La vida minera resucita en plastilina

Las características tan particulares del trabajo minero y la singularidad que lo rodea, no siempre lo hace fácilmente entendible para quien no esté familiarizado con él. Por eso es necesario abordar su difusión desde un rigor técnico pero también con recursos expositivos que hagan fácilmente comprensible la labor del minero.

A ello se une la práctica desaparición de la minería en las últimas décadas, que ha hecho que una buena parte de la población, especialmente la más joven, no tenga ninguna referencia de ella. De la necesidad de difundir la labor minera de una forma sencilla y muy dirigida a niños y jóvenes, surge la exposición La mina en plastilina que estará visitable durante varios meses.

Ocho escenas, protagonizadas por unos peculiares mineros, que al igual que los verdaderos parecen duros pero que como ellos en realidad son blandos, en este caso de plastilina. Escenas que muestran algunas de las facetas de este trabajo, tanto en la minería antigua como en la moderna, y que nos acercan de una forma amable a un trabajo difícil.

Una divertida e interesante muestra, producida por el museo y diseñada y realizada por la Fundación Educa, responsable entre otras de la exposición Plastihistoria de Castilla y León.

En el interior de una oscura galería, apenas iluminada por un par de lámparas de aceite, un picador trabaja afanoso arrancando el carbón de la veta, con su boina como casco y su desgastada camisa como uniforme. Cerca, un entibador corta con precisión un tronco de madera con su afiliado hacho, mientras al fondo el caballista dirige a su mula arrastrando un vagón repleto de carbón. Y si se observa bien se puede ver a un jilguero en su jaula de madera atento a los posibles gases de la mina para avisar cuanto antes a sus compañeros de tajo. Esta escena se titula Trabajo en equipo y es una de las ocho que integran la exposición temporal. Son escenas peculiares porque sus protagonistas, duros mineros, están hechos en realidad de la blanda plastilina.

HOMBRE Y MAQUINA

El carbón cambió el mundo. La Revolución Industrial salpicó pueblos y ciudades de máquinas movidas por su energía. Grandes máquinas que transformaron el trabajo y la industria, veloces trenes de vapor que acortaron las distancias facilitando el desplazamiento de miles de personas, hornos altos que produjeron gracias al carbón tanto hierro como nunca antes se había visto. 

Y esas máquinas fueron decisivas en el trabajo minero. Los castilletes gracias a la máquina de vapor que movía sus poleas bajaban y subían mineros, carbón y madera mucho más rápido, aumentando la producción. Y las locomotoras se impusieron a los carros tirados por animales en el transporte del carbón, llevándolo de las minas a sus lugares de consumo de forma mucho más rápida y barata.

LUCHA CON LA TIERRA

El trabajo minero se desarrolla en un ambiente antinatural, a cientos de metros bajo el suelo, soportando la presión de toneladas de tierra, sin luz natural y con unas condiciones muy duras de calor y humedad. El hombre quiere arrancar lo que naturaleza ha tardado cientos de millones de años en crear y la tierra se resiste a ello. Los mineros trabajan a veces en lugares muy estrechos, en pequeñas galerías, lo que les obliga a estar durante horas con posturas muy incomodas. No siempre son horizontales como la de la escena, en ocasiones tienen una fuerte inclinación o son incluso verticales, lo que dificulta aún más la tarea. Es una lucha desigual con la poderosa tierra.

IINNOVACION

Con el paso de los años la minería se ha ido modernizando y al trabajo diario en las explotaciones se han incorporado nuevas técnicas, herramientas y maquinaria que han hecho la labor del minero más llevadera. Los viejos troncos de madera que sujetaban las galerías han sido sustituidos por cuadros metálicos y soportes hidráulicos, mucho más resistentes y fáciles de colocar. Los pesados martillos de picar ya no se usan, ahora unas potentes maquinas llamadas rozadoras arrancan grandes cantidades de carbón en poco tiempo. Y las mulas pastan libremente en el exterior de la mina, mientras modernas locomotoras arrastran decenas de vagones llenos de carbón sin fatigarse.

IMPARABLES

Nada detiene al minero. La mina se convierte en un laberinto de galerías que en ocasiones ven frenado su avance al chocar contra la dura roca que les impide el paso. Es entonces cuando entran en acción los barrenistas y artilleros, especialistas en las perforaciones y voladuras que permiten el avance de la galería. El martillo neumático de barrenar permite hacer los agujeros (barrenos) para colocar la pega (surtir de dinamita los barrenos). ¡Todos fuera ¡El minero con pulso firme presiona el explosor y la dinamita, colocada con precisión , revienta la roca con un ruido atronador llenando la galería de polvo y humo.

