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Proyecto Convivo: Integrar en igualdad

Cuando Rosa González creó Solidarios por León no se imaginaba que siete años después su proyecto se convertiría en uno de los resortes más importantes para trabajar por la igualdad en León. Convivo es hoy una comunidad única que presta ayuda a un centenar de personas con discapacidad intelectual y sus familias

Las actividades que ofrece Convivo permiten el desarrollo de todo tipo de actividades. MARÍA FUENTES

León

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Aquí les cambia la vida a todos. De cómo era antes de llegar... Logran amigos, habilidades, un trabajo, autonomía... Al final lo que hace que cada día merezca la pena no son los grandes avances. Hay chicos que no hablaban y comenzaron a hacerlo con nosotras. Un día, de repente, te piden que les acompañes, que les ayudes, te sonríen, y eso te resarce de todo el trabajo». El proyecto Convivo es mucho más que una oenegé. Surgido a partir de la asociación Solidarios por León, este espacio es el lugar que demuestra que todos somos, que no hace falta ser nada para tener un sitio en la sociedad y colaborar a su desarrollo. El anhelo de la Constitución americana que defiende el derecho de todos a la búsqueda de la felicidad fue el objetivo con el que se creó Convivo que, siete años después, ayuda a más de cien familias de niños y jóvenes con discapacidad intelectual ligera e inteligencia límite.

El trabajo desarrollado por Rosa González, presidenta de la asociación, Nerea y Coral, educadoras sociales y el resto de profesores, se desarrolla en un piso de la calle Arquitecto Torbado pero sus efectos se multiplican en toda la ciudad.

Rosa, Nerea y Coral son el alma del Proyecto Convivomaria fuentes

Este proyecto socioeducativo consigue que nadie se quede atrás y lo hace con las pautas dadas hace más de un siglo por Unamuno: amor y pedagogía. Así, a través de talleres de estimulación cognitiva, habilidades sociales, autonomía, clases de lengua, de matemáticas, arte y deporte cubre las necesidades de los niños en todas sus etapas. En su inicio eran pocas las familias que acudían a la asociación pero ahora forman parte de ella 108, una cifra que les ha obligado a ampliar el personal y los servicios que presta. La presidenta explica que si bien cada chico es diferente —cada uno tiene sus peculiaridades, su talento y sus dificultades— en el proyecto trabajan con personas con inteligencia límite, aquellas con un cociente intelectual de entre 70 y 85%, y las que tienen discapacidad intelectual ligera —entre un 50 y un 70%—. «Estas cifras conllevan que en el campo de aprendizaje no superen más que hasta donde comienza la abstracción», destaca Coral, que añade que estos niños son capaces de aprender cosas concretas: a leer, a escribir, a multiplicar o dividir, pero les cuesta razonar. «Se nota mucho en las habilidades sociales porque son personas que tienen dificultad para entablar relaciones con sus iguales», explica Nerea y apostilla Rosa que tienen menos madure y una edad mental diferente. «Por eso, sienten que no encajan y piensan que la sociedad les aparta, les rechaza, no les entiende». Una de sus dificultades es que su aspecto físico no revela la discapacidad por lo que cuesta darse cuenta de que son diferentes hasta que se entabla una conversación con ello. «Todo esto les hace sufrir mucho porque se dan cuenta de todo y perciben muy bien quién les rechaza, dónde son aceptados y dónde no. A veces hacen como que no se dan cuenta, pero lo saben».

Por esta razón muchos intentan que su discapacidad no se conozca e intentan pasar desapercibidos. «A la hora de buscar un trabajo, por ejemplo, no lo dicen, con lo que les resulta más difícil. Su mayor dificultad es aceptarse y que los demás lo hagan», zanja Rosa.

Imagen de algunas de las propuestas del centro.maria fuentes

LAS CLAVES

¿Qué es Convivo?
Es una asociación sin ánimo de lucro que trata de facilitar apoyos y oportunidades para que las personas con discapacidad intelectual ligera e inteligencia límite puedan desarrollar sus proyectos de vida de forma autónoma.

