puertas de su relicario cinematográfico.
Este festival es famoso por sus proyecciones al aire libre, que en sus primeros años se realizaban en la plaza de Elena Santiago de Veguellina, en la que se encuentra la casa de la escritora. Actualmente tiene su sede en la localidad cercana de Riego de la Vega. Parte de la magia de estas proyecciones, así como del certamen, reside en que «algunas personas reconocieron llevar más de 40 años sin asistir a una sesión de cine», según palabras del director.
El espacio cultural que propone Luna de Cortos apareció en un pueblo sumido en la dinámica que mueve a toda la provincia, después de que el principal motor de Veguellina, la azucarera, cerrase sus puertas en 1998.
Este año, Luna de Cortos realizó 72 proyecciones en total, con 64 obras escogidas por el jurado de entre todas las participantes. Bajo el madrinazgo de la actriz Eulàlia Ramón se entregó el Premio del Cine Español a Silvia Aguilar y se proyectaron, con el cielo de la Vega como techo, 3 cortometrajes de la cineasta asturiana Elisa Cepedal. Además, como cada año, se cuenta con la participación de una ciudad invitada, que en esta ocasión se ha tratado de Berlín, con una selección de tres películas nacionales.