ILUMINADOS POR MARÍA
Pablo Rioja: "Sí, he visto milagros en Medjugorje"
Durante la guerra de los Balcanes el cielo de Medjugorje espantaba el fuego de artillería serbio. Parecía que algo protegía en una cúpula a los habitantes de este pequeño pueblo de Bosnia en el que la Virgen María se había aparecido diez años antes
Medjugorje es un pequeño pueblo entre montañas en un lugar en medio de ninguna parte de Bosnia. En principio, no tendría nada especialmente atrayente excepto porque allí, hace casi medio siglo —en 1981— la Virgen se apareció a seis niños a los que dio diez secretos. El periodista Pablo Rioja presenta Objetivo Medjugorje , un libro valiente y necesario en el que cuenta su propia experiencia. De una calidad difícil de encontrar, Un testigo directo en las apariciones de Bosnia-Herzegovina es el resultado de varios años de trabajo y experiencia emocional durante los cuales el autor vivió una transformación religiosa que cuenta en forma de road movie. Su peregrinaje comenzó en 2012, cuando una voz ‘interior’ le propuso un encuentro en el santuario al que cada año acuden millones de personas esperando iluminación. El autor brinda al lector la que él mismo experimentó en una obra que será en breve una referencia.
—Cuenta en el libro, publicado por Custodian Books, que la Virgen le mandó un mensaje en Covadonga ofreciéndole una visita a Bosnia. ¿Puede hablarnos de lo que hay allí?
—Medjugorje es un pueblo de Bosnia-Herzegovina donde María se apareció a seis niños en 1981. Piense que, por entonces, Yugoslavia estaba en pleno comunismo, con la guerra a la vuelta de la esquina y en un una situación de pobreza muy extrema. Dos de ellos vieron una figura que identificaron como la Virgen María y se asustaron muchísimo. Imagínese, salieron corriendo, pero al día siguiente regresaron con otros cuatro amigos y volvieron a verla.
—Son los que hoy se conocen como los videntes de Medjugorje ¿verdad?
—Exacto y a tres de ellos se les sigue apareciendo a día de hoy, todos los días y durante los trances les da mensajes. Hay, además, diez secretos que se van a cumplir antes de que los niños mueran.
—Bueno, niños que ya no son tan niños...
—Efectivamente. Ahora tienen entre 50 y 60 años, con lo que no quedará mucho para que transmitan los misterios. Aseguran que un sacerdote que una de las videntes ha elegido los anunciará con una semana de antelación antes de que sucedan.
—¿Se sabe a qué se refieren? Más que nada porque en la mayoría de los anuncios marianos los misterios son demasiado inconcretos.
—Algunos atañen a Medjugorje y otros al resto del mundo, pero la diferencia entre Lourdes, Fátima y Medjugorje es que en este caso, la Virgen ha asegurado que cuando todo suceda dejará un signo permanente en la colina de las apariciones para que todos sepan que se trata de algo sobrenatural.
—Medjugorje se ha convertido en una especie de parque temático de la religión.
—Es cierto que, como ocurre en otros lugares, Medjugorje es ahora un centro mundial de peregrinación. Va gente de todo el mundo y, claro, pues el negocio alrededor de la religión se ha multiplicado. Pero lo que hay que dejar claro es que aquello no es un parque de atracciones de lo sobrenatural. Tú no vas por allí y se te aparece la Virgen. Es algo mucho más profundo e insondable.
—¿Qué se esperaba usted?
—Verá. Por entonces, yo estaba muy metido con el tema de los Novísimos.
El libro Objetivo Medjugorje se presenta el próximo 30 de octubre (19.30 horas) en el Instituto Leonés de Cultura y ya está a la venta en Amazon, El Corte Inglés, Casa del libro, Custodian books y librerías
—¿Qué son los Novísimos?
— En los Libros Santos se llaman Novísimos a las cosas que sucederán al hombre al final de su vida, la muerte, el juicio, el destino eterno: el cielo, el purgatorio o el infierno.
—Ya veo. Podría decirse que se trata de cómo se gestiona la trascendencia.
—Más o menos. El caso es que comencé entonces a interesarme por las posesiones demoníacas o las supuestas posesiones demoniacas y entonces me hablaron de que allí se daba ese fenómeno. Así que, con el fin de comprenderlo mejor, me apunté a uno de los viajes para ir hasta allí.
