Diario de León

VINOS

«Tinto Maceración 2003» el primero de la fina

SANTOS

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|||| Explicaban la pasada semana los bodegueros de Rueda que presentaron sus blancos de este año en León, que las nuevas técnicas permiten elaborar los vinos con mucha más celeridad que en el pasado, y que por eso podían presentar la flor de sus bodegas a solamente dos meses después de la vendimia. La verdad es que en El Bierzo esto sucede desde hace muchos años, los buenos cosecheros vinícolas bercianos solían probar sus vinos con el magosto del día de Todos los Santos. Naturalmente eran siempre vinos jóvenes, vinos de la cosecha que se consumían a lo largo del año. Caldos que ayudaban a soportar los rigores campesinos y que servían para acompañar galanamente a las buenas viandas de la tierra, la mayoría de las veces en el soto de castaños, en la huerta de pimientos o en los extensos cultivos de frutales. Incluso, aunque nos remontamos muchos años atrás, en los cultivos de lino o centeno, que también los había en tierras del Bierzo en cantidad, aunque ahora hayan desaparecido totalmente. Pero hay un berciano, se llama Prada, que tiene a gala presentar su «Tinto Mencía» cuando apenas se han teñido de oro los castaños y los cerezos y guindales ponen con el rojo de sus hojas una nota de extraordinario colorido de los montes bercianos. El pasado martes fue el día elegido para presentarlo en su taberna de León. El «Tinto Mencía 2003», tiene las mismas virtudes que sus hermanos de antes anteriores, se ha convertido en una creación de alta escuela que no aporta sorpresas porque no le hace falta. Es un vino de suave paladar, exquisitos aroma y una capa de fuerte tonalidad. Es quizá el Mencía en el que mejor se pueden apreciar las cualidades de esta uva que, por derecho propio, se ha convertido en la reina del Bierzo vinícola. Un vino joven y lleno de vida que se consigue por la simple presión del peso de la uva y que está consiguiendo grandes triunfos. Pero El Bierzo es grande en todos los sentidos y este es solamente el aldabonazo de salida para una buena cosecha. Pronto irán apareciendo los demás vinos jóvenes y después los crianzas y aún después los reservas, porque la gran aventura del vino berciano está comenzando. Ahora que la Mencía se ha consolidado, cuando los cosecheros han sabido adaptar sus bodegas a los nuevos tiempos, cuando la presentación de los caldos bercianos está tan cuidada como la de las mas renombradas denominaciones de origen, ahora que emergen nuevas posibilidades, sobre todo con los blancos que cada día están mejor conseguidos, comienza a ser el momento de recoger los frutos de una cosecha que ha sido larga en años, pero muy fructífera en sus resultados. Nuestro aplauso, un año más, para el «Tinto Maceración 2003» y también para todos esos otros estupendos vinos bercianos que inexorablemente vendrán a continuación.

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