UPL: Morir de éxito o sobrevivir en Castilla
La Unión del Pueblo Leonés se enfrenta a una ola de éxito inédita, tanto que ha pillado de sorpresa al resto de formaciones, que han tenido que reformular su relación con la provincia sobre la marcha. Sin embargo, la formación no está exenta de críticas ni del peligro de que la complacencia «o la soberbia» centrifuguen en la vuelta a la debilidad
La reformulación de la provincia como una posibilidad alejada de la comunidad de Castilla y León ha progresado más en cuatro años que en los últimos cuarenta. Si bien es cierto que, como algunos sugieren, el leonesismo siempre ha tenido altibajos, que resurge y desaparece de manera cíclica, en esta ocasión todo parece indicar que el bipartidismo lo toma en serio. «¿Por qué cree que la Junta ha apoyado la facultad de Medicina? ¿Cuál cree que es la razón de que haya un portavoz leonés del PP en las Cortes? ¿Quién habría pensado que el anterior alcalde de Valladolid, Óscar Puente, tendría palabras de comprensión hacia la posibilidad de la autonomía 18? ¿Por qué hay ayuntamientos del PSOE que ahora sí votan la moción de autonomía?», se pregunta un conocido político de León. Los leonesistas gobiernan en 23 ayuntamientos de la provincia y en otros dos —Valencia de Don Juan y Villaquilambre— se turnan en la alcaldía con PP y PSOE respectivamente. La UPL acapara 235 concejales, una fuerza que le permite copresidir la Diputación, donde tiene tres carteras. También en las Cortes de Castilla y León su voz se escucha más que nunca y una trinidad de procuradores permite que, junto a Soria Ya, haya dejado atrás la soledad con la que tuvo que bregar durante más de diez años. «Sacan mucho rédito a sus tres procuradores porque pueden centrarse en León, mientras que PP y PSOE deben ocuparse de ocho provincias más», destacan representantes socialistas. Sin embargo, hay voces que aseguran que todo este poder camina con pies de barro.
El secretario general de la UPL, Luis Mariano Santos, tiene claro que las cosas han cambiado y apuesta porque la fase ascendente continúe en las próximas elecciones, que a su juicio, no tardarán en llegar. De hecho, ya piensa en la posibilidad de adelantar el próximo congreso del partido, previsto para noviembre de 2025, y en el que podría producirse un cambio en la dirección. «A mi me gustaría, que hubiera una renovación natural, dar un paso lateral», reflexiona el también alcalde de Cistierna, que desecha que un cambio pueda producir una crisis interna. «El partido está unido. Ya no hay facciones. Está la UPL y ya». Luis Mariano Santos analiza la situación con el horizonte de que Alfonso Fernández Mañueco disuelva las Cortes en 2025. «De ser así, habría que adelantarlo todo para que nos diera tiempo a prepararnos de manera adecuada», reconoce al tiempo que asume que, de ser así, su ‘jubilación’ orgánica podría no estar tan cerca. «Haga lo que haga tengo claro que será lo mejor para el partido. No voy a dejar que se pierda todo lo que hemos logrado».
Luis Mariano Santos cogió las riendas de la UPL en uno de los momentos más complicados del partido. Las guerras intestinas habían dilapidado gran parte del apoyo popular y la formación tuvo un descalabro que le llevó a perder casi toda la representación. Sus padres fundadores hacían la guerra por su cuenta: José María Rodríguez de Francisco creaba el Partido Autonomista Leonés, Luis Herrero Rubinat, Joaquín Otero y Héctor Castresana creaban una sede paralela y la formación, que había contado con tres procuradores, decididido alcaldes con más de 200 concejales y que se quedó a las puertas del Congreso de los Diputados, obtenía tan solo el apoyo de 4.314 leoneses en las elecciones de 2008. Lo que parecía un camino sin retorno se convirtió en un rearme lento hasta que —tras una transición huera de Eduardo López Sendino—, llegó a la secretaría general el que hasta entonces había sido considerado protegido de Javier Chamorro. Pronto demostró que, como dijo Manuel Fraga, «ni tutelas ni tu tía» e inició el rescate de una formación a la que los vaivenes de alianzas, la lucha fraticida y la presencia en La Moncloa del leonés José Luis Rodríguez Zapatero habían llevado a la irrelevancia. El rubicón se cruzó en noviembre de 2017. A partir de ese momento, la formación comienza una fase ascendente en la que, apoyada por el leonesismo social —articulado a través de asociaciones como Acele (Asociación cultural de estudios leoneses), Conceyu, Amigos de los Decreta o Ciudadanos del Reino de León— vuelve a despertar la ilusión de los votantes. Él mismo lo argumentó el día de su elección en El Conde Luna: «El leonesismo no es solo la UPL».
