Las españolas más poderosas
En la cumbre de la sociedad española hay instaladas muchas mujeres. La periodista Pilar Ferrer ha analizado ese ámbito y ha publicado un libro titulado «Armas de mujer en la España contemporánea»
El libro se introduce con una frase de Lope de Vega: «Poner freno a la mujer es poner límite al mar». Luego desarrolla una serie de apartados en los que va presentando mujeres que desde los años treinta del siglo XX han venido despuntando en una sociedad básicamente dominada por el hombre. En ese periodo analizado se constata el empuje feminista desde los inicios del siglo y cómo la dictadura del general Franco resituó a la mujer a un papel pasivo durante medio siglo, hasta que en la época democrática se ha relanzado la presencia femenina en todos los ámbitos. No se trata de un libro sociológico, sino más bien de un retablo de mujeres destacadas por su coraje, su poder económico, político o simplemente por su capacidad de seducción. El acto de presentación fue espectacular, con una importante presencia de mujeres, destacadas de la vida política, especialmente. Sin embargo, curiosamente, fueron dos hombres los encargados de dar a conocer el libro: Rodrigo Rato, un vicepresidente del gobierno de España, y José Bono, uno de los más conocidos líderes socialistas y presidente de un gobierno regional, el de Castilla-La Mancha. -¿Cómo ves, Pilar, la evolución de la mujer española a lo largo del siglo XX? -Creo que la mujer ha evolucionado mucho, sobre todo en algunas esferas, como la política y la economía. Ahora que hablamos tanto del 25 aniversario de la Constitución Española, pienso que hay un abismo entre aquella mujer y la de ahora. Hoy, es normal tener una alcaldesa, ministra o presidenta de las Cortes; como también, una mujer al frente de un banco o de un gran imperio empresarial. No obstante, queda aún mucho camino por recorrer, dado que las reformas legislativas están en marcha y la educación «machista» todavía pervive en muchos ámbitos. Pero, la mujer de hoy, en líneas generales, está mucho más preparada y segura de sí misma para no competir, sino trabajar en igualdad de oportunidades con el hombre. -¿En qué ámbitos aprecias aún mayor desigualdad de la mujer? -En el ámbito rural, en el área laboral de la industria y servicios varios, lo que tradicionalmente llamamos el sector obrero, y, desde luego, en esa área doméstica, por llamarla de alguna manera, en que la mujer sin independencia económica todavía sigue al servicio y al arbitrio del marido o compañero. Creo que se ha avanzado mucho en el área política y económica. -¿Cómo han sido los caminos para llegar al triunfo social? -Antes que triunfadoras son luchadoras. Grandes luchadoras en las distintas etapas que les ha tocado vivir. En la República, fueron pioneras en ser libres. En el franquismo, las «señoras de» estaban en casa con la «pata quebrada», mientras las «liberadas», es decir, las folclóricas, llamadas las «amantes» del régimen, llevaban otro tren de vida. En democracia, los hombres potencian la presencia de mujeres porque se dan cuenta de su enorme gancho electoral. Yo no creo en la separación de sexos como adversarios, creo que el sexo no avala el talento. Por ello, creo en la igualdad y en el reparto equitativo entre hombres y mujeres. -¿Por qué hablamos habitualmente de armas de mujer ¿No es un término demasiado belicista?¿No sería más lógico hablar de poderes de mujer o herramientas de la mujer? -Me apasiona ese término porque me fascinó aquella película Armas de mujer , que es un poco la inspiración de este libro. Todo se resume en esa espléndida frase de Melanie Grifith en la película: «Tengo un cerebro para los negocios y un cuerpo para el placer». La mujer, su mejor «arma», ha sido conjugar una buena cabeza, el cerebro, con el arte de la seducción. - ¿Donde está en el siglo XXI el mayor poder de seducción de la mujer? -En la astucia, su mejor cualidad, ese llamado «sexto sentido» que le hace olfatear las situaciones y diseñar sus estrategias. La astucia y la sagacidad son las mejores «armas» de la mujer. -¿Qué dificultades encontraste para hacer este libro? -Ninguna. Todas las mujeres que aparecen son bien conocidas por mí, porque no me gusta hablar de lo que no conozco. A excepción, claro está, de las etapas históricas de la República o el franquismo, o algunas ya desparecidas, en que fue necesario una labor de documentación y hablar con gentes que las conocieron. -¿Cuáles son las mujeres que más te seducen de las que aparecen en tu libro? -Me seducen casi todas: Desde Clara Campoamor, la madre del voto femenino; Margarita Nelken, la gran madre coraje; mi adorada Montserrat Roig, esa enorme escritora a la que no se ha hecho justicia devorada tan joven por el cáncer; Ana Botella, un auténtico fenómeno mediático y mujer clave en el éxito de Jose María Aznar y del Partido Popular; Ana Palacio (ministra), valiente done las haya; socialistas como Carmen Alborch o Trinidad Jiménez; científicas de la talla de Margarita Salas; maestras de la danza como Sara Baras; seductoras e inteligentes como Isabel Preysler; sutiles y auténticas señoras como Mari Luz Barreiros; en fin, muchas de las que están en el libro. Creo que tienen algo en común: luchadoras, inteligentes y, además, seductoras.