Diario de León

UNA MIRADA DESDE LOS CINES VAN GOGH Y ODEÓN

La magia de las salas de cine

Aunque la pandemia causó estragos en los hábitos de los espectadores, las salas de cine siguen cautivando a los amantes del séptimo arte que continúan acudiendo para compartir sus momentos de ocio con los demás y disfrutar de la experiencia

Sonia González, amante del cine y espectadora de Barbie, posa en el cine Odeón en León. FERNANDO OTERO PERANDONES

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La emoción por las primeras imágenes del rodaje, el asombro ante el ‘teaser’, la curiosidad por los ‘outfits’ de las ‘premiers’, el olor a palomitas al llegar y los nervios antes de ir a ver un estreno son algunas de las sensaciones que puede que le suenen a muchos espectadores, ya que el visionado en salas continúa siendo la forma preferida para muchos fanáticos del cine para ver los largometrajes.

En la provincia de León, existen siete salas dedicadas a la proyección de largometrajes, dos de ellas se encuentran en la capital: los cines Van Gogh y los cines Odeón. Ambos son lugares icónicos en la ciudad, ya que por sus salas han pasado miles de leoneses para disfrutar de su película favorita, una tarde con amigos o quizás, su primera cita.

Aunque la asistencia a las salas ha crecido en los últimos dos años, paralelamente las plataformas de contenidos han aumentado sus usuarios y los efectos de la pandemia se han dejado notar en los hábitos de los espectadores.

Precisamente, el crecimiento del visionado no lineal de contenidos, que antes se realizaba colectivamente, ha conllevado una serie de implicaciones sociales. Tradicionalmente la introducción a la cultura cinematográfica solía darse como una experiencia familiar compartida alrededor del televisor común. En este sentido, el entretenimiento mediático hogareño se ha ido fragmentando cada vez más en una serie de experiencias individuales.

Actualmente, hay toda una generación de internet muy exigente que está creándose su propia cultura mediática y, por ello, gran parte del consumo mediático está pasando de ser un acto colectivo a un acto individual.

Los grandes teóricos del séptimo arte se refieren a ello como la ‘cultura de consumo a la carta’, un fenómeno que implica que los consumidores quieran controlar su tiempo de ocio y, por tanto, los productos de entretenimiento deben estar disponibles donde, cuando y en el formato que se desee.

En un mundo cada vez más individualizado, los actos sociales cobran especial importancia, especialmente tras el trauma social que supuso la pandemia. Por ello, para Juan Heras, propietario del cine Van Gogh, el visionado en cines es una «necesidad social».

«En esencia, el cine en salas nada tiene que ver con el cine en cualquier otra pantalla por nuestra parte social y nuestra parte de compartir. El hecho de salir de casa para ir a cualquier sitio sea una película u otra cosa te predispone a algo, te arreglas y compartes tiempo con otras personas», detalla Heras.

«Ir al cine significa que vas a compartir, aunque vayas solo estás compartiendo con los de tu alrededor. Todos generamos una energía. Tú estás viendo una película de miedo y generas una energía, ves una comedia y generas otro tipo de energía y en una de amor, otro tipo de energía. Por ello, es muy importante la sala de cine», añade.

Pablo Martínez ve una película en el cine Van Gogh en León.María fuentes

La importancia del público

Aunque las salas de cine gozan de buena salud en términos de asistencia, muchos cines continúan teniendo problemas para llenar. Algunos estudios sugieren que el ‘marketing’ tradicional no siempre logra conectar con el público, ya que no tiene en cuenta los hábitos del consumidor. Por ello, el cambio digital debe dirigirse a otorgar el poder a un público activo.

Los espectadores han pasado de ser una suma de consumidores anónimos de un producto final a ser parte activa del proceso de realización cinematográfico como potenciales colaboradores creativos o base informada a partir de la cual desarrollar una estrategia diferente de distribución para convertirlos en aliados en la comercialización.

En este sentido, la estrategia de promoción invita al espectador a involucrarse en la película. Una fórmula que llevó al éxito a la película dirigida por Greta Gerwig y protagonizada y producida por Margot Robbie, ‘Barbie’.