Programa socioeducativo

Trabajan para hacer posible la socialización mediante intervenciones individuales y grupales en las que se trabajan las habilidades sociales, la estimulación cognitiva, el interés por la cultura, el desarrollo de capacidades artísticas, la creatividad y el desarrollo personal.

Inserción laboral
Impulsa mediante itinerarios adaptados las posibilidades de cada uno. Fomenta la capacitación mediante cursos, talleres, preparación de oposiciones con temario adaptado para personas con discapacidad intelectual, contacto con centros especiales de empleo, empresas, talleres ocupacionales, etc.

Programa de autonomía

Preparan para la vida, para que puedan llegar a vivir de forma independiente o con otras personas aprendiendo a llevar una casa. Se les enseña a organizar su dinero, hacer la lista de la compra, cocinar, cuidado de la ropa, limpiezas y convivencia, cuidado de la salud y bienestar.

Ocio y tiempo libre
Los chicos tienen la oportunidad de hacer amigos, compartir aficiones y aprender a utilizar su tiempo libre de forma saludable. Para ello se realizan excursiones, visitas culturales, club de lectura, cine fórum, juegos de mesa, celebraciones de cumpleaños y deporte.

Asesoramiento a las familias
El proyecto Convivo orienta a los padres sobre el modo de responder a situaciones que se presentan en las distintas etapas de la vida de sus hijos. Se facilitan puntos de encuentro entre familias que están pasando por las mismas situaciones y se ofrece la ayuda de los profesionales. Informan sobre ayudas, servicios, recursos y formación complementaria.

Antes de que se creara Convivo, estas personas acudían a Asprona, pero sólo les ofrecía ayuda meramente asistencial y, además, allí convivían con personas con problemas distintos a los suyos, con lo que el enfoque les perjudicaba. Subrayan la importancia de tener espacios individualizados y especializados para estos chicos porque la mayoría de los recursos para la discapacidad se destina a las personas que lo tienen más difícil y estos niños quedan descolgados cuando son personas que con un poco de ayuda continuada pueden vivir de manera autónoma».

En España hay cinco asociaciones como Convivo pero en Castilla y León es la única. «Tenemos un niño de Cáceres porque su madre nos encontró por internet y viene todos los fines de semana para que le ayudemos», se enorgullecen.

A través de talleres de estimulación cognitiva, habilidades sociales, autonomía, clases de lengua, de matemáticas, arte y deporte, Convivo cubre las necesidades de los niños en todas sus etapas

El programa acoge a los niños desde los diez años porque antes normalmente no están diagnosticados. Lamentan que en España el tema del diagnóstico es complicado porque ahora se tiende a no etiquetar y eso tiene ventajas pero también inconvenientes. «Por esa razón son niños a los que tardamos en tratar. En el colegio suelen pensar que tienen autismo, dificultades de aprendizaje o TDH», advierten por lo que piden a los padres que al llegar a la asociación lo hagan con un diagnóstico del Centro Base de la Junta. «Hemos tenido solo el caso de un niño al que diagnosticaron con siete años pero eso no es lo normal porque suelen darse pasos de ciego hasta que dan con la realidad», asumen.

Dos de las alumnas que acuden el centro, en Arquitecto Torbado.maria fuentes

La labor de Convivo abarca todas las facetas, la emocional y la intelectual, la que les permite convivir y sentirse parte de la sociedad y aquella que les forma para tener una vida autónoma. Este tipo de discapacidad permite desarrollar trabajos normalizados. «Nosotros preparamos oposiciones para que sean conserjes de edificios públicos. La primera convocatoria la realizamos en 2017 y aprobaron tres personas la oposición, un año después lo hicieron tres más y en 2019 otros siete. Ahora estamos con la convocatoria de 2020», afirma Rosa.