Hoy hay voces que consideran el partido debería tener esta realidad más presente aunque contestan con una rotunda negativa a la pregunta de si se está fraguando un nuevo partido a la izquierda de la UPL. «Nuestro interés es que la UPL crezca y a eso va encaminada toda nuestra actividad. Si el voto se divide, todos perderíamos», destacan.
Sin embargo, son muchos los que alertan de que el partido podría volver a resquebrajarse y que lo haría por el lado de siempre. «Luis Mariano Santos cree en el proyecto, pero el resto...», sugieren. «Mire, lo que hay que saber es quién controlará la UPL después del Congreso del año próximo, ahora que parece que tanto Luis Mariano Santos como Eduardo López Sendino están de salida».
¿Hacia dónde girará entonces el emblema político del leonesismo? Para unos, los más pesimistas, implosionará por las luchas internas, las diferencias de criterio y el cambio de liderazgo. Otros son más pragmáticos y defienden que, a pesar de que pareciera que la UPL vive una eterna crisis de adolescencia, son ya 40 años y se ha forjado una marca consolidada. Algunos, siemplemente, confían en que la marea les arrastrará.
Hay un sector que susurra que el control lo tomará un grupo de abogados procedentes del PAL. «Estos prefieren que el partido no crezca, que las cosas se mantengan como están pero que nadie les mueva el sillón». Responde rápido tras pedir el anonimato y cita a Eduardo López Sendino, a Enrique Valdeón y a Miguel Ángel Díaz Cano, entre otros. Fuentes leonesistas aseguran que la batalla se larva desde hace tiempo. «Hay gente descontenta con cómo se llevan las cosas en el Ayuntamiento de León y en la Diputación», dicen. Uno de los integrantes de los órganos de dirección de la formación ironiza con las propuestas que generalmente presenta el grupo municipal en León. «Parece que no tuvieran un proyecto de futuro para la ciudad más allá del asfaltado de las calles», argumenta y asegura que resulta curiosa la representación heredera del PAL en el Consejo General. «De los 25 miembros, al menos ocho pertenecen a ese grupo», calcula y si bien asegura no conocer quién se presentará a la secretaría general del partido, apuesta porque habrá dos en liza: Enrique Valdeón, edil del ayuntamiento de la capital, y Alicia Gallego, procuradora en las Cortes y alcaldesa de Santa María del Páramo. «Quien se quede con la secretaría, tendrá que vigilar sus espaldas». Otro leonesista lamenta las ataduras del partido: «El resultado del próximo congreso porque controlan la lista de afiliados bajo siete llaves», dice para revelar que ya hubo intentos de abrir la estructura. «Lo hizo Virgilio Buiza. Presentó una ponencia que fue bloqueada por la cúpula. Enviaron a Enrique Valdeón para reventarlo».
Éste lo niega todo. «Mire, desde que la UPL absorbió al PAL, pasamos a ser uno solo. No hay familias», dice Valdeón, que certifica la muerte del Partido Autonomista Leonés y asegura que Díaz Cano siempre apostó por unir el partido. Admite que si se produce una renovación, estaría dispuesto a asumir el cargo de secretario general y defiende que en el dni del partido está pactar con todos. «No se pueden tener remilgos ideológicos», destaca.
Luis Mariano Santos también rechaza la idea de que e la UPL tenga dos almas, pero apuesta por una mayor ambición y reconoce que hay que progresar. «El partido debe fortalecerse, tanto orgánica como políticamente —contesta a la pregunta de si Eduardo López Sendino debe dar un paso al lado— y sí, claro que tenemos banquillo. Siempre vendrán personas igual o mejores y solo aspiro a disfrutar de los éxitos de los que me sucedan desde cualquier puesto, aunque sea el de cambiar los enchufes». Sin embargo, no se escucha la voz de las juventudes y Santos se queja de que la falta de oportunidades en la provincia obliga a muchos de ellos a tener que emigrar.
Raúl Barrientos es el presidente de las Juventudes de la UPL—integrada por medio centenar— y, como tal, forma parte de su Consejo General. A diferencia de lo que ocurre con otros partidos, los jóvenes leonesistas no han logrado aún auparse a puestos de salida en las eleciciones. Sin ir más lejos, Barrientos ocupó el último en la lista al Ayuntamiento de León. «Hay intención de ir tomando el relevo e introduciendo ideas nuevas y puntos de vista diferentes», sostiene, si bien asume que, al menos de momento, están desconcentados y tienen poco peso en el partido. «De cara al próximo congreso, nos gustaría que alguno de nosotros estuviera en el consejo general del partido», reflexiona al tiempo que reivindica su papel. «Hemos hecho grandes avances a través de las redes sociales. En Instagram y Twitter tenemos más de mil seguidores y nuestras acciones en internet alcanzan un gran número de visualizaciones. A veces, eso es más importante que un discurso».