«Barbie fue un fenómeno mundial. En el cine, yo me acuerdo perfectamente ver llegar a una pareja con una bolsa de deporte que venían del gimnasio y verlos salir vestidos de rosa. Fue genial. Vas a participar de un acto, una liturgia y te pide el cuerpo vestirte para esa liturgia. Es igual que cuando vas a cenar. En el caso del cine de terror, los chicos y las chicas van a ver una película de terror y van en grupo. ¿Qué sentido tendría ir a ver una película de terror solo? Necesitas ir con alguien para agarrarte al brazo de alguien, gritar y transformar lo que ves en la pantalla en algo participativo. Ahí es donde está la gracia», recalca el propietario del cine Van Gogh.

En este contexto, las redes también han sido grandes aliados en la promoción de las películas, puesto que tienen un gran potencial para reunir en línea a personas afínes e implicar activamente al público, al igual que el «boca a boca».

Aunque este tipo de estrategias pueden ayudar a la promoción de los largometrajes, la gerente del cine Odeón en León, Margarita Puente, considera que «las salas ya son atractivas de por sí y la gente sigue viniendo porque el cine en salas nunca va a ser igual al salón de una casa por mucha pantalla de resolución que tengas».

«Al que le gusta el cine y le gusta distraerse, no dejará de venir a las salas. El boca a boca hace mucho y las redes sociales también. Yo creo que al que le gusta le da igual Netflix, Movistar + o Amazon Prime. Una película como ‘La Sociedad de la Nieve’ que se ha estrenado a las dos semanas en Netflix sigue llenando las salas. ‘Padre no hay más que uno’ se estrenó en Amazon Prime, se acabó el verano y seguíamos llenando gracias al cine familiar», afirma Puente.

Para muchos espectadores, las salas de cine constituyen la opción más óptima para poder disfrutar de los largometrajes, especialmente por su dimensión social.

«Si es una película comercial, irá abiertamente a más público, pero si es de autor, irá a menos. En cualquier caso, lo importante es la necesidad de compartir el momento. Si vas a ver ‘Barbie’, vas con una predisposición y si vas a ver ‘La sociedad de la nieve’, se va con otra. No obstante, en el fondo, siempre eres tú que vas buscando algo que necesitamos y es compartir el tiempo con los demás», matiza Juan Heras.

Otra de las grandes diferencias entre las salas y las plataformas radica también en el propósito de las películas. Plataformas como Netflix son conocidas por la producción en masa de contenidos, en contraposición al cine enfocado al estreno en salas que conlleva un proceso de creación más pausado.

«La plataforma busca rellenar huecos vacíos de las personas como cuando comes y haces otras cosas. Una película que se concibe para el cine en salas es una ventana que se abre, una historia que te cuenta y te dice: vente conmigo, vamos a vivir una experiencia y te voy a enseñar algo. Lo otro también te enseña algo, pero siempre desde la óptima de rellenar. Te sobra media hora y en lugar de no hacer nada o contemplarte a ti mismo que tu mente va a descansar, te rellenan el hueco. No es concebible que en tu cabeza haya espacios. Todos necesitamos respirar y no nos quieren dejar hacerlo», detalla el propietario del Van Gogh.

Heras va más allá y cree que hay una falta de educación visual en el país porque no se hace el esfuerzo para dar pautas sobre cómo ver imágenes.

«Has aprendido a escribir, has aprendido a leer, has aprendido matemáticas, pero nadie te ha enseñado a ver imágenes. No se enseña. Se puede manipular mucho a través del cine y cuesta muy poco enseñar», destaca.

gráfico

Gráfico con datos ofrecidos por el Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales sobre el cine en España.DL

Cine y mayores

Aunque la tendencia nacional en la asistencia a salas es ascendente, los datos en ciertas comunidades se resienten. Según el ‘Anuario de Estadísticas Culturales 2023’, publicado por el Instituto de la Cinematografía de las Artes Audiovisuales (ICAA), Castilla y León es la segunda comunidad con menor asistencia. Entre los asistentes al cine durante 2022, la franja de edad entre los 15 a los 34 años de edad fueron los que más acudieron a las salas, mientras que los mayores de 55 años los que menos.

En este sentido, los cines leoneses apuntan a la «falta de hábito» en la población ‘senior’ para acudir a las salas y el efecto de la pandemia. Margarita Puente afirma que «muchos antiguos clientes todavía están empezando a volver ahora».