—¿Cómo es posible que haya posesiones demoniacas en un lugar en el que se aparece la Virgen?
—Dicen que los demonios están en contra completamente de que un ser humano tenga el poder que tiene la Virgen.
—¿Usted lo pudo comprobar?
—Efectivamente, sí. Vi supuestos casos de posesiones demoniacas. Los estuve viendo como le veo a usted aquí al lado.
—¿Qué es exactamente lo que vio en este lugar?
—En Medjugorje, pegado a la parroquia, se ha construido un templo y detrás hay una gran explanada, un templete al aire libre con un altar que es donde todos los días se reza el rosario, se celebran eucaristías y donde se desarrollan las adoraciones al Santísimo, entre otras muchas cosas. Se trata de un gran espacio que se queda pequeño porque cada día puede haber alrededor de 50.000 personas. Pues bien, aquel día habíamos empezado a rezar el rosario y, de repente, se hace el silencio. Imagínese lo que supone que haya tantos miles de personas juntas rezando y no se oiga nada. En medio de aquel silencio comenzaron a escucharse unos gritos que no eran humanos, se lo aseguro. Me acerqué y había tres personas poseídas.
"Medjugorje es medicina para el alma"
"No, ni es un parque de atracciones de lo sobrenatural, ni el remedio a todos los males que asolan al mundo. Para mí, ante todo, Medjugorje es uno de tantos flotadores que Dios está lanzando hoy a una humanidad cada vez más hundida en sus propios sufrimientos, que ha perdido sus raíces y que no encuentra consuelo por más que trate de enmascararlo en un halo de felicidad terrenal muy pasajero. Yo fui allí buscando casos de presunta posesión demoniaca y me di de bruces con mis propios demonios. No sé si se aparece la Virgen, pero aquello es uno de los mejores regalos que te pueden hacer hoy. Es medicina para el alma, un zarandeo individual necesario donde lo de menos es quién eres, sino lo que deseas de verdad empezar a ser. He visto cosas realmente inexplicables, difíciles de creer incluso habiéndolas contemplado en primera persona, aunque para mí, el verdadero milagro de aquel pueblo bosnio son sus frutos tangibles. Riadas de personas de todas las edades —muchísimos jóvenes— haciendo cola para confesarse ante un ejército de sacerdotes que están dando la vida las 24 horas, conversiones, vocaciones al sacerdocio o a la vida monacal, cambios radicales de vida, el respeto hacia la Eucaristía, las adoraciones al Santísimo, a la Cruz... Creo que a cada persona que viaja allí le aguardan gracias diferentes. Algunas son comunes y sí, también las hay de carácter sobrenatural". PABLO RIOJA, AUTOR DE OBJETIVO MEDJUGORJE
—¿Por qué sabe que estaban poseídas?
—La primera chica que vi tendría 12 o 13 años. Tenía los ojos completamente en blanco y, sentada sobre sus rodillas, se balanceaba en una especie de trance. A su lado había un chico que se retorcía y de su boca salía una voz como de una bestia, aunque ni siquiera puede decirse que fuera un ruido animal. Había tres personas que intentaban agarrarle y no podían con él. Junto a él, otra mujer muy joven contestaba a sus gritos, como en un diálogo terrorífico. Esta mujer se retorcía en el suelo exactamente igual que una serpiente. Fue dantesco, mucho peor de todo lo que pueda imaginarse.
—Podría ser una actuación.
—Superaba cualquier ficción, se lo aseguro. Si fue una interpretación eran realmente buenos.
—¿Volvió a ver algo así en sus viajes posteriores?
—Sí, pero nunca más lo presencié así, no al menos con tanta violencia. Pero, verá, el milagro real de Medjugorje es el silencio absoluto que se produce cuando tienen lugar las apariciones, la adoración al Santísimo y la adoración a la Cruz. El respeto a lo sagrado es realmente impactante. Eso es lo que a mí terminó por cambiarme la concepción de muchas cosas.
—¿La Iglesia lo reconoce?