«El poder desgasta»
El resto de partidos ve con incredulidad la posibilidad de que puedan seguir creciendo. «Creo que cuando se celebren elecciones, la UPL perderá gran parte de su poder territorial. ¿Que por qué? Pues porque han demostrado un gran desapego con su gente. No tiene más que ver que hay muchos alcaldes leonesistas que acuden al PP y al PSOE para que les resuelvan problemas de los que su partido se desentiende». Este político del palacio de los Guzmanes revela que en los primeros meses del gobierno de coalición hubo una reunión de los tres diputados con sus regidores en la que se comprometieron a construir una carretera por ayuntamiento. «No lo están cumpliendo», lamentan y no son pocos los que dicen con decepción que el pacto no ha servido sino para «amordazar cualquier crítica del leonesismo al Gobierno».
Otros son más comprensivos y les disculpan echando mano de la burocracia. «Mire, ellos pensaban que iba a ser la ostia, pero la complejidad de la casa hace que todo sea muy lento. Alguien me dijo una vez que el problema de los funcionarios es que son los guardianes de la inercia, y creo que tiene algo de razón». La misma fuente precisa que, en su opinión, los leonesistas se equivocaron de carteras, lo que les ha llevado a la inacción. «Y lo que no se hace en un año, es imposible hacerlo en cuatro. Las carreteras se comprometen, se proyectan y, con suerte, se visibilizan cinco años después. Y conseguir a una gran empresa es complicado, porque los contratos se trocean tanto que al final a estas no les compensa».
La vida sigue... ¿igual?
Juan Morano, Julio César Rodrigo Santiago y José María Suárez encabezaron la concentración en contra de la unión con Castilla celebrada el 30 de enero de 1983. Fue la punta de lanza de la reivindicación que desembocó en la moción por la autonomía, la salida del por entonces alcalde de Alianza Popular del partido, el Pacto Cívico y en 1984, un 4 de mayo, la gran manifestación que sacó a las calles de León a sesenta mil leoneses. De los restos de aquello quedó la UPL, convertido y reconvertido por José María Rodríguez de Francisco a golpe de pregunta al espejo mágico del personalismo. En noviembre de 1991, se crea, a instancias de José Luis Rodríguez Zapatero, el Pacto por León, un artilugio con el que calmar las aguas del desencanto y en el que, como ocurriría treinta años después con la Mesa por León, nacía ya con la esquela puesta. El gran Antonio Núñez, en su última del Diario de León, tituló su crónica fúnebre con el título de El entierro de la sardina. «Conscientes de que la provincia no dispondrá como mínimo hasta el siglo XXI, de ocasiones tan preclaras de hacer el ridículo, desde aquí nos resistimos a dejar pasar el acto del entierro del Pacto sin echar una mano»...
Un afiliado de la UPL sostiene que el problema es que hay dirigentes del partido que no son leonesistas. «Luis Mariano Santos, sí», pero considera que la sombra de De Francisco sigue siendo alargada y que en el caso de los diputados provinciales son políticos próximos a otros partidos: Roberto Aller, al PP, Valentín Martínez, al PSOE, y Emilio Martínez, «a lo que diga Lina Freire. El diputado es Emilio Gancedo».
El guante lo recoge Santos, que niega la mayor y afirma que todos están «a una». Además, asume que en el éxito de la UPL hay muchas madres. «Y las organizaciones sociales son vitales para nosotros, de la misma manera que lo son los intelectuales leoneses», reconoce. No obstante, deja claro que la mayor fortaleza del partido es el sentimiento leonesista mayoritario. «Puede que en los otros partidos no sean conscientes aún, pero en los últimos años se ha demostrado que somos más». Luis Mariano Santos asume que pueden dejarse pelos en la gatera por asumir responsabilidades de gobierno pero no cree que les perjudique. «Sabemos que nuestra única posibilidad es ser útiles y eso sólo se consigue desde el gobierno. Lo que ocurre es que somos incómodos para el bipartidismo, que sabe que se turnará en el poder y siempre pensó que nosotros solo podríamos ser llave. Ahora las tornas han cambiado».
¿Por qué no se pactó el Ayuntamiento de León? «Porque el propio Alfonso Fernández Mañueco me dijo que Margarita Torres no era un interlocutor válido».
