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León

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Se trata de una caja de cambios cuyos elementos de selección, cambio de marchas y accionamiento del embrague están controlados por un sistema electromecánico mediante el cual el conductor puede elegir entre dos modos de funcionamiento: manual o automático. El conductor conserva el control sobre la selección de las marchas, engranándolas indistintamente con los dos tipos de mandos: las levas del volante o la palanca habitual en el piso del coche. Las paletas situadas detrás del volante (levas) permiten subir (derecha) o bajar (izquierda) marchas; tienen la particularidad de estar fijas y ofrecen unas excelentes condiciones de comodidad y precisión, sea cual fuera la posición del volante. Por lo que respecta a la palanca situada en la consola central, comporta una posición estable en su centro. Presionándola hacia delante (+) se engrana la marcha superior y moviéndola hacia atrás (-) se reducen marchas. Se trata de un mecanismos «por puntos» (por secuencia), de ahí la denominación generalizada de secuencial. Con el fin de asegurar la longevidad del grupo motopropulsor, cada petición de cambio de marcha es analizada por el calculador que, aceptará o no, la acción del conductor. La consecuencia práctica es evitar tanto los pasones (de vueltas) como un régimen demasiado bajo que, desde luego, tampoco beneficiaría ni al motor ni al conjunto de la transmisión. Además, y por evidentes razones de seguridad, sólo la palanca (no las levas del volante) permite pasar a punto muerto o a la marchas atrás. Una ligera presión hacia la derecha permite seleccionar el punto muerto mientras que, solamente a vehículo parado y pisando el freno, se selecciona la marcha atrás.

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