—Hay una comisión abierta. El papa Francisco vio que la dimensión que comenzaba a tener aquello era demasiado gigantesca como para no comenzar a estudiarlo más a fondo. Así que envió un visitador que está allí permanentemente. La Iglesia siempre tiene mucha prudencia con todos los fenómenos que puedan ser considerados sobrenaturales, como las posesiones demoniacas o las apariciones marianas, por ejemplo. Los propios exorcistas se hacen acompañar de psiquiatra y psicólogos. El problema es que hoy en día, la gente acude mucho a la magia negra, a la brujería, al reiki, y todo ello abre puertas al demonio. En ocasiones, los propios poseídos no son conscientes de que lo son.
—En el libro habla de una mujer que conoció en Medjugorje y tuvo ese tipo de experiencias después de varias sesiones de reiki. ¿Cómo describe su propia experiencia en Medjugorje?
—Yo no soy quién para juzgar nada, fui en busca de endemoniados, así que cada uno puede ir por el motivo que sea, pero allí se encontrará con algo impresionante. Un amor profundo de Dios que yo no conocía. A mí ir a Medjugorje me cambió. Me rompió todos mis esquemas, pero prefiero que la gente lo lea y saque sus conclusiones. Dicen que una de las cosas que se sienten en presencia de la Virgen es un olor a rosas sin que haya flores y eso es algo que yo sentí. Fue como un abrazo pero, sobre todo, lo que me impactó, fue ver el respeto absoluto de toda la gente allí hacia la Eucaristía, hacia el rosario, la piedad que se experimenta. En un mundo tan descreído como este, de repente llegas allí y ves a miles de personas confesándose, misas con 50.000 personas... Se respira una paz que no es de este mundo. Yo he estado en jornadas mundiales de la Juventud y nunca he experimentado nada igual.
«En un momento tan descreído, de repente llegas allí y ves a miles de personas confesándose, misas con 50.000 personas... nunca vi un respeto tan absoluto hacia lo sagrado»
Usted ha estado allí en tres ocasiones, tres viajes de los que habla en el libro. Cada uno de ellos, diferente.
—Sí, pero con una cosa en común: una paz inmensa que no es terrenal. Yo no sé si es la Virgen, pero la gente que va se convierte y todos se van de allí cambiados.
—¿Y cuándo dura el efecto?
—Hombre, pues cuando regresas a tu vida diaria y te enfrentas a los problemas y a la rutina todo cambia, pero lo que puedo decirle es que te ayuda en cosas no tan simples. Por ejemplo, eres capaz de perdonar a gente que no perdonabas, de entender mejor el sufrimiento que tienes a diario y de comprender mucho mejor al prójimo.
—¿Conoció a mucha gente en el pueblo bosnio?
—Sí. En el libro hay testimonios de personas que tuve la suerte de conocer allí y que cuentan cosas extraordinarias. Conocí a un matrimonio cuyo hijo había fallecido en un accidente de tráfico. No aceptaban la muerte porque fue, además, algo muy dramático. Eran muertos en vida, pero viajar a Medjugorje les ayudó a aceptarlo. Contaban que, después de aquello, en su casa, tuvieron la visión de su hijo y pudieron hablar con él. Les dijo que no sufrieran más, que estaba en un lugar de muchísima paz.
—En el libro dice que Medjugorje tiene un regalo para cada uno, que nadie recibe lo mismo.
—Sí. La Iglesia no te obliga a creer, pero cuando vas allí vuelves con la experiencia de la esperanza. Lo que la Virgen transmite es que esto no acaba aquí, que hay que volver a Dios porque hemos perdido el rumbo. Conocí a un matrimonio de Barcelona extremadamente rico que no le encontraba sentido a su vida. Tras regresar, pusieron en marcha un albergue en Barcelona para personas pobres que no ha dejado de crecer. Además, hacen patrullas nocturnas con montón de vecinos para dar de comer a la gente y anunciarles el Evangelio.
«Hay una comisión abierta. El papa Francisco vio que la dimensión que comenzaba a tener aquello era demasiado gigantesca como para no estudiarlo más a fondo»
—Hay muchas historias de conversión.
