Diario de León

La lucidez y el talento político abandonados en el olvido

José Ordax Avecilla | Fue un hombre de acción, de fuertes convicciones revolucionarias en defensa de las libertades y de la utopía social. Vivió una vida corta pero intensa, la apuró con pasión sobre todo en su faceta política y parlamentaria.

El político leonés rechazó de plano las guerras de las colonias

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MARIA AMPARO VALCARCE | texto Uno de los leoneses más lúcidos, y con mas talento político del siglo XIX fue Ordax Avecilla, sin embargo, apenas se le recuerda, ni en los libros de texto, si exceptuamos las breves líneas que le dedican en la Enciclopedia o en la Historia de León. Este olvido es más lacerante aún si tenemos en cuenta que ni en Valderas, donde nació, ni en Valencia de Don Juan, partido judicial que representó como diputado en Cortes Generales, le han dedicado hasta el momento ni una calle o plaza, ni un colegio o casa de cultura. El perfil o rasgo definitorio de José Ordax Avecilla fue la de un hombre de acción, de fuertes convicciones revolucionarias en defensa de las libertades y la utopía social. Nace en 1813, en el seno de una familia noble y acomodada de Valderas y desde muy joven se distinguió por sus «Ideas revolucionarias», lo que le llevó a sufrir la represión absolutista, pues mientras estudiaba en Valladolid luchó contra los carlistas, más tarde, ya en Madrid, fue encarcelado padeciendo pena de prisión. Ordax Avecilla tuvo una vida breve, fallece en 1856, pero intensa, la apuró con verdadera pasión, y sobre todo la dedicó a la política, como pensador, como parlamentario y ya queda dicho, como hombre de acción. Su vida ha estado a medio camino entre León y Madrid. De profundas raíces leonesas, por su nacimiento, por influencia familiar y porque mantuvo un fuerte vínculo con la provincia por la que decidió participar políticamente, primero formó parte de las Juntas Revolucionarias de León y Madrid, y después como diputado representó a la provincia, por el partido judicial de Valencia de Don Juan, en las Cortes Generales, como diputado vivió activamente dos etapas decisivas de la historia española del siglo XIX: La década moderada y el bienio progresista. Un progresista demócrata entre absolutistas y moderados La monarquía borbónica evolucionaba trabajosamente desde el absolutismo moderado al liberalismo progresista, el fracaso de Martínez de la Rosa y el conde de Toreno durante la Regencia de María Cristina provocaron un movimiento revolucionario y burgués, en diversas ciudades, entre ellas León se constituyeron Juntas que elevaron Manifiestos a la Corona exigiendo la reunión de Cortes, en estos manifiestos destacó por su pluma y su participación activa el entonces jovencísimo Ordax Avecilla. Para detener la oleada revolucionaria la Regente entrega el poder a Mendizábal, conseguida la liquidación de las Juntas y dueños los progresistas del poder se pone en marcha la desamortización de bienes de la Iglesia, la reorganización del ejército y el saneamiento financiero de las arcas del estado, pero la inestabilidad política, renuncia de María Cristina y Regencia de Espartero, no consolidan los cambios institucionales, en 1840 se inicia con Narváez la década moderada, las elecciones de 1846 llevan por primera vez a las Cortes Generales a Ordax Avecilla, que representa al ala progresista del Parlamento. En León se eligieron 17 parlamentarios, de ellos 6 Progresistas, 10 Moderados y un unionista, que representaban a los distritos de Astorga, La Bañeza, León, Murias de Paredes, Ponferrada, Riaño, Valencia de Don Juan y Villafranca del Bierzo. Eliminados de la legalidad política los absolutistas por la necesidad de la Regente de buscar apoyo en los liberales, se abre paso el Liberalismo: cuyo programa se reducía a: soberanía nacional, que será plasmada en una Constitución a través de las Cortes, cuyos diputados serán elegidos mediante sufragio. Este sistema será interpretado de modo diferente por los dos sectores del Liberalismo: moderados y progresistas. En León los representantes más destacados de los moderados fueron: Segundo Sierra Pambley, Vicente Díez Canseco, Joaquín Álvarez de Quiñones y el marqués de Inicio, entre los progresistas, además de Ordax Avecilla también