Cristales y mundos sutiles en la montaña leonesa

“Hay otra mirada disponible sobre la vida que está esperando simplemente a que le demos permiso”. Así describe Silvia Edo parte de su transformación personal. Esa que le llevó a vivir lejos de la melancolía que le había acompañado durante la mayor parte de su existencia. Ahora, después de haber experimentado esa vivencia, acompaña a otras personas en sus procesos de crecimiento personal para vivir en una versión más elevada de sí mismas. Otra forma de ver la vida.

El suyo puede parecer un trabajo poco común. Y lo es. Sin embargo, el auge de las nuevas terapias de sanación que trabajan con mundos sutiles está en auge. Lo confirman numerosos estudios que apuntan a que cada vez son más las personas que buscan remedios alternativos a la medicina tradicional como una forma distinta de poner fin a sus males, que muchas veces obedecen a temas emocionales más que a físicos. Para acceder a esos rincones del ser humano, las terapias energéticas -que no se quedan en lo físico, sino que abordan también lo mental y lo emocional- se han convertido en todo un movimiento que no para de sumar adeptos. Personas a las que no les ha funcionado lo de siempre y que buscan un poco más allá para tratar de encontrar una solución a sus problemas son las que se acercan a estos mundos para muchos aún desconocidos.

Desconocidos y también rechazados porque las terapias alternativas también tienen sus detractores. “Tenemos un instinto de rechazar aquello que no conocemos, que no está en nuestro sistema de creencias, por muy novedoso y efectivo que sea. Solemos rechazar lo que no conocemos porque lo conocido nos da seguridad, nos da control”. Según explica Edo, tenemos grabadas a fuego frases como 'más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer' que nos cierran las puertas a nuevas oportunidades. “El ego busca siempre lo seguro y lo seguro es lo conocido, así que si no es conocido tendemos a pensar que no es seguro y vamos a tender a rechazarlo”.

Como otro de los motivos de la incredulidad que despiertan estas prácticas, “todo el enfoque del ser humano está en el mundo material y nos pasamos la vida persiguiendo objetivos materiales, laborales e incluso familiares... pero cuando los conseguimos no nos sentimos plenos y eso habla de una desconexión que nos sigue llevando a buscar en el lugar equivocado. No tenemos la claridad de lo que nos hace felices y de nuevo pensamos que lo vamos a encontrar en los lugares conocidos, pero no es así”, aclara.

La búsqueda personal

El camino personal de Silvia Edo es un caso de lo más común, pero vivido desde la consciencia, que es la diferencia que lo cambia todo. Esta periodista valenciana que vive desde hace tres años en la montaña de León, cerca de Boñar, decidió comenzar su búsqueda personal enfocada en el plano profesional cuando se dio cuenta de que su vida no tenia el sentido que ella esperaba. “Aquella experiencia me llevó a mí”, explica. Dejó el periodismo para sacarse una plaza de policía municipal en Valencia, donde pasó 15 años y donde comenzaron sus problemas de salud. El estrés le generó una enorme somatización que le llevó a sufrir síntomas digestivos que le apartaron del trabajo durante un año. “Me sentía atrapada, aquello era demasiada estructura para mí, pero los médicos me decían que no tenía nada y así pasé años”, señala.

Al regresar de la baja laboral y tras una temporada en un trabajo más liviano para ella dentro de la institución municipal valenciana, llegó el momento de volver a su puesto original, el de policía. "Cuando me llamaron para darme la noticia sentí que ya era el momento de tomar una excedencia y entregarme plenamente a mi misión y camino de alma, que ya había finalizado la etapa en la policía y sentí una paz enorme al tomar la decisión", argumenta.

Durante esa última etapa laboral, que fue “un bálsamo”, su búsqueda personal ya había comenzado. Una búsqueda que perseguía sanar, olvidar sus malestares y encontrar un lugar de calma. De calma vital. Una certeza la rondaba la cabeza de forma constante: “No es la vida que he venido a vivir”.

Con esa premisa y con la enseñanza siempre muy presente en su vida, se enfocó en una pequeña tienda on line en la que vendía piedras y cristales ya en su etapa como policía. Un cambio que su familia, tradicional, tuvo que asimilar ya que suponía abandonar la seguridad de un trabajo fijo a uno más incierto. "Mi decisión rompió muchos patrones familiares y acabó siendo un regalo porque nos unió mucho más a través de vínculos más fuertes como el respeto y el amor".

El mismo origen

Aquella sintomatología que le torturaba fue desapareciendo hasta recuperar la salud. Y como “todo proceso deja una sabiduría”, ahora ella acompaña procesos de sanación de otras personas. “Las experiencias son distintas, pero el origen y las emociones son los mismos. Cuando has pasado por eso sabes lo que es porque lo has vivido”, argumenta.

Sanación, acompañamiento y divulgación son los tres procesos en los que acompaña Silvia Edo trabajando con cristales de evolución que tienen como misión “devolver el poder de cada persona”. A través de ellos abre memorias y transmite sus enseñanzas. “Los cristales nos dan una visión más amorosa de las cosas”.

Su mensaje ha calado y traspasado fronteras. A Silvia Edo la requieren de distintos rincones del mundo para aplicar su sabiduría. Sus seguidores en las redes sociales rondan los 30.000 y la acompañan en su labor: bajar mundos sutiles a la Tierra.

Seres ilimitados

Su mensaje es difundir que “todos somos seres ilimitados en todos los sentidos. En todos hay un potencial enorme para vivir en paz, en salud, en armonía... y hay personas que deciden activarlo”.

Sesiones de sanación kármica, del 'divino femenino', limpiezas energéticas de espacios, emocionales o del aura, numerología dhármica siriana.... son las terapias con las que trabaja esta valenciana afincada en León, que también realiza una labor divulgativa a través de formaciones y cursos sobre cristales maestros de conciencia, cristales de Andara o activación de las capas del ADN. Labores que tienen como base una visión holística (global) del ser humano y de todo lo que nos compone no sólo a nivel físico, sino también emocional, mental y energético porque según asegura "todo en el Universo es vibración, todo es energía".