De La Pepa a la Carta Magna de 1978
El coleccionista de constituciones
No hay muchos coleccionistas del Constitucionalismo español; el leonés Víctor Miguélez es uno de ellos y ahora expone su legado en Botines
Su primera adquisición fue el proyecto de la Constitución de 1812 que se entregó a los diputados para que lo revisaran y propusieran modificaciones al texto de ‘La Pepa’. El leonés Víctor Miguélez, que es propietario de la exposición sobre las Constituciones españolas que se puede ver en Casa Botines de forma gratuita hasta el 17 de enero, localizó el ejemplar en una librería anticuaria de Montevideo (Uruguay), gracias a Internet. «En aquella época esos territorios formaban parte de la corona española y he conseguido encontrar varios objetos singulares relacionados con la Constitución de 1812 en países cómo Argentina, Chile incluso en anticuarios de EEUU», explica mientras recorre la muestra en el edificio de Gaudí, en León.
Para un coleccionista, y Víctor Miguélez es de los más destacados en el constitucionalismo español, cada adquisición es una conquista. Un tesoro a conservar. «Consulté a la Biblioteca del Congreso de los Diputados y me comentaron que no tenían ningún ejemplar y que era muy interesante. Fue un descubrimiento y me di cuenta que si se buscaba con empeño se podrían encontrar piezas extraordinarias en anticuarios, subastas y librerías de viejo».
Así empezó a conformar su colección. Desde Cádiz, en 1812, hasta la actual de 1978, siempre intentando superarse. Lo más difícil y lo que le llevó años de búsqueda, fue la llamada ‘Polvera’ de la Constitución de 1812. En España hay catalogadas otras tres como la que tiene y expone en Botines. Están en el Archivo Histórico Nacional, en el Museo de las Cortes de Cádiz y en el Congreso de los Diputados. «Es un objeto tremendamente singular, una curiosidad que simboliza toda nuestra historia constitucional; la encontré en un anticuario de Nueva York», dice Miguélez descubriendo la intrahistoria de la colección, tan interesante o más que la propia exposición seleccionada de objetos.
Curiosamente, en España no hay muchos coleccionistas de Constituciones. «No hay demasiados, alguno en Madrid… pero lo que más llama la atención es que las administraciones no se hayan preocupado de buscar estos objetos que hacen un recorrido por nuestra historia constitucional. Una vez que tienes algunos objetos singulares y consultas a instituciones, o incluso a museos, se muestran muy interesados pero te das cuenta que ellos no realizan esa búsqueda», explica.
La pregunta que surge a continuación es por qué hay tan poco interés por las constituciones en España. «Supongo que por la falta de interés político en potenciar la importancia y el significado de lo que supone haber logrado construir entre todos una norma de convivencia que garantice libertades y derechos fundamentales, individuales y colectivos», es su respuesta. Esa falta de interés en transmitir su importancia genera, en su opinión, desconocimiento y desinterés por la historia constitucional.
Las Constituciones de 1812 y la de 1978 fueron, y son las que más ilusión generaron en el momento de su aprobación. «La Constitución de 1812 se vio como una posibilidad de conseguir derechos individuales así como garantías y protección frente a los desmanes de los poderosos. La de 1978 fue elaborada en un periodo excepcional de la historia parlamentaria española en la que todos los partidos e ideologías cedieron para elaborar una norma que les uniese a todos; es la que nos ha proporcionado un marco estable de libertad, convivencia, desarrollo y seguridad para los españoles».
Coleccionar no sólo es acumular pequeñas conquistas. En el caso de Víctor Miguélez se trata de construir un relato comprensible y organizado que muestre la evolución constitucional en España, «y que permita poner en valor toda nuestra rica historia para que se entienda y se aprecie el esfuerzo realizado durante los últimos 200 años», dice.
La muestra de este leonés ha recorrido, sobre todo, Castilla y León. Burgos, Valladolid, Segovia, Salamanca, Ávila, León, La Bañeza, Sahagún; también Pozuelo de Alarcón y alguna otra ciudad. «Siempre suelo añadir alguna pieza distinta en cada exposición para hacerlas algo diferentes». En su caso, es también una exposición abierta, en busca de nuevas piezas. «Uno no sabe lo que se puede encontrar. Últimamente estoy recopilando algún objeto relacionado con el logro del sufragio universal y voto de la mujer, he encontrado algunos curiosos…», confiesa Miguélez.
( Reportaje completo, mañana en Revista )