COMPAÑERISMO

El trabajo del minero es uno de los más peligrosos que existen. Las fuertes presiones de la montaña, los gases que hacen irrespirable la atmósfera minera, el uso de explosivos en lugares cerrados, la existencia de aguas subterráneas, los espacios reducidos donde es difícil maniobrar con maquinaria, la poca luz o el estrés generado por condiciones tan extremas, hacen de la mina un lugar propicio para los accidentes y las enfermedades. Por suerte, las brigadas de salvamento, formadas por mineros expertos, dotados con equipos especiales y sistemas de respiración autónoma, están siempre preparadas para actuar en caso de accidente y rescatar a los compañeros, aun a riesgo de su propia vida. 

A CIELO ABIERTO

La minería ha evolucionado en busca de nuevos métodos de explotación más rentables y seguros y desde hace unos años las minas de interior han dado paso a las explotaciones de exterior, la denominada minería a cielo abierto. El minero ya no se adentra en la tierra en busca de carbón, ahora con el uso de explosivos y enormes y potentes máquinas, es capaz de llegar desde la superficie, retirando miles de toneladas de escombros, hasta las vetas del mineral. El terreno va desapareciendo a medida que se desmonta y el impacto ambiental durante la fase de explotación es alto, por lo que una vez finalizada la actividad es necesario llevar a cabo una labor de restauración de las zonas explotados para integrarlas de nuevo en el paisaje.

FUENTE DE ENERGIA

Durante más de siglo y medio el carbón ha servido para crear riqueza y hacer la vida de las personas más fácil. Las calefacciones de las viviendas usaban carbón, al igual que las famosas cocinas económicas para preparar la comida. Los trenes funcionaban con el vapor producido en su caldera gracias a la combustión del carbón, como otras muchas máquinas de las industrias. Hoy en día la mayoría de estos usos ha desaparecido, pero el carbón sigue teniendo un papel muy importante. Cuando encendemos la luz, arrancamos nuestro coche eléctrico o recargamos él inseparable móvil, estamos usando en parte la electricidad que se genera en alguna de las modernas centrales térmicas que aún funcionan quemando carbón. Desde sus salas de control muy pocas personas regulan todo el flujo eléctrico.

VESTUARIO

Antes de bajar al pozo los mineros pasan por el vestuario. Allí dejan su ropa de calle y se ponen su ropa de trabajo: ropa interior, calcetines, camiseta, el buzo o mono, guantes, botas de goma, coderas, rodilleras… Cada minero tiene una «percha» especial, un recipiente metálico con varios ganchos donde depositan y cuelgan sus prendas. Esta percha va unida a una cadena que cuelga del techo con una polea y así los mineros suben a lo alto sus prendas. Este original sistema aprovecha muy bien el espacio de los vestuarios y facilita que la ropa mojada una vez finalizada la jornada de trabajo se seque al aire para estar disponible en el siguiente turno.

SANTA BARBARA

Cada año, el día 4 de diciembre las cuencas mineras paran su actividad y se llenan de fiesta por la celebración de su patrona, Santa Bárbara. Muy de mañana el ruido de los cohetes y el estruendo de la dinamita recuerda a todos que es hora de honrar a la santa que protege desde hace siglos el arriesgado trabajo de los mineros. Una misa sirve para dar gracias por ello y la imagen de la patrona sale en procesión a hombros de los orgullosos mineros recorriendo las calles de la localidad luciendo sus atributos: manto rojo, corona, palma, lámpara de mina… El fin de los actos religiosos da paso a la fiesta que suele continuar con una comida de hermandad y música hasta bien entrada la noche.

CONFLICTOS

El sector minero siempre ha sido el abanderado en la reivindicación de los derechos laborales y sociales. Sus conquistas en estos campos se han extendido posteriormente al resto de actividades económicas, favoreciendo a toda la sociedad. En un oficio tan duro y tan peligroso como el del minero no ha sido fácil conseguir mejoras en las condiciones económicas y de seguridad. Solo ha sido posible mediante huelgas, encierros y manifestaciones, lo que ha dado a esta profesión la fama de luchadora. En los últimos años los mineros han intentado por todos los medios evitar el cierre paulatino de las minas, lo que les ha llevado a duros enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en sus acciones de protesta.

MUJER Y MINA

A lo largo de la historia minera la mujer ha tenido un protagonismo indudable, tanto dentro como fuera de la mina. En un trabajo vinculado tradicionalmente a los hombres, la mujer como madre, esposa o hija de minero, ha sido un apoyo fundamental en la vida diaria de las cuencas, organizando y administrando la economía familiar, asumiendo las tareas complementarias de trabajo en el campo y la huerta y sufriendo las pérdidas ocasionadas por los accidentes continuos en los pozos. Pero también ha trabajado en la mina, en sus servicios auxiliares (economatos, hospitales, escuelas, limpieza…), en los lavaderos y en las galerías de forma minoritaria pero de igual a igual con los hombres.