—Hubo un periodista que viajó para desacreditarlo y que después se hizo sacerdote. La intención de este libro es que a cuantos lo lean les entren ganas de ir. Y que conste que yo no quiero convencerles ni de mi relato, ni de lo que yo viví, ni de nada. Les diría que vayan, aunque sea para que vean si es verdad o es mentira. Sólo con eso, vale, pero que lo hagan sin prejuicios. Yo me atrevo a jugarme los dos pies y las dos manos a que no les va a dejar defraudados. Todo el mundo viene impactado y es curioso. O sea, es como que la Virgen tiene algo para cada persona.
—Es curioso que la Virgen se aparezca en un sitio como Bosnia, de mayoría musulmana.
—Bueno, pero los seis niños son católicos y todos ellos, desde el principio, dijeron que quien se les había aparecido había sido la Virgen. Son 42 años de apariciones ininterrumpidas. Y los videntes siempre, a pesar de las presiones a las que les sometieron, han mantenido su palabra. Son personas muy humildes, casadas y con hijos que han hecho su vida normal, nunca han cambiado su versión.
—¿Qué dicen cuando salen del trance?
—Que les gustaría morirse e irse con ella, que lo que más sufrimiento les provoca es volver a su realidad. Muchas veces les preguntan si no les daría pena dejar de ver a sus hijos y seres queridos, pero contestan que sienten tanta felicidad... Tras el trance permanecen durante mucho rato orando por el sufrimiento que les genera regresar a la realidad terrenal.
—Juegan con ventaja.
—Bueno, puede ser, pero ellos sufren como todos, tienen enfermedades y problemas como cualquiera, pero no dudan de que hay vida después de la muerte porque lo ven. No obstante, tienen dudas, como cualquier, de si todo lo que viven merecerá la pena, de si se salvarán, etc. Es decir, no por haber experimentado algo digamos que sobrenatural, te cambia la vida y ya crees en todo.
—¿Usted les ha conocido?
—Es difícil acceder a ellos, pero sí he escuchado sus testimonios en primera persona y he estado en apariciones privadas que tienen.
—¿Y cómo es?
—Cuando empieza la aparición, les cambia el rostro, entran en un completo trance. Ves cómo conversan en bajo, mueven los labios. Yo he visto cómo les empujan y no responden a los estímulos. No puedo decir que se les aparezca la Virgen, pero sí que ahí hay algo que, para mí, es sobrenatural.
«Cuando empieza la aparición, a los videntes les cambia el rostro, entran en un completo trance y no responden a los estímulos»
—¿De qué forma calificaría su experiencia?
—Me cambió la concepción de Dios completamente porque yo he sido criado en una familia cristiana donde me han inculcado unos valores. Nunca me los han impuesto, pero sí que creces dentro del catolicismo. Ahora, hasta ir a Medjugorje no había experimentado nunca un Dios misericordioso que me quiere como soy, que me perdona. Sé que voy a tener sufrimientos, pero sé que está conmigo. Nunca había conocido esa cercanía con la Virgen. En sus mensajes insiste en que lo que le importa es que nos salvemos y que hay una vida después de esta. Me sabía la teoría, pero no lo creía.
—¿Vio usted milagros?
—Sí, o al menos, supuestos milagros. Si tú te crees lo que dice el Evangelio, te das cuenta que veinte siglos después siguen pasando las mismas cosas que ya sucedían con Jesucristo. Y yo creo que los sacerdotes tienen ese poder hoy.
—Aunque el verdadero milagro hoy en día es que la gente crea.
—Desde luego. Yo tengo amigos cuyos hijos les preguntan en Semana Santa quién es la persona que sangra en la Cruz. La gente no sabe quién es Cristo. Incluso se ha perdido desde el punto de vista cultural. Europa ha perdido sus raíces cristianas. Una de las cosas que más dolió al principio, cuando contaba la experiencia por primera vez de Medjugorje es que la gente me decía que eso no era real. Mire, para mí fue una revelación como la de la caverna de Platón. La gente no ve porque tiene miedo, no quieres que te saquen de lo establecido. Pero el rechazo... no entiendo el rechazo. ¡Coño! Vete a experimentar esto aunque sea una vivencia más en tu vida para decir yo estuve allí cuando estaba pasando, ¿no? Cuando el fenómeno de las apariciones termine no se darán los mismos signos que ahora. Es curioso lo fácil que creemos en todo a veces, menos en lo más evidente.