Mozambique: desayuno y escuela
Misioneros y voluntarios vicencianos de León colaboran con un proyecto que busca dar educación y alimento a la vez a los niños de Mozambique
Desayuno y escuela es un proyecto que se está llevando a cabo en Mozambique desde hace dos años. Se trata de una iniciativa surgida durante unas jornadas de reflexión que realizó la familia Vicenciana sobre san Vicente de Padua, en las que se tomó la determinación hacer algo sobre la globalización de la caridad. Aquella inquietud se plasmó en el apoyo de los grupos seguidores de San Vicente de Padua en León a grupos seguidores del santo en otros países. En concreto en Mozambique, por ser uno de los cuatro países más pobres del mundo. Así la congregación decidió apoyar este proyecto, cuyo objetivo es luchar contra el hambre y a favor de una cultura y de una modificación de los hábitos que permita acabar con la penuria. El pasado mes de septiembre, el proyecto cumplió tres años. La iniciativa de los misioneros leoneses se desarrolla en la ciudad de Nakala. Mozambique es un país enorme, que tiene entre el norte y el sur 2.500 kilómetros. La capital y la riqueza está en el sur, en Macuto, que es una ciudad con mucha pobreza en grandes barriadas y con un nivel de desarrollo que tras 10 años de paz, empieza a ser bueno. En el norte, donde se encuentra Nakala, están más aislados, y con mucha más miseria en todos los niveles: alimentación, cultura, de medios de comunicación o sanitaria. El proyecto Desayuno y escuela , lo que busca es la formación y crear nuevos hábitos culturales, pero «nadie puede estar atento en clase sin haber desayunado», afirman. Por ello, esta misión humanitaria lo que busca es darle el desayuno a los niños y pagar al profesor mientras la escuela no está constituida en serio o no tiene tradición, es decir, hasta que el gobierno se hace cargo del sueldo de los profesores y la hace escuela oficial. La ciudad tiene tres escuelas grandes de casi mil alumnos cada una, y esos profesores los paga el gobierno. En la zona rural -30 kilómetros a la redonda- hay otras diez escuelas pequeñas y dos grandes que tienen entre todas ellas mil alumnos. A todos ellos se les da el desayuno y se paga a los profesores; es en estas últimas escuelas donde se vuelca la misión. Buscan con ayudas oficiales construir una infraestructura educativa y que la formación sea de calidad, que lleguen puntuales los profesores, que den clase a los niños, que no pidan dinero a los alumnos y que éstos vengan limpios a clase , que estén atentos, que tengan material,... En general pretenden ayudar a que la escuela funcione. Este proyecto se realiza trabajando igualmente con las familias. Se trata de concienciar a los padres para que manden a sus hijos a la escuela, para que asuman normas de higiene porque la mortalidad en estas zonas es muy alta debido a enfermedades como el cólera (un problema de higiene), la malaria o el sida. Para evitar estas enfermedades es importante la labor de concienciar a las familias. El objeto del proyecto es que allí donde no había una escuela, llamar a los niños, a los padres, para crear una escuela, llevar un profesor, convocar a los alumnos, que los padres hagan con barro y con paja una escuela que luego será de cemento, que sientan que la escuela es de ellos, que la cuiden y que se cambien los hábitos de población para respaldar la formación. En Mozambique, concretamente en este proyecto de Desayuno y escuela , están trabajando las Hijas de la Caridad y los padres paules, congregación fundada por San Vicente de Paúl; además de misioneros laicos- enfermeras y profesoras- que llevan el proyecto adelante día a día. Pero los proyectos de la escuela no son los únicos que realizan.