Asuntos de familia...
Podría haberse decidido en España, en el Rally Cataluña... pero habrá que esperar al próximo fin de semana, en Gran Bretaña. El País de Gales será el definitivo teatro de operaciones para que los «familiares» de Peugeot y Citroën diluciden sus
Pocas veces como esta temporada el final de un Campeonato del Mundo de Rallies haya estado tan apretado. Las espadas en todo lo alto y los primos de PSA (Peugeot y Citroën) teniéndoselas tiesas desde principios de año. Ahora, once meses después, sólo un «insignificante» (¿) punto separa a cada cual de su personal gloria. Ni siquiera eso... porque Carlos Sainz está empatado a 63 con Solberg quien, dicho sea de paso, se convierte en árbitro de la cuestión. Todo podría haberse sentenciado en Cataluña, sólo que... no fue así. No se sentenció nada, o casi. Porque las cosas, al final de tres días de infierno , quedaron «casi» como estaban, cada cual volvió a su casa con la incertidumbre planeando sobre sus cabezas. Testas coronadas (algunas ya en otras temporadas) y tan calientes -o frías según se mire- como que, Tocando el viento... , las -esas sí- infernales pistas galesas, acabarán por poner a cada cual en su sitio. Y no es pequeño el reto: el barro y la niebla vienen a ser incondicionales compañeros de viaje en un rallye que tiene a gala -así ha sido en muchas temporadas- mantener viva la llama de la incógnita hasta prácticamente la ultima de sus cronometradas. Radicalmente distinto al Cataluña-Costa Brava, el Rally de Gran Bretaña cerrará un año en el que las sorpresas han sido la tónica de la temporada. Así fue, así sigue siendo La del Principado de Mónaco es la primera cita, y la que goza de mayor fama (no siempre merecida) en sus cronometradas a disputar en los Alpes Marítimos. Citroën debutaba con podio (Loeb, McRae y Sainz), de forma que el chevron se perfilaba ya como el equipo a batir. Suecia es, tradicionalmente, el rally más difícil para los pilotos latinos y, a la par, terreno abonado para los especialistas en nieve. Así que, el tal terreno -y su abono- daría la réplica de un Marcus Grönholm, campeón en título, que daba a Peugeot la victoria... empate entre los primos . Turquía, a caballo entre febrero y marzo y estrenando puntuabilidad mundialista, significó la primera victoria de Sainz con Citroën. La prueba, disputada sobre tierra ignota para todos los participantes, volvía a poner el duelo «familiar» en pie de guerra. Nueva Zelanda, con su peculiaridad de tramos en muy buen estado... y «perfectamente» recubiertos de resbaladiza gravilla, contabilizó otra victoria de Grönholm, por delante de su compañero Burns y de un tercero en discordia, Peter Solberg, que comenzaba ya a marear una perdiz que, a una semana vista, vuelve a estar en su punto de mira. Argentina, también sobre tierra, con tramos rápidos y bien acondicionados, conocería la tercera del año para Marcus. Acrópolis, el rally griego tradicionalmente rompedor por lo descarnado de sus imposibles pistas de tierra y que acaba por convertirse en el calvario de Las Termópilas para pilotos y máquinas, daría un respiro al duelo «familiar»: ganó el estonio Markko Martin (Ford) que firmaría así su primera victoria en el Mundial 2003. Chipre, con sus polvorientos y virados tramos, volvería a trufar el duelo: Rovanpera (Peugeot) ganaría... Loeb (Citroën) quedaría segundo. Alemania, con un insulso recorrido sobre asfalto, que entró el año pasado en el calendario mundialista, daría la victoria al chevron conducido por Loeb... justo por delante de Grönholm y Burns (Peugeot). Finlandia, el Mil Lagos de toda la vida, que siempre se constituye en referente mundialista con sus espectaculares saltos que propician vuelos de altura , se lo anotaría Markko Martin, con Solberg y Burns a su zaga. Australia, a principios de septiembre, fue la última cita de tierra antes de la «temporada asfáltica» de Sanremo, Córcega y Cataluña-Costa Brava. Allí, entre exóticos paisajes, el noruego Peter Solberg impondría su ley antes de que los pilotos galos (Bugalski, Panizzi, Delecour, Didier Auriol) pusieran sus cartas sobre un tapete que dominaría Auriol (Córcega) al volante del Skoda Fabia. Sería la nota «atrevida» del duelo a dos bandas. En fin, lo del Cataluña-Costa Brava... ya se sabe, está bien fresco el triunfo de un incombustible Gilles Panizzi que devolvía la sonrisa al seno del equipo del león y, por descontado, dejaba -deja- las cosas tan «claras»... como a principio de temporada: todo para el final.