Reivindicación gráfica de la arquitectura popular

|||| El palacio de los condes de Grajal es la sede de uno de los encuentros entre la plástica de la fotografía y las formas renacentistas del que fue palacio de los condes de Grajal y hoy es patrimonio de un pueblo que emerge con miles de historias en el fin de la Tierra de Campos leonesa. José María Álvarez (Cacabelos. 1955) con La mirada creadora pone en contacto esta residencia señorial del siglo XVI con la arquitectura tradicional a través de las 33 fotografías que integran las series Barro y Madera . Situado en la plaza mayor de la villa, junto a las Casas del Ayuntamiento (poder civil) y unido a la iglesia de San Miguel (poder religioso), el palacio simboliza el poder señorial, pero también un cambio de mentalidad de la nobleza de la época que decide abandonar el castillo como residencia y acomodarse a «otras formas de vida más relacionadas con los modos cortesanos que con las armas». Los palomares, hoy símbolo de la arquitectura popular tradicional, sólo podían ser explotadas hasta el siglo XII por nobles e hidalgos. El derecho de palomar se fue suprimiendo con los primeros fueros a partir de esta centuria y ahora constituyen arquetipos de la cultura popular. Las fotografías, que destacan el barro y la madera como materiales esenciales, «indagan y muestran un valor estético que llega a cuestionar las fronteras del arte». Demanda «ojo atento y mirada creadora» y, desde luego, hace un cómplice guiño a quienes comparten con él la convicción de que el arte no sólo se encuentra en los edificios famosos por el nombre del autor. «Quiere provocar», en suma, «a quines piensan que el arte con mayúsculas debe tener un nombre propio». La vinculación de la arquitectura popular con la naturaleza que la acoge se subraya en las fotografías, en las que tierras y maderas llegan casi a confudirse con el paisaje lo mismo que los palomares en la tierra sahaguntina.