Solidaridad colectiva frente al acoso laboral
|||| La solución genérica para el mobbing , o acoso laboral, es que la sociedad sea consciente de estos mecanismos y los avergüence desde el principio, según el psicólogo organizacional de la Universidad Jaume I de Castellón Francisco Fuertes Martínez. «Cuando una persona reiteradamente ningunee, cotillee de otro, debería decírsele 'de qué vas, por ahí no', y unirse a los otros testigos para lanzar al mensaje de que esto no debe hacerse. No hay que tener miedo a los mensajes que lanza el acosador, porque cuando da 'leña' a otro está diciendo, 'cuidado con pasarse conmigo que sufriréis lo mismo que este'. El acosador solo no tiene media bofetada», asegura Martínez. Sobre otros recursos de los acosados para solucionar este tipo de traumas, afirmó que las medidas son dispares, según la etapa. «Lo primero que una persona que padece mobbing necesita es que los amigos o un profesional le ayuden a analizar lo que le pasa, porque algo que incrementa lo terrible de estas agresiones es que no tienen nombres para ponerle», explicó. «Sufro pero no sé lo que me pasa. Conocer lo que se padece es un primer bálsamo interesante, aunque no suficiente», asegura. También apunta como otra posibilidad la práctica de ciertas habilidades sociales «porque en la vida occidental, las habilidades sencillas del tú a tú son muy interesantes, aunque puede ser conveniente llegar a realizar un cierto teatro, sin llegar a extremos», puntualiza. «Otro recurso puede ser acudir a un abogado, pero con pies de plomo, ya que no todos los casos ganados significan solucionar el problema. Hay acosados que han ganado un juicio y han agravado su problema y otros que lo han perdido y han mejorado», explica el psicólogo. Martínez asegura que el mobbing institucional «es el mobbing a secas. No veo la posibilidad de que un individuo acose a otro de forma aislada. El arropamiento de una cultura ya supone acoso dentro de una institución». Además, añade que «ciertamente» hay instituciones más ideologizadas con un programa más claro «de deshacerse de cierto tipo de individuos y que practican más refinadamente un tipo de estrategia institucional. En una congregación religiosa donde quieran deshacerse de los profesores que no van a misa lo tienen más claro y más expeditivo; no es muy distinto que en una universidad quieran deshacerse de un profesor». No obstante, y sin ánimo de hacer una crítica genérica al mundo empresarial sino a las empresas en que se da esta política de agresión, afirma que ciertos entornos agresivos de trabajo en la responden «a un dogmatismo que no respeta valores incuestionables como la dignidad de las personas, en aras, por ejemplo del ahorro de costes. A partir de ahí vale todo, muchas técnicas de gestión empresarial practicadas por algunas empresas, no todas, son más religiones que ciencia o tecnología. Es un nuevo fanatismo», opinó. Asimismo, sobre la incidencia del mobbing en España con respecto de otros países europeo afirma que no dispone de datos fidedignos y que aunque que da igual «que haya un 15% que uno solo. Cada caso único es suficientemente grave, es como si tuviéramos abolida la pena de muerte pero matamos a gente de forma suti».