Diario de León

¿Qué fue de Sadam?

Sólo dos personas ajenas al Pentágono han tenido acceso al dictador. Los detalles de su cautiverio y su destino más próximo son todavía una incógnita.

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JESÚS AMATRIAIN | texto
León

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El lugar más secreto y mejor custodiado del mundo se encuentra en alguna parte de Irak. La celda donde el Ejército estadounidense mantiene cautivo a Sadam Huseín sólo ha sido visitada por dos personas ajenas al Pentágono, dos funcionarios de la Cruz Roja que tuvieron que pasar por una locura de sistema de seguridad antes de tener ante sus ojos al dictador. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) solicitó al día siguiente de la detención de Sadam, el 13 de diciembre, su derecho a verle y asistirle según los términos marcados por la Convención de Ginebra. Pero Washington aún tardó más de un mes en conceder a Sadam el estatus de prisionero de guerra por ser considerado el comandante en jefe de las tropas iraquíes (un paso necesario para que se le pudieran aplicar los derechos de la Convención), otro mes más en autorizar al CICR para que pudiera ver al ex líder iraquí y una semana en organizar la visita con la seguridad necesaria. El pasado sábado 21 fue el día elegido. Después de superar todas las medidas de seguridad, condujeron a las dos personas, un médico y una delegada de la organización de lengua árabe, a un lugar desconocido. Los hombres del CICR exigieron verlo en solitario y sin vigilancia. «Nuestra misión era comprobar si estaba en buen estado de salud, si estaba recibiendo suficiente comida y bebida y darle la oportunidad de que pudiera comunicarse con su familia a través de una carta», comentó la portavoz de la organización, Nada Doumani. Y no dijeron nada más. Las objeciones que puedan tener al estado del prisionero las transfieren directamente a la potencia captora. No se grabaron cintas ni de audio ni de vídeo de aquella reunión. El CICR tiene por norma no comentar ninguna información acerca del estado de los detenidos. Es decir, que podrían haber visto, por ejemplo, que había sido torturado, y no lo podrían decir. Al menos, no públicamente. Varios detalles han trascendido, sin embargo, de aquella visita en los últimos días. Según publicó esta semana el diario iraquí Al Mashreq, Sadam se quejó ante sus dos visitantes de sus condiciones de detención. El dictador les entregó una carta, dirigida a su hija menor, Raghed, que vive actualmente en Jordania y que fue censurada por las tropas norteamericanas para evitar que contuviera instrucciones para la resistencia. En esa misiva, siempre según el diario iraquí, Sadam le dice a su hija que la captura no se llevó a cabo de la forma que contaron los norteamericanos. Misterio El comentario de Sadam reproducido por Al Mashreq no es nuevo. Los diarios árabes se hicieron eco en los días posteriores a la captura de una serie de rumores e informaciones no demasiado contrastadas (tampoco había forma de corroborar la versión del Pentágono) que aseguraban que el ex presidente había sido retenido en cautividad durante bastante tiempo y entregado finalmente a los norteamericanos a cambio de una gran suma de dinero. Aseguraban que en el momento de la captura estaba sedado. Dos días después de que fuera anunciada su detención, Raghed Huseín, ratificó esta versión. «Cualquier persona honrada que hubiera conocido a mi padre sabe que el que apareció en las pantallas de televisión era un Sadam Huseín drogado», declaró al canal de televisión Al Arabiya. Lo cierto es que dos meses y medio después de su detención se sabe muy poco del destino que está corriendo Sadam. La revista Time publicó que el dictador pasó las primeras horas de su cautiverio en una celda pequeña de la base que el Ejército norteamericano tiene en el aeropuerto internacional de Bagdad. Allí se produjo la identificación y el primer interrogatorio, donde el recién capturado, no se mostró muy colaborador. Sus respuestas estuvieron llenas de retórica política y el dictador, según el Pentágono, no quiso colaborar. De todas formas, los papeles que llevaba con él en el momento de su captura lo hicieron por él. Trascendió también que Sadam negó haber tenido armas de destrucción masiva y que unas semanas después de su captura se estaba mostrando más colaborador. Al margen de eso, el destino y las condiciones de vida del que fuera el hombre más poderoso de Oriente Medio, son totalmente desconocidas. Parece que su juicio no podría tener lugar nunca antes de dos años. El proceso sería llevado por iraquíes. Se le acusaría de genocidio (por gasear a los kurdos en Halabja y por aplastar las sublevaciones chií y kurda en 1991). Bush ya se ha mostrado partidario de que se aplique la pena de muerte.

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