Centro de referencia en el tratamiento de los ojos
El Ioba, Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada de la Universidad de Valladolid, a pesar de que solamente cuenta con 15 años de vida, se ha convertido en uno de los centros referenciales en España en el tratamiento, la investigació
Son muchas las personas de todo el país que ante la amenaza más o menos explícita de la ceguera y ante situaciones que en otros lugares son difíciles de resolver, se acercan a este Instituto vallisoletano en busca de soluciones. Aquí se encuentran con oftalmólogos especializados en cada una de las patologías de los ojos, formados en los centros más importantes del mundo y se encuentran, sobre todo, con seres humanos dispuestos a luchar con el máximo entusiasmo porque otros seres humanos se libren de sus dolencias. Según el encargado del gabinete de comunicación, Ignacio Gil Zarzosa, «el Instituto tiene tres grandes ramas, investigación, formación y área clínica. Las tres están interconectadas entre sí. Aquí se forma a oftalmólogos, ópticos y enfermeras en temas relacionados con las ciencias de la visión, digo ciencias de la visión y no oftalmología porque el Instituto tiene una vocación multidisciplinar. No es sólo un Instituto de oftalmología sino que también entra en el plano de la biología. Todos sus integrantes trabajan en temas relacionados con campos de la visión, llámese retina, llámese óptica, cirugía... Es un instituto universitario, ligado a la Universidad de Valladolid, y que tiene vocación universitaria, a la vez que vocación pública. Se pretende funcionar con un modelo de lo público distinto al que mantiene, por ejemplo, la Seguridad Social. Aquí no se busca un funcionamiento como el de la empresa privada, para la que lo fundamental es la cuenta de resultados. Pero tampoco queremos ser como una empresa pública en la que en muchos casos hay falta de motivación y falta de afán de superación. Se ha buscado un sistema mixto en el que se intenta recoger lo mejor de las dos vertientes». Una entidad sin ánimo de lucro Ignacio Gil explica la actividad del Instituto mientras camina a través de los largos y complicados pasillos de la Facultad de Medicina de Valladolid, en la Calle Ramón y Cajal, a través de los cuales busca de las distintas dependencias del Ioba, desperdigadas a lo largo y ancho del edificio. «Su pertenencia a la Universidad es lo que le permite la intensa labor de investigación y lo que le proyecta a otras instituciones de carácter internacional. Otro elemento muy importante es que no tiene ánimo de lucro. En este momento la facturación está en torno a los 700 millones de pesetas anuales. Se pretende que cada una de las tres áreas sea autosuficiente económicamente, pero eso no ocurre. La formación es muy cara y muy elitista, porque a lo mejor se monta un curso con tres profesores de distintas nacionalidades y puede que solamente haya diez personas interesadas, son cursos tremendamente especializados. Los cursos necesitan el apoyo económico de la clínica. La investigación ha sido también tradicionalmente un área deficitaria, aunque este año ha pegado un impulso tremendo, pero sigue sin cubrir todos sus gastos. Por lo que el área clínica es la que nutre a las otras dos» Son más de ochenta los profesionales altamente cualificados que trabajan en el Ioba «en un proyecto que ha nacido poco a poco y que crece cada día. Eso ha tenido sus ventajas y sus inconvenientes. Un gran inconveniente es que no hubo un gran proyecto inicial dotado con grandes medios. El Ioba, comenzó con el profesor Pastor y otras dos personas trabajando en una habitación de la Facultad de Medicina, y ahora mismo cada médico y cada investigador tiene su despacho, pero la clínica, las aulas y los laboratorios están instalados en diferentes lugares de la Facultad. Es necesario disponer de unas instalaciones propias que permitan unir todo el Instituto en un gran Edificio Ioba, que ya está en marcha». El Instituto cuenta con investigadores, docentes y médicos altamente cualificados, pero en casos puntuales, como recientemente ha sucedido con la problemática que suscitan los niños, se traen los mejores especialistas de otras instituciones de todo el mundo. En el caso aludido el oftalmólogo que trata las enfermedades oculares infantiles viene cada semana de sde una importante