fueron elegidos diputados Alonso Cordero por Astorga, los Fernández Baeza por Ponferrada y García Gallo por Villafranca del Bierzo. Hacer el orden compatible con la libertad será la gran preocupación doctrinaria de los moderados. Ello les enfrenta a tres grandes problemas: la libertad de prensa, los ayuntamientos y las milicias nacionales. Los progresistas constituyen la más potente fuerza de oposición al régimen moderado, sin que el sistema electoral les dé posibilidad alguna de alcanzar de forma pacífica el poder. De ahí la radicalización del ala izquierda del partido, que no acepta el sistema constitucional moderado, convertido por el general Narváez en dictadura a raíz de la revolución de 1848. Nace así el partido demócrata, y el más destacado de los políticos fue José Ordax Avecilla, que además fue miembro de la comisión que en 1848 redactó el primer manifiesto de los demócratas españoles. Perfiles ideológicos, su programa político Los moderados se mantienen en el poder durante todo el reinado de Isabel II, excepto durante los dos años del bienio progresista (1854-1856). El fin de la década moderada comienza con el pronunciamiento de los generales Dulce y O'donell; en León fue el gobernador militar Anacleto Postals el primero en secundar la sublevación revolucionaria el día 17 de julio de 1854, en la misma noche del 17 se constituyó la Junta provincial de León, con Felipe Fernández Llamazares como presidente y Patricio Azcárate en la vicepresidencia, dando paso a la convocatoria de elecciones. En León cada candidato a Cortes publicó su programa individualmente, destacando Ordax Avecilla. Don José en su programa incorporó los principios básicos del manifiesto demócrata: libertad de conciencia, expresión, reunión y asociación; la soberanía nacional deberá quedar plasmada en el sufragio universal, una sola Cámara parlamentaria, ayuntamientos elegidos y juicio por jurado; pero además incorporó la gran aspiración de modernización de León: El ferrocarril. Ordax Avecilla salió elegido diputado, con un gran apoyo, logró nada menos que 11.855 votos en el partido judicial de Valencia de Don Juan, asentando el progresismo el León. Un brillantísimo parlamentario El ferrocarril significaba desarrollo, creación de riqueza y bienestar, Ordax Avecilla fue el primero que entendió que León tenía que convertirse en la capital y motor del Noroeste de España, y entendió que la llegada del ferrocarril sería también aquí el motor del cambio, como parlamentario participó activísimamente en la Ley General de Ferrocarriles de 1855 y para que los proyectos ferroviarios comenzaran a presentar mayor consistencia esta norma estipuló como líneas generales del Noroeste de España, Galicia y Asturias señalando a León como punto de arranque del trazado desde el interior peninsular. Como parlamentario su voz no faltó en ningún asunto, convencido anticolonialista le interesó la suerte de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y para entonces ya era inquebrantable su fe en la reforma social, la participación asociativa y la ilustración de las clases populares. Ordax Avecilla dedicó ampliamente su pluma a escribir en los periódicos y publicaciones de la época, para entonces, ya era un republicano imbuido de las ideas socialistas, estuvo muy vinculado a la revista decenal La Atracción, primera publicación socialista en España, muy influida por las ideas del socialismo utópico de Fourier y Cabet. Ordax Avecilla fue sin duda uno de los principales impulsores del socialismo durante el siglo XIX, junto con la apasionada defensa del republicanismo que defendió junto con Pí y Margall y Emilio Castelar. El orador Ordax Avecilla aparece en las Cortes como un orador brillante y de talento, mesurado por la templanza del escritor y el ideólogo, pero con la pasión del revolucionario, no exento de alguna «majeza» dialéctica, que le obliga, a veces, a disculparse, y en la cortesía parlamentaria, hasta retirar lo dicho, eso sí obligando también a rectificar al entonces Ministro de la Guerra O'Donnell. En el Diario de Sesiones de Cortes de la Legislatura de 1847 a 1848 recoge alguna curiosidad como la siguiente: «Ordax y Avecilla, Sr. Diputado D. José, de etiqueta en la sesión Regia de apertura». Sus discursos de esta época son de gran importancia: :Acta