Los grandes simios, en peligro
Un informe de la Unesco alerta sobre la desaparición de los grandes primates. La caza furtiva y la destrucción de los bosques son grandes factores de riesgo, pero existe también siniestro tráfico de bebés-gorilas y chimpancés.
Los grandes simios, la especie emblemática tan relacionada con el ser humano, protagonista indiscutible de las teorías de la evolución natural, están en graves peligro de extinción. Así lo ha puesto de manifiesto un reciente informe de la Unesco, presentado en París, que alerta sobre la progresiva desaparición de los primates de la superficie del planeta. El crecimiento demográfico, las guerras civiles en las zonas donde habitan, la destrucción de los bosques y las enfermedades, son factores que contribuyen a la extinción de los simios, según revela este estudio en el que han participado expertos de varios países. En busca de ayuda urgente para frenar este riesgo, la Unesco ha presentado todo un Plan de protección y seguimiento de los grandes primates, que a finales del año 2004 será debatido en un encuentro intergubernamental y que fija ya, con carácter inmediato, una subvención económica de 25.000 dólares. Según el director adjunto de los Convenios Medioambientales de la Unesco, Robert Hepworth, se calcula que existen hoy en el mundo alrededor de 400.000 grandes simios, repartidos en veinte países africanos y dos asiáticos, cuya supervivencia depende, ante todo, de la conservación del medio natural dónde viven. Se trata de un círculo vicioso, pues la desaparición de los grandes monos, que comparten sus hábitats con millones africanos y asiáticos, en su mayor parte muy por debajo del umbral de la pobreza, traería consigo, además, el aumento de miseria en estas poblaciones deprimidas del planeta. La dificultad de interesarse por los grandes monos, en zonas dónde los humanos mueren de hambre, hace que la supervivencia de los simios exija información y movilización de las poblaciones locales, mejora de las condiciones de vida y ayuda de los gobiernos colindantes. La construcción de carreteras e infraestructuras, la explotación minera, la caza furtiva y el comercio de bebés-gorilas y chimpancés, cada día más en auge, agrava este problema. Las ayudas son urgentes, como ya sucedió en la República Democrática del Congo hace unos años, donde se produjo toda una ofensiva para salvar a una manada de rinocerontes blancos, una especie de gran valor ecológico y que estaba en graves peligro de extinción. Reflexionar y actuar globalmente, es algo que pone de relieve este último informe de la Unesco. El Plan para salvar a los últimos gorilas, chimpancés, bonobobos y orangutanes del mundo pasa por crear zonas donde las poblaciones de grandes monos puedan estabilizarse, e incluso con técnicas adecuadas de reproducción, aumentar. La extinción alarmante de estos mamíferos, que comparen con el hombre hasta el 96% de su ADN y cuya desaparición supondría la pérdida de una parte del puente que conduce a los orígenes del ser humano, es algo que debe concienciar a los Gobiernos de todo el mundo, según ha declarado el responsable del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, Klaus Toepfer. Por su parte, el primatólogo británico Ian Redmond, uno de los directores de este Plan para salvar a los grandes monos, subraya la necesidad de acciones urgentes de la ONU para insistir sobre los aspectos positivos, ecológicos, económicos y culturales que supone la protección de esta especie. Salvar a los simios y los ecosistemas donde habitan no es sólo una cuestión de supervivencia y conservación, sino también un acto de lucha contra la pobreza y la hambruna en el mundo. Los grandes primates son una pasarela única hacia el medio natural, y los bosques en que habitan constituyen un recurso vital y una fuente esencial de alimentos, agua, medicamentos y un lugar dotado de valor espiritual, cultural y económico. Las zonas de África y Asia dónde aún perviven, se encuentran afectadas por la pobreza, las contiendas, la amenaza de la caza furtiva y las infraestructuras destructivas. La relación del hombre con el mono, su legendaria vinculación somática, hacen de la conservación de los primates algo muy necesario para el propio hábitat del ser humano y la conservación del ecosistema.