clínica portuguesa de Coimbra. «Otro gran reto que tiene el instituto es el de crear una estructura que permita una mayor agilidad administrativo-gerencial. Porque la parte universitaria no tiene la agilidad que se necesita para una empresa de estas características, sobre todo en la gestión de personal. Se está planteando la posibilidad de crear una Fundación, en la cual estaría la Universidad y se está negociando con alguna entidad financiera, concretamente con Caja España, la posibilidad de que entre a tomar parte de esta fundación. Eso permitiría una mayor autonomía y una mayor agilidad en la gestión». La investigación elemento vital Aunque de cara a los pacientes lo más importante es el área clínica, «hay cuatro grupos de investigación, cuatro grandes líneas, con grupos consolidados de investigadores de distinto tipo que trabajan, unos en retina, otros en superficie ocular, otros en oncología y otros en glaucoma. Cada uno tiene su director, su equipo de trabajo, sus laboratorios y sus proyectos de investigación. De estos cuatro grupos en estos momentos es especialmente puntero el de Superficie Ocular, está a nivel mundial y trabaja en proyectos compartidos con laboratorios de Estados Unidos y otros países. Glaucoma tiene también un grupo muy potente y lo mismo sucede en retina y oncología. En oncología se está esperando como elemento importante la creación de un banco de ojos, aunque esto es un tema aparte». También es muy interesante el proyecto de iluminación y baja visión, que pretende desarrollar recursos para que las personas, cuando la medicina termina y ya no tiene posibilidades para su enfermedad, se encuentren con una serie de recursos ópticos, de recursos materiales, lupas, lentes, etc. que ayudan a que mejore su baja visión. No nos damos cuenta de que muchas veces con sólo cambiar la iluminación de nuestra casa veríamos un 20 por ciento más de lo que vemos, nos gastamos el dinero en las gafas y tenemos las luces inadecuadas. El programa de investigación de ojo seco, que está vinculado al grupo de Superficie Ocular. Hace referencia especialmente a una dolencia que afecta a un buen número de personas, entre los que se cuentan, por ejemplo, los usadores de lentillas y los que han recibido cirugía láser,. El ojo seco en este momento es una dolencia que no tiene cura, solamente cuidados paliativos, las famosas lágrimas, que aunque alivian no curan. El Instituto sale de sus paredes, se proyecta al mundo a través de las nuevas tecnologías, gracias a Internet y a los satélites de comunicaciones, el IOBA puede ayudar a dar diagnósticos de enfermos que están a miles de kilómetros de distancia o que se encuentran a unos cientos, en las distintas provincias de la comunidad. Telemedicina en Angola «Entre las actividades de investigación más importantes del IOBA figura la que se desarrolla en Angola, donde se está llevando a cabo un proyecto de Tele-oftalmología realizado en colaboración con el Ministerio de Salud de Angola, para formar oftalmólogos angoleños, que vienen a estudiar al Ioba e inicialmente vía satélite y ahora vía Internet con un centro que hay allí similar al Instituto, aunque en otra escala, se asesora desde el punto de vista médico y quirúrgico en los casos que a ellos se les presentan. Cuando tienen un problema, algo de difícil solución, mandan las imágenes a Valladolid y desde aquí se diagnostica y asesora. Esto mismo se acaba de poner en marcha con Zamora, con el servicio de oftalmología del Hospital Virgen de la Concha». «Se pretende que el Instituto oftalmológico se convierta en centro de referencia en la comunidad de Castilla y León, para atender a casos difíciles. Allí donde pueda tener dudas el oftalmólogo que trabaja en cualquiera de los hospitales, sabe que el Ioba está a su disposición y que puede conectarse con él, para hacer un diagnóstico del caso o para ofrecer una segunda opinión a lo que él plantea. Eso se hizo en su día en El Barco de Ávila y en estos días se ha lanzado de una manera más intensa con Zamora. Está financiado por la Agencia de Desarrollo Económico de la Junta de Castilla y León. Otro de los proyectos en marcha es participar en una base de datos común sobre casos clínicos para que la información que hasta ahora está desperdigada se vaya montando en grandes bases de datos que se puedan compartir».