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Austeridad en las formas y en el fondo Espiritualidad, más que religión

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León

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|||| Las habitaciones que ocupan los huéspedes en las hospederías monásticas tienen como rasgo común la austeridad, que no se puede confundir en ningún caso con la falta de comodidades. «No puedes pedir a la gente que venga y no tengas, por ejemplo, calefacción o un baño completo», explica el padre Agustín, aunque «aquí lujos, los justos». En general los cuartos disponen de todo lo necesario para pasar unos días, hay, aparte de las camas (individuales, dobles o familiares en algunos casos), armario y una mesa y sillas. El resto de la vida se hace en los espacios comunes, para eso los huéspedes comparten salas, patios, capilla,... Todo ello forma parte del convento, pero se encuentra separado de las dependencias que ocupan los religiosos o las hermanas. El paso a estas estancias no está permitido, y sólo se comparten los lugares de los rezos. No hace falta más. Quien acude a una hospedería monástica ha de compartir también el espíritu de la comunidad que le acoge. «Ahora aquí tenemos lo justo, no pasamos privaciones pero nos arreglamos con poco. Antes (de la desamortización) había demasiada riqueza. Yo prefiero esta sencillez». |||| Buena parte de los monasterios leoneses con actividades de acogida de huéspedes aconsejan que quienes acudan a su hospedería alberguen motivos espirituales, y que participen en la medida que deseen en las oraciones y actividades religiosas de la comunidad. Espiritualidad, deseo de paz y recogimiento que no excluyen diferencias en la religión. «Se trata de encontrar la paz y el sosiego del espíritu y del cuerpo, un deseo cada vez más urgente para todos. Los cristianos sienten a veces el ahogo del mundo actual, y buscan un clima de paz que les ayude a acercarse a Dios. Pero esto vale también para quienes, sin sentirse ligados al dogma católico de forma particular, se acogen al remanso de un monasterio», comenta un religioso. Todos los responsables de las hospederías monásticas coinciden en la consideración de sus establecimientos de acogida: «Esto no es un hotel. Quienes quieran conocer la zona o hacer turismo disponen de otro tipo de lugares, no tienen por qué acudir a un convento. Aquí se busca la paz, la reflexión, algo más interior». De hecho, la vida en general en las hospederías se hace de manera paralela a la de la comunidad. En muchos conventos los horarios de desayuno, comida y cena están adaptados para las personas que están descansando (por ejemplo, no hay que levantarse a las seis de la mañana); pero existeun horario marcado. Las hospederías no son restaurantes. Sí se establecen unas normas de convivencia. A partir de una determinada hora (entre las 21.30 y las 23.00, según los lugares) nadie puede entrar ni salir del convento. Los ruidos y las normas básicas de convivencia se siguen, como es lógico, con disciplina. En las hospederías leonesas se acoge a hombres y mujeres, y en ambos casos las dependencias de la comunidad están reservadas a las hermanas o hermanos. La hospitalidad es un deber de caridad para muchas órdenes religiosas, incluso puede convertirse en una fuente de ingresos. «Pero no somos un restaurante, ni una casa de descanso, ni un hotel o un punto de partida para hacer turismo». Hay algo más.

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