Para este año, sin ir más lejos, la Junta ha aprobado diez plazas para personas con discapacidad intelectual en exámenes que son solo para ellos en los que el temario está adaptado y es por ello de fácil comprensión. Esta es una de las reivindicaciones que realizan desde Convivo porque si estos alumnos se enfrentan al temario del resto de personas nunca podrán aprobar, incluso en los casos en los que haya cupo para ellos. «Cuando preparamos las oposiciones con ellos lo hacemos de manera individualizada porque conocemos las necesidades de cada uno. La discapacidad no uniformiza a las personas y cada una de ellas tiene unos talentos y unas dificultades propias que obliga a enseñarles de manera diferente», revelan.

Coral enfatiza en que ahora tienen una alumna con un talento especial para todo lo artístico. Estudia en la Escuela de Arte y es una de las que ha seguido el curso de vidrieras. «Fue un logro para ella porque en un principio, al no tener la ESO, no podía ingresar. Tuvo que hacer una FP básica que no le gustaba nada para lograrlo. Le hicieron un examen de acceso para el que tuvo que estudiar el temario de Historia del Arte y lo consiguió», dice con satisfacción.

En Convivo tienen un equipo de fútbol adaptado y una liga. Van a campamentos, a la piscina en verano, al gimnasio... «porque este no es un espacio en el que ser etiquetados sino uno en el que ser, sin más. Aquí son de verdad», explica Nerea, que añade que son personas como cualquiera. «La diferencia es que hay que tener un poco más de paciencia con ellos, de cariño. Les tratas como tus iguales, de manera más cercana y poniéndote en su lugar pero igual».

Todos los veranos, la asociación lleva a los niños a un campamento. Este año irán a Ávila. Rosa explica que la gestión es muy complicada porque la Junta exige un monitor por cada tres niños. «Treinta niños son diez monitores a los que tienes que pagar según convenio y encarece mucho el campamento».

«Hay chicos que no hablaban y comenzaron a hacerlo con nosotras. Un día, de repente, te piden que les acompañes, que les ayudes, te sonríen, y eso te resarce de todo el trabajo»

Este verano van chicos desde los 12 años hasta los 48. «Por eso le digo que lo que hacemos aquí es ir creciendo con ellos. Aquí les cambia la vida a todos. De cómo era antes de llegar... Consiguen amigos, habilidades, un trabajo...»

Porque lo que se da por hecho no lo es para ellos. Se da por hecho la amistad, pero hay niños que llegan a los veinte años o más sin haber celebrado jamás un cumpleaños. «Puede que en Infantil, cuando aún no se notan las diferencias acudan a las celebraciones de los niños de su clase, pero después...» Ese después, esa brecha emocional, es la que logran rebatir desde Convivo. «Al principio celebrábamos todos los cumpleaños y era muy emocionante porque había niños que nunca habían tenido uno con otros niños de su edad. Ahora, son ellos mismos los que lo hacen. Suelen ir a CinCris —en la plaza del Congreso Eucarístico— porque el centro se ha quedado pequeño. Además, ya tienen su pandilla y los fines de semana quedan para celebrar», afirma Rosa.

Las clases que reciben en el centro se dan en grupos con un máximo de ocho personas y , además, dividen los grupos en distintos niveles. Ahora, por ejemplo, hay cuatro grupos de estimulación cognitiva, tres en comunicación y cultura, y otros tantos en habilidades sociales. Nerea y Coral destacan que uno de sus compromisos es trasladar a las instituciones los problemas educativos de estas personas porque la integración no funciona. «Antes tenían una FP básica adaptada, pero de repente la quitaron. Llegaron a decirles que allí no pintaban nada».

Ahora, con el fin de solucionar ese problema, los alumnos hacen la FP básica en Amidown. Cursan una de administrativo y obtienen así el título de la ESO, que les capacita para desarrollar otro tipo de estudios. «Fuimos a Educación a pedirles que hicieran una Formación Profesional adaptada en el Ordoño II como había antes, pero nos dijeron que dependía del profesorado».