Aunque la oferta cultural para mayores es reducida, desde el cine Van Gogh afirman que «intentan trabajar a la contra de estos datos». «Nosotros proyectamos ópera desde los mejores teatro del mundo, ballet, documentales de arte... Eso no va para todos los públicos porque estamos convencidos que la portadora del tema cultural es la mujer. La cultura es femenina. Nosotros sabemos que hay un tipo de obra, una necesidad y un público concreto», resalta orgulloso.

A este respecto, Heras detalla que su objetivo es que el cine proyectado trascienda el mero entretenimiento porque les mueve «la obligación de entretener, cultivar y enseñar». «El cine como relleno no lo queremos. Estamos en una comunidad muy envejecida y las ciudades están llenas de gente mayor. La gente mayor necesita salir a la calle porque la soledad en casa no es nada bueno. La baja asistencia al cine de los mayores de 55 años en España puede tener algo que ver que en muchas salas no existan contenidos que les interese», apunta el propietario.

Aunque desde el Gobierno de España, se han planteado medidas para incentivar la asistencia como la famosa propuesta de los 2 euros, esta medida ha resultado ineficaz principalmente por su fallida aplicación.

«Esta medida la sacaron en julio. En ese mes, la gente mayor no está en las salas, sino que quiere salir a pasear e irse a la casa del pueblo, al igual que en el mes de agosto y la primera quincena de septiembre. Entonces, de los 6 meses que ha durado la promoción, 3 ya se han tirado», explica el propietario.

«El mes de octubre y el mes de noviembre han sido fantásticos. La gente venía feliz con sus dos euros y llenaban toda la tarde con dos euros. Llega diciembre y se les retira. ¿Por qué no se empezó en septiembre y se dejó hasta abril para que la gente mayor pudiera ir? No se dio la posibilidad que la gente hubiera cogido más hábito. Han sido dos meses solo. A nosotros nos ha dado un poco de rabia porque se ha enseñado la zanahoria y se ha retirado», matiza

Para los cines Odeón de León, la medida tampoco ayudó realmente a atraer a los espectadores.

«Nosotros tuvimos la medida de los 2 euros y no nos ha supuesto tanto. Nos puede haber supuesto 20 o 30 personas a mayores de las habituales que habría un martes normal, pero no ha supuesto algo significativo», recalca Margarita Puente.

En su caso, su oferta se dirige a un público más familiar e infantil. «Las tasas de asistencia suben mucho cuando tenemos una película familiar. A las películas de niños vienen el papá, la mamá, el hermano, el hermanito o el primo. También tenemos muchos cumpleaños. En León, tampoco hay una oferta de ocio infantil muy variada», cuenta Puente.

Pablo Martínez posa en una sala cubierta de pósters de películas en el Cine Van Gogh en León.MARÍA FUENTES

Imaginando el futuro de las salas

Es difícil imaginar cuál será el futuro de las salas de cine que tantos momentos han regalado a los espectadores desde sus inicios en el siglo XIX.

En 2023, los cines continuaron mejorando sus datos de asistencia, pero todavía lejos del 2019. Desde el Odeón señalan unas pérdidas del 30% respecto a la época prepandemia, aunque han subido en comparación en 2023.

En cuanto a los próximos avances en estos espacios, Margarita Puente cree que las salas irán mejorando en cuanto a «novedades técnicas como las butacas ‘recliner’, proyectores láser, sonido Dolby Atmos y un aforo más reducido porque cuesta mucho llenar una sala». «Un cine más cómodo. Yo creo ahí es hacia donde se va a orientar», recalca la gerente del cine Odeon de León.

Por su parte, Juan Heras vaticina un crecimiento del séptimo arte porque el cine es «una necesidad social y participativa».

«La sociedad quedó muy marcada por la pandemia, pero se va tranquilizando. Yo me agarro a la esperanza que me agarré hace 15 años cuando los agoreros de ciudades y pueblos de este país decían que había llegado el fin del libro por la ‘tablet’», apunta.

