El ingeniero que coronó el Porma
El nombre del ingeniero Jacinto Hidalgo Velilla ha quedado opacado por Juan Benet. Sin embargo, a él se debe la finalización del embalse cuando el autor de Volverás a Región abandonó la obra
El equipo de redacción de este prestigioso periódico tuvo a bien publicar, con fecha del 14 de octubre en su versión digital y al día siguiente en versión papel, un artículo mío en torno al trigésimo aniversario del fallecimiento del ingeniero y escritor Juan Benet y también de los 55 años de la terminación de las obras de la presa del Porma, que hoy lleva su nombre y él mismo dirigió durante los primeros años de su construcción.
El aludido artículo salió a la luz con el título Medio siglo de la presa del olvido (no lo confunda el lector con la segoviana presa del Salto del Olvido en Valsaín. En la Revista también figuraba el acertadísimo epígrafe La presa de la discordia .
En esta ocasión, quisiéramos, desde este preciado atril que nos brinda el Diario de León, reivindicar la figura del ingeniero Jacinto Hidalgo Velilla, que también, en su último tramo, dirigió los trabajos en esta infraestructura en sustitución de Juan Benet y a quien no citamos en nuestro anterior artículo, no por omisión deliberada, sino más bien porque en aquella ocasión nos centramos en los dos aniversarios a que nos hemos referido anteriormente.
Así, pues, hoy focalizaremos la atención en Jacinto Hidalgo, poniendo en valor su gran labor en Porma y su valía como ingeniero, sin por ello denostar las inestimables aportaciones de Juan Benet en la realización del proyecto del Porma.
Empecemos haciendo referencia a un documento de nueve páginas de Mariano Palancar Penella, Jefe de Ingenieros de Administración del Estado y Jefe de Obras en la presa del Porma por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero.
En dichos apuntes podemos ver numerosos cálculos, croquis, mediciones y otras informaciones sobre el inicio de las obras en el verano de 1961, momento en que se hicieron los preparativos relativos al trazado de los accesos, la construcción de aposentos, talleres, zonas de almacenamiento, oficinas, etc.
También de ahí podemos extraer la información de que entre la primavera de 1962 y el verano de 1963 se llevó a cabo el montaje de las instalaciones previo al hormigonado. Hacia el final de esos apuntes figura el equipo técnico que dio inicio a las obras, lugar donde aparece el nombre de Juan Benet y su ayudante de Obras Públicas Antonio Sánchez.
De la lectura completa de esas anotaciones personales de Palancar, y ese es el dato que nos interesa que retenga el lector, se desprende que su relación con Benet no gozaba de buena salud. Incluso parece que el ingeniero jefe pudo intentar en algún momento la destitución del novelista, ya sea por desavenencias en los planteamientos del proyecto o por otras razones de índole más personal.
Sobre los motivos de su cese, Benet declaró lo siguiente: «En 1966, por motivos puramente profesionales, tuve que transmitir la dirección de todas las obras leonesas y asturianas de nuestra Compañía a otra persona».
A Benet le echaron
Sin embargo, todo apunta a que fue Mariano Palancar quien solicitó a la empresa contratista el cese de Benet como Jefe de Obra por parte de la contrata. Algunos testimonios han indicado que los verdaderos motivos no sólo fueron los profesionales sino también los «temperamentales».
El ingeniero Rafael López González, en los Anales de la Promoción de 1954, comenta el hecho significativo de que en Porma, Benet «Daba poca cuenta a nadie —incluido según parece, el director de las obras—.» Todo esto, unido a la personalidad abrumadora y la singularidad del carácter de este «escritor para escritores» —como se le ha llamado debido a la dificultad de su obra— posiblemente produjo cierta tirantez entre ambos ingenieros.
En cuanto a esta peculiaridad de su temperamento escribe José Antonio Vila Sánchez: «De la tendencia y el gusto de Benet por el desplante impertinente se encuentran numerosos testimonios y ejemplos. Su humor y su ironía fueron lúcidos en sus mejores páginas e intervenciones públicas […] Mucho de ese temperamento insumiso y un punto iconoclasta lo hay en la actitud despreciativa para con la obra de James Joyce o la de Pérez Galdós». (Retrato de una actitud intelectual ).