Una alumna recibe una clase de matemáticas en el centroMARÍA FUENTES

Las cuotas de los socios rozan los 50 euros al año, una cantidad que consigue que la renta familiar no sea un impedimento para que ningún niño se quede sin ayuda

Rosa, que realizó su vida profesional como profesora de educación especial, explica que la integración no es tal. «No lo es si, como ocurre aquí los estudiantes sin discapacidad están con los libros mientras que a estos les dan una ficha de copiar o para unir. Eso sólo les genera frustración». Añade que no están en el mismo espacio sino en el «pequeño espacio que les tienen reservado. «Eso no es integrar porque es imposible que sigan el ritmo de los demás».

Convivo cuenta con varios patrocinadores. No podría ser de otra manera porque en este espacio trabajan cinco personas — dos trabajadoras sociales, una profesora de Educación Especial y una auxiliar administrativo— pero además hay que contar a los profesores autónomos que imparten diferentes actividades a los alumnos. Hay profesor de teatro, arte, encuadernación, entrenadores de fútbol «y no olvides a Tania, que se encarga del piso de autonomía donde viven cuatro chicos que aprenden a llevar una casa». A todo ello hay que unirle los alquileres del centro y del piso de autonomía. Las cuotas de los socios rozan los 50 euros al año, una cantidad que consigue que la renta familiar no sea un impedimento para que ningún niño se quede sin ayuda. Después, hay un copago por las actividades desarrolladas. «Son cantidades simbólicas y, además, concedemos ayudas. Ahora hay ocho familias becadas», dice Rosa con satisfacción.

No es fácil lograr subvenciones públicas. Apenas consiguen fondos del Ayuntamiento —9.000 euros anuales— o de la Diputación, que este año les ha concedido por primera vez una ayuda. La Junta, por ejemplo, nunca les ha dado ninguna. «Tenemos que competir con asociaciones muy grandes, cono Cáritas, Cruz Roja o Aspace, y baremos de valoración que para nosotros son complicados. Por ejemplo, estar en las nueve provincias o presentar auditorías, un gasto que no podemos permitirnos», lamentan. Se quejan también de que la excesiva burocracia les hace en ocasiones desistir.

«La discapacidad no uniformiza a las personas y cada una de ellas tiene unos talentos y unas dificultades propias que obliga a enseñarles de manera diferente», revelan en Convivo

Todos los años reciben la ayuda de la Fundación Alimerka y Hernández Peña, Cepa. Este ejercicio también han conseguido una subvención de La Caixa con la que financian el piso de autonomía. «El problema es que los 35.000 euros de La Caixa nos los dan un año sí y otro no, con lo que buscamos un piso, lo montamos y al año siguiente tenemos que cerrarlo y guardarlo todo. Es muchísimo trabajo».

Rosa y el resto de trabajadoras del proyecto Convivo también obtienen fondos a través de un almacén en el que recogen objetos de segunda mano para venderlos en rastrillos. Está en un bajo de la plaza de los Doce Mártires donde dan una segunda vida a las antigüedades, la ropa, los libros y objetos de todo tipo que reciben de la solidaridad ciudadana. «Este ha sido el año de mayor presupuesto. Hemos llegado a los cien mil euros», un hito para una asociación benéfica local. «Vamos sobreviviendo, hay años mejores y peores, pero lo bueno es que de momento no tenemos deudas», dicen aliviadas.

Las familias han encontrado en Convivo su casa, su lugar de referencia, el espacio en el que sus hijos desarrollan todas sus capacidades y su vida emocional y afectiva. Por ello, se plantean comprar un piso para que en un futuro ellos puedan vivir de manera autónoma y supervisados por la asociación». Y es que la asociación tendrá que enfrentar nuevos retos, como el envejecimiento de sus usuarios. «Una de las principales preocupaciones de los padres es saber qué vida tendrán cuando ellos no estén porque aunque tengan un trabajo es complicado que sepan gestionar un sueldo o un patrimonio. Una de nuestras obligaciones es la de crecer con ellos»....