Como destaca Heras, el ser humano «nace y muere con cuentos». «La música, el color y la cultura nos acompañan a lo largo del tiempo que estamos aquí. En la pandemia, los peores momentos los pasamos viendo películas, leyendo, escuchando música o hablándonos. El gran problema que tuvimos con la pandemia es que no podíamos tocarnos, comunicarnos, compartir. El cine afortunadamente es algo que podemos compartir y que no nos quita, sino que nos da», concluye.

Margarita Puente, gerente del cine Odeón de León

«Las salas de cine son atractivas de por sí y la gente sigue viniendo porque el cine en salas nunca será igual al salón de una casa por mucha pantalla de resolución que tengas»

Juan Heras, propietario del cine Van Gogh

«Barbie fue un fenómeno mundial. Vas a participar de una liturgia y te pide el cuerpo vestirte para ello»
ilustración sobre la película barbie y la película oppenheimer

Ilustración sobre el fenómeno 'Barbieheimer'SEAN LONGMORE

El fenómeno 'Barbieheimer'

La necesidad de compartir el tiempo con otras personas es un elemento que está cada vez más presente en los hábitos de cine de los espectadores. En 2023, numerosos espectadores disfrutaron en las salas de películas como ‘Oppenheimer’ (Nolan, 2023) o ‘Los asesinos de la Luna’ (Scorsese, 2023) en las salas. Sin embargo, si hubo una película que arrasó en toda España y en la taquilla mundial, esa fue ‘Barbie’, la película sobre la muñeca de Mattel, dirigida por la directora Greta Gerwig y protagonizada y producida por Margot Robbie.

«Barbie ha sido un marketing que solo la palabra Barbie lo lleva. Desde Barbie no hemos tenido ninguna película tan exitosa y con esas cifras. Fue el taquillazo del verano», detalla Margarita Puente, gerente del cine Odeón en León.

Espectadores como Pablo Martínez y Sonia González acudieron en masa a las salas para disfrutar de este largometraje, auspiciados por una exitosa estrategia de ‘marketing’. Pablo Martínez, leonés y amante del cine, cuenta que vivió con «mucha ilusión» el evento. «Estuvo muy chulo todo. Yo creo que sobre todo fue por toda la imagen que se creó al ir todos de rosa porque te hacían incluirte en la película. Yo fui al cine con dos amigas y los tres fuimos de rosa como otros espectadores. Si ya tenías ganas de ir a ver la película por su temática feminista y el juguete, ahora más por la manera en la que lo enfocaron», narra Martínez.

Por su parte, Sonia González destacó el deseo que había por ir corriendo a las salas tras unos años aletargados en los cines. «Me gustó mucho como después de no haber acudido a las salas de cine por mucho tiempo debido a la pandemia y no haber tenido grandes estrenos todo el mundo fue corriendo al cine por esas ganas de disfrutar de buenas pelis», afirma González.

Ambos leoneses coinciden en que la estrategia de promoción fue clave para incentivar su asistencia a las salas. «Yo lo viví muchísimo. Cada vez que Margot iba a una rueda de prensa en algún país siempre iba vestida con un icónico vestido de Barbie. Eso me hacía vivirlo aún más y tener más ganas de ir vestido de rosa», recuerda el joven. Además, Sonia González va más allá y cuenta como la estrategia «revivió a la muñeca porque nos hizo recordar los momentos en los que jugábamos con ella».

La fecha del estreno del largometraje de Gerwig coincidió con otro estreno mundial clave en 2023, ‘Oppenheimer’, la nueva película del director Christopher Nolan sobre el creador de la bomba atómica que arrasó las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Lejos de enfrentarse y dividir a la opinión pública, la coincidencia de ambas películas motivó todavía más la asistencia a las salas gracias al fenómeno ‘Barbieheimmer’.

«Eran unas películas tan diferentes y a la vez tan llamativas con una propuesta tan interesante que llamaba mucho la atención y provocó a la gente tener mucha curiosidad. Creo que fue un aliciente para ir al cine y me influyó para bien», señala González. En el caso del leonés, este fenómeno no le influyó tanto para ir a ver la película porque «ya sabía que quería ver la película cuando anunciaron Barbie», aunque sí «vivió todo el fenómeno» que se formó en torno a ambas obras.

Sonia González a la entrada de una sala en los cines Odeón en León.FERNANDO OTERO PERANDONES

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