La deriva de este affaire desembocó en la sustitución del escritor en 1966, que fue reemplazado por el también Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Jacinto Hidalgo Velilla, quien ya en 1964 había sido llamado por Pablo García-Arenal Rubio, Director General de Cubiertas y MZOV Compañía General de Construcciones, SA para preparar la transición en Porma. Hidalgo asumió la dirección de las obras a principios de 1966 permaneciendo en el cargo hasta la terminación de las misma el 23 de junio de 1969. Precisamente en este lugar es donde nació su gran amistad con Mariano Palancar Penella.
Las obras de ingeniería predilectas de Hidalgo Velilla eran especialmente las hidráulicas y las carreteras. Podríamos destacar en su carrera profesional obras como la presa de La Bolera, en Jaén; el gran puente de los Santos, en Ribadeo (Asturias), con sus más de 600 m de longitud y uno de sus vanos con 150 m de luz; y, naturalmente, este mismo del río Porma. Jacinto Hidalgo Velilla fue uno de los fundadores de la Cámara de Contratistas de Castilla y León y también su primer presidente, permaneciendo al frente de dicha institución desde 1984 hasta 1992, fecha en que fue nombrado Presidente de Honor Vitalicio de dicha Cámara.
A la edad de 80 años fue objeto de un cariñoso y merecido homenaje por parte de sus seis hijos y de sus nietos. Falleció un año después y sus restos descansan en el cementerio de León en Puente Castro. Fue un hombre entregado en cuerpo y alma al trabajo y con un alto sentido de la responsabilidad. Supo luchar en todo momento por los derechos empresariales. Estuvo muy preocupado por temas como la formación laboral y la seguridad en el trabajo, tratando siempre de evitar accidentes entre los obreros.
Antonio Menéndez Ondina, Medalla al Mérito Profesional del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos 2023, contestando a la pregunta de qué ingenieros habían tenido un impacto significativo en su carrera y cuál fue su principal lección, contestó lo siguiente: «Jacinto Hidalgo Velilla, que con su forma de ser consolidó en mí las ideas de la importancia del trato a los trabajadores y el trato con otros compañeros de otros estamentos».
Un leonés fuerte y tenaz
Transcribimos a continuación otras declaraciones que nos hablan del perfil profesional y humano del ingeniero: «Jacinto Hidalgo era un leonés fuerte y tenaz, con un corazón de oro […]Le conocí hace 40 años y desde entonces habíamos sido buenos amigos. Jacinto fue un gran ingeniero, preocupado siempre por la calidad, pero además era un hombre bueno […] respetaba y quería al personal a sus órdenes y eso hacía que la Administración lo respetase». (Mariano Palancar, en La Voz del Colegiado). «Jacinto Hidalgo fue toda una institución en el ámbito de la contrata de la Obra Pública en Castilla y León, hombre muy querido entre el nutrido grupo de los empresarios asociados a la Cámara de Contratistas regional». (Nota de prensa de la Cámara de Contratistas de Castilla y León).
Añadamos a todo lo expuesto hasta aquí, y como colofón a estas líneas, que quizás no fue del todo acertada la decisión de la Administración de poner el nombre de Juan Benet a la presa del Porma, no porque el escritor no hiciera méritos para ello, que los hizo, sino porque por la misma razón se podría haber adoptado el nombre de Mariano Palancar o de Jacinto Hidalgo. De hecho, por esta cuestión, se levantaron muchas protestas por parte de la gente de la zona e incluso de vecinos de los pueblos que desaparecieron bajo las aguas del embalse.
A estos últimos, por supuesto, no les hizo ninguna gracia ese cambio de nombre. Lo que no podemos discutir es que, a día de hoy, una parte importante de la población que conoce esta presa se resiste, después de treinta años, a utilizar su nuevo apelativo y se aferra a la denominación tradicional.
Con estas líneas que ahora concluimos nos proponíamos poner en valor la labor profesional y el perfil humano de Jacinto Hidalgo Velilla. Esta ha sido nuestra modesta aportación para rendir a este ingeniero que trabajó en nuestra tierra un pequeño pero sentido, sincero y respetuoso homenaje.