A ese puzzle hay que añadir a las organizaciones sociales que en los últimos años han estado moviendo las mareas para el mantenimiento de la nave. «La UPL capitaliza el trabajo del leonesismo social pero debe saber que tiene que contar con él. Y no para repartir puestos sino para ser permeable a sus ideas y acciones».
Moción en la Diputación
Uno de los puntos fundamentales del pacto con los socialistas en la Diputación fue la promesa de que se votaría la moción por la autonomía de León para la que el PSOE dejaría libertad a sus diputados. Ese era el acuerdo. Finalmente se aprobó el pasado mes de junio después de que sesenta ayuntamientos la ratificaran. Votaron a favor el PSOE y la UPL pero durante el pleno, el portavoz de Vox ironizó con que en diciembre la moción no estaría registrada en las Cortes de Castilla y León. Nadie depositó en la apuesta y, si bien aún quedan tres meses para que se cumpla la cuenta atrás, son muchos los que consideran que los leonesistas no tienen intención de poner en marcha gestión alguna en las Cortes. «Quiero que cuando se presente la moción sea para ganarla», afirma Santos, que añade que no desearía ver cómo Tudanca o Mañueco ridiculizan a León.
Sin embargo, una voz autorizada del socialismo estima la posibilidad de que, llegado el caso, los procuradores del PSOE en las Cortes votaran a favor y hay responsables políticos que ven una ventana de oportunidad en la reconfiguración confederal de España si bien defienden que la prudencia es la mejor manera de abordar el proceso. Desde la otra esquina del tablero advierten que todo —incluida la moción en la Diputación, que califican de «trampa»— es una escenificación. «Sirve para dilatar la ilusión de los leoneses pero para nada más porque desde 2019 la UPL no ha hecho nada, ni en las Cortes ni con ningún ministerio».
Miembros de la UPL sí reconocen que han tratado de reunirse con el ministro de Administraciones Públicas y a las críticas de parte de su electorado, que dice no comprender la razón por la cual la proposicion incluía a Zamora y Salamanca, responden que para no hacerlo deberían cambiar los estatutos del partido. «Puede que la manera más rápida de encender la mecha sea el artículo 144 de la Constitución, pero entonces hay que reformularlo todo», dicen.
Luis Mariano Santos defiende que Castilla y León es una «mancomunidad de provincias» de ahí que no le extrañe que Óscar Puente, ministro de Transportes y exalcalde de Valladolid, se mostrara comprensivo con la reivindicación leonesa. «Puente verbalizó lo que piensa el 90% del PSOE y se evidencia en todas y cada una de las provincias de la comunidad», sostiene.
De hecho, tanto Izquierda Socialista como las Juventudes del PSOE han declarado su apuesta por el autonomismo y son muchos los que subrayan que hay más defensores dentro de ese partido que en la propia UPL.
«Hambre de autonomía»
El hambre de autonomía se mide en los miles de personas que UGT y CC OO han conseguido congregar en las distintas manifestaciones por León celebradas durante los últimos años. Fuentes del sindicalismo —que prepara para este otoño una nueva marcha reivindicativa—apuntan que la Unión del Pueblo Leonés siempre ha entendido la lucha y la reivindicación que se trató de poner en marcha con la creación de la Mesa por León. «Nos apoyaron a muerte y desde el principio comprendieron la necesidad de poner en marcha una Agencia de Desarrollo Económico y Social», manifiestan. Precisan además que la sintonía con ellos es inmejorable y concretan que hay miembros del partido afiliados al sindicato UGT. Hacen un reproche. «Es un partido conservador, como el PNV de León. En ese sentido estamos huérfanos porque nadie quiso coger la bandera leonesista en la izquierda», lamentan.
«Lo que sin duda ha logrado la Unión del Pueblo Leonés es colocar el debate en los foros del resto de partidos y ya sabe que quien establece los términos del debate, gana», declara un profesor. «Mire, lo que tiene que entenderse es que la península está dividida en nueve novenos. Pues bien, en uno de ellos, en León, hay un déficit de inversión pública de 800 millones de euros», defiende uno de los miembros de Unidad Leonesa, que asegura que a pesar de lo que se dice no existe ningún proyecto para articular una formación política.
—¿Y qué pasará con la UPL si finalmente se consigue la autonomía número 18?
«Pues tendrá que cambiar sus Estatutos. Eso para empezar», destaca Luis Mariano Santos, que, tras reflexionar un momento, añade que los afiliados —ahora alrededor de 600— tendrán que votar si el partido debe definirse de manera ideológica. «Aunque, verá, si desaparecemos tampoco pasaría nada porque el triunfo sería tan grande que a lo mejor dejábamos de ser necesarios».