TRAYECTORIA
Salma Benani, un caso excepcional
Salma Benani, esposa del rey Mohamed VI de Marruecos, no tiene rango de reina, pero es la primera mujer de un rey marroquí con rango de Alteza Real. La princesa Salma tiene una trayectoria que no coincide con la de la mayoría de las mujeres marroquíes, y algo ha debido de influirle al rey de Marruecos para permitir por ejemplo cuando se casó, que se difundieran imágenes de su boda y más tarde del nacimiento de su primer hijo. Todo apunta a que esta joven especialista en Matemáticas y primera de su promoción de ingenieros informáticos, está dispuesta a desempeñar un papel muy diferente al de su suegra, que nunca apareció en fotografías oficiales. El caso de Jemina Khan, casada con el Imran Khan, líder del Partido por la Justicia de Pakistán, es algo diferente al del resto de sus colegas. Cambió el mundanal ruido de las fiestas de Londres por los campos de refugiados afganos o los hospitales en Lahore. Jemina, hija del archimillonario judío inglés Sir James Goldsmith y madre de dos hijos, nada más conocer al Miran Khan abandonó sus estudios de Literatura y se convirtió al Islam. Podría haber sido la chica más deseada de la sociedad londinense, pero a los 21 años se enamoró del líder del Partido por la Justicia de Pakistán, un político de gran carisma, capitán del equipo de críquet de su país en la época de estudiante. Desde entonces, cambió el lujo por el amor, y en la actualidad recauda fondos para el hospital oncológico fundado en memoria de la madre de Miran. Y, por si fuera poco, preside dos ONG, una para alfabetizar mujeres, dando trabajo a más de trescientas mujeres. Los radicales y fundamentalistas islámicos no entienden de modas ni diseñadores y repudian todo lo que tenga que ver con la estética. Sin embargo, estas primeras damas y algunas más que comienzan a cobrar protagonismo (Suha Arafat, esposa del líder palestino Yaser Arafat; Andrea Lahud, mujer del presidente libanés; Fátima Al Bachir, del presidente de Sudán; y la princesa Subeika Al Jalifa, del emir de Bahrein), son la cara amable de países, cada vez más atrayentes para los turistas.