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El plan ultra para asaltar el poder

El monstruo que se pasea por la campaña electoral norteamericana tiene nombre de plan secreto: ‘Proyecto 2025’. Para el partido de Kamala Harris, es la mayor amenaza para la democracia estadounidense en las últimas décadas. Para Donald Trump, se trata de un conjunto de «ideas ridículas y abismales» aunque algunos de sus seguidores están detrás de ese documento

La bandera estadounidense cuelga de la fachada del PentágonoEFE

Publicado por
ÓSCAR BELTRÁN DE OTÁLORA
León

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El diario británico T he Guardian lo vinculó al catolicismo ultraconservador, algo que el movimiento religioso desmintió. Asociaciones liberales de EE UU se han movilizado contra el texto ultraderechista al entender que incrementará la violencia en el país. El ‘Proyecto 2025’ es un mamotreto de 900 páginas elaborado por el mayor ‘think tank’ conservador del mundo, la Fundación Heritage, y pretende ser una propuesta de hoja de ruta de la Administración Trump si gana las elecciones. Su contenido defiende un liberalismo tan salvaje que, a su lado, el presidente argentino, Javier Milei, parece un zurdo peligroso. Propone «desmantelar el Estado», al que considera un enemigo de la libertad, infectado de antiamericanos o «extremistas transgénero». Su prioridad es la familia, entendida desde un punto de vista bíblico. Por ello, apuesta por perseguir el aborto, eliminar cualquier política LGBTIQ+ y acabar con cualquier insinuación ‘woke’ o del marxismo que, a su juicio, impregna a las élites estadounidenses. El escrito niega el cambio climático y asegura que «el extremismo medioambiental es antihumano». Pekín es el gran enemigo y, según sus autores, las grandes empresas tecnológicas de EE UU —Silicon Valley— son «una herramienta de la amenaza china» y obedecen al partido comunista del gigante asiático. Con respecto a la migración, su idea es blindar la frontera, incluso con el ejército, para que ningún sin papeles pise suelo norteamericano. Todos los cambios se podrán aplicar porque se dotará al Ejecutivo —al presidente— de poderes absolutos.

Para entender esta propuesta ultra es importante acudir a la genealogía. La Fundación Heritage fue creada en 1973 con la bendición económica de la familia Coors, propietaria de un emporio cervecero mundial. Dio sus primeros pasos en un momento delicado para la derecha norteamericana. El presidente republicano Richard Nixon dimitió en 1974 por el ‘caso Watergate’ y fue sustituido por Gerald Ford, del que se decía que no podía caminar y mascar chicle a la vez, y cuya única aportación fue indultar a su corrupto predecesor. La guerra de Vietnam, además, había dividido al país y los valores conservadores habían entrado en decadencia. En ese contexto de hundimiento de la derecha, la Fundación Heritage mantuvo la llama del republicanismo radical. Cuando Ronald Reagan llegó al poder en 1981, el grupo estaba ahí para proporcionar un corpus ideológico al reaganismo y resucitar la influencia conservadora.

El mandato de Reagan les otorgó una capacidad de influencia importante en las políticas de la Casa Blanca. En especial, en aquellas que tenían que ver con la Guerra Fría y el combate directo contra el comunismo. La organización, por ejemplo, fue clave en la lucha contra el sandinismo en Nicaragua. Cuando se produjo la caída del Muro de Berlín pudo subir al podio de los vencedores.

Contactos en España

Con el prestigio disparado, las administraciones republicanas de la era post Reagan siguieron contando con la Fundación Heritage. Los Bush, padre e hijo, recibieron el apoyo de esta fábrica de pensamiento y sus argumentarios sirvieron, entre otras cuestiones, para defender la invasión de Irak. Corrientes como el ‘Tea Party’ o los ‘neocon’ también acudieron a los pensadores de la fundación. Ese poder les proporcionó una proyección internacional considerable, algo que necesita una organización que cree en el intervencionismo de EE UU en todo el mundo. En el caso español, la fundación mantiene contactos con el PP —por medio de Faes— y con Vox. El actual presidente del ‘think tank’ norteamericano, Kevin Roberts, participó este año en unas jornadas organizadas en Madrid por el partido de Santiago Abascal.

Roberts es el inspirador del ‘Proyecto 2025’ y ese poso de la Guerra Fría en la que Heritage consiguió su esplendor aparece en el texto. Parte de su discurso defiende que el marxismo no fue derrotado y ahora ha emprendido una batalla cultural desde cuestiones como el feminismo o la familia. Cuando el documento, que es público, llegó a manos demócratas, el partido de Kamala Harris lo convirtió en uno de sus principales arietes contra Donald Trump.

La candidata demócrata se refirió al ‘Proyecto 2025’ en el debate que mantuvo con su rival en septiembre, en especial, por sus reflexiones de cara a prohibir el aborto. El republicano, en su respuesta, negó validez al texto y desde entonces se ha querido desvincular de ese manual, si bien ha asegurado que algunas de sus ideas son buenas. La Fundación Heritage, sin embargo, sigue considerándolo clave con un mensaje mesiánico. Según el propio Roberts, si no se aplica, «la propia existencia de Estados Unidos está en peligro».