Hay que optimizar su uso
En cuanto al automóvil, antes de usarlo conviene esforzarse en buscar otra alternativa siempre que sea posible (como solucionar algunos temas telefónicamente o utilizar el autobús). Gran parte del combustible empleado en recorridos urbanos comprende distancias inferiores a los 3 Km. Por eso, en los desplazamientos al trabajo se puede compartir el coche con los compañeros o utilizar transportes colectivos. De esta forma, en trayectos de 15 Km. diarios, se ahorran 3.000 Km. y 400 litros de combustible al año. Pero si es necesario, recuerde que los neumáticos deben llevar siempre la presión correcta y tener hecha la puesta a punto, así como el buen estado del aceite. Se gana en seguridad, se ahorra energía, se alarga la vida del vehículo y se contamina un 10% menos. Una vez al volante hay que evitar los acelerones iniciales porque el estárter actúa automáticamente. Se debe conducir con suavidad respetando la distancia de seguridad, sin forzar las marchas y manteniendo una velocidad regular frenando y acelerando de forma progresiva. Al circular con las ventanillas bajadas se producen turbulencias que frenarán el vehículo con el consiguiente aumento del consumo y, por otro lado, el uso del aire acondicionado incrementa el gasto entre el 10% y el 20%. Más de la mitad de la potencia del motor se emplea en vencer la resistencia del aire que aumenta con el peso del coche y la velocidad. Por eso, se deben evitar las bacas o los soportes de bicicletas si no los vamos a utilizar y, si vamos cargados, optimizar su colocación. Piense que cada 50 Kg. de más, se aumenta el consumo el 1,5%.