Diario de León

Una ópera para la Reina de León

Pintura de la reina Urraca de León

Pintura de la reina Urraca de LeónDL

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Olvidada en la biblioteca de Munich, la ópera 'Ne touchaiz pas a la reine' fue representada en los teatros europeos durante el siglo XVIII y XIX y después se utilizó para que Johan Strauss compusiera una cuadrilla que ha pasado a los anales de la música clásica. Puede que se represente de nuevo ahora que el Reino vuelve a tener quién le escriba

Explica el historiador Alejandro Valderas que durante el romanticismo los principales compositores se sumergieron en la obra del historiador leonés Juan de Ferreras para encontrar inspiración con la que ‘construir’ los temas con los que luego compondrían sus grandes piezas musicales. Lo explica en el hecho de que este leonés universal fue el primero en escribir una obra enciclopédica sobre la historia de todos los reinos españoles. «Hasta entonces, siempre se había realizado desde la óptica castellana», destaca Valderas, que explica que fue a partir de ese momento cuando se comenzó a conocer fuera de España las crónicas de las Coronas de Navarra o de León. «La obra de Juan de Ferreras, escrita en el siglo XVII, fue traducida al alemán, al francés y al inglés, de modo que Europa tuvo la posibilidad de conocer escenas a las que luego dio el sesgo cultural del Romanticismo», subraya.

La primera ópera fue compuesta en 1847 bajo el título de Ne touchez pas a la Reine. Su autor fue Xavier Boisselot y el libreto lo escribieron Eugene Scribe y Gustave Vaëz. Fue representada por primera vez en el Teatro Real de la Ópera Cómica, uno de los centros culturales más importantes de París, donde se estrenaron además La Damnation de Faust de Berlioz, Lakmé de Delibes, Les Contes d’Hoffmann de Offenbach, Pelléas et Mélisande de Debussy, L’Heure espagnole de Ravel, Carmen de Bizet y Manon de Massenet.

Imagen de las partituras de la obertura de la ópera

Imagen de las partituras de la obertura de la óperaDL

Alejandro Valderas abunda en la razón por la cual en un momento como el que se vivía en el siglo XIX, con una España que había dejado de ser potencia europea, la reina Urraca de León se convirtió en el continente en todo un símbolo. «Lo fue no sólo por la época en la que gobernó sino por las características propias de su reinado y el hecho de que Isabel II se arrogó el derecho de ser reina por encima de su tío Carlos acudiendo al exponente de la monarca leonesa», razona.

No toques a la reina es una ópera-comedia en tres actos que fue representada 76 veces en el año de su creación y revivida después en 1871. El propio Théophile Gautier juzgó a Boisselot con estima: « ¡La música del señor Boisselot es de la vieja escuela francesa y se ciñe al verso para no tolerar su mediocridad!», dijo en referencia al libreto.

El compositor leonés Igor Escudero, autor de óperas como Los comuneros, Yo Claudio, Pedro el Cruel, los musicales El Palacio Encantado, El Goggólori y La cabeza del dragón así como de numerosas cantatas y oratorios profanos, incide en esta tesis y lamenta que Xabier Boisselot escribiera tan poco. «Creo que habría llegado muy lejos y que sería hoy mucho más conocido», asegura al tiempo que califica de «impecable» la partitura. «Tiene una gran calidad», añade y explica que respecto a las óperas de su época es canónica, es decir, recoge los cambios y las influencias de otras obras coetáneas... «Y la dificultad no parece mayor de lo habitual. Es cierto que, para hablar con propiedad sobre esto, tendría que imprimir la obra y estudiarla al piano durante semanas o meses, pero ojeándola es correctísima y tiene una factura impecable». Escudero revela que todas las óperas del siglo XIX y XVIII están desfasadas en relación con la actualidad debido a clichés propios de la época, como el machismo, racismo o supremacismo, si bien defiende que son creaciones de su tiempo y hay que verlas en su contexto histórico. De hecho, el libreto de la ópera es una historia de amor y enredos.

Dibujo de Gustave Doré del interior del teatro donde se interpretó por primera vez la ópera

Dibujo de Gustave Doré del interior del teatro donde se interpretó por primera vez la óperaGUSTAVE DORÉE

Representada en Nueva York

Tuvo que ser una obra importante en su época puesto que también se exhibió con éxito en Nueva York. De hecho, la Universidad de Chicago publicó en 1995 el ensayo Strong on Music . The New York Music Scene in the Days of George Templeton Strong que da cuenta de la vida musical en la capital cultural norteamericana. Su autora, Vera Brodsky Lawrence, una de las musicólogas más importantes de Estados Unidos, utiliza los diarios del abogado y amante de la música George Templeton Strong como punto de partida para explorar todos los aspectos de la vida musical de la ciudad de Nueva York a mediados del siglo XIX. Pues bien, una de las obras destacadas es precisamente la de Xabier Boisselot, traducida al inglés como Hands off the Queen.

Portada de la partitura de la ópera con la dedicatoria del autor a su padre

Portada de la partitura de la ópera con la dedicatoria del autor a su padreDL

Pocos años después, la ópera fue recogida por el músico alemán Valentin Becker, que la reescribiría bajo el título La Reina de León (Die Königin von Leon) cuyo estreno tuvo lugar en Würzburg en 1885. Este compositor empezó a componer a una edad temprana. En 1834 se representó la primera de sus muchas obras, una misa, a la que siguieron varias otras misas y un réquiem; Particularmente conocida fue la Misa alemana , estrenada en 1856 en Bad Kissingen en presencia del rey Maximiliano II de Baviera, lo que da una idea de la fama que el músico tuvo en la Corte. A la edad de 23 años, Becker completó su primera ópera, Los mineros , que se estrenó en el Teatro Municipal de Würzburg en 1837. A esta le siguieron El niño de la guardia, El desertor y mucho más tarde La reina de León. Sus obras de ópera también se representaron en el Teatro de la Corte de Meiningen, con el propio Becker en el podio del director.

Años después, Johann Strauss la utilizó para componer una cuadrilla (danza asociada al calendario religioso, y es parte del culto público) que sigue presente a día de hoy en los conciertos vieneses. De hecho, hace poco fue interpretada en el teatro Zorrilla de Valladolid. Se representó por primera vez el 18 de julio de 1847 en el Casino Dommayer de Viena y se compiló a partir de motivos de la ópera de Boisselot. A pesar de que puede escucharse en varias páginas de internet, no se publicó como edición impresa y tampoco se ha conservado una versión orquestal original. La grabación fue arreglada por Christian Pollack basándose en una reducción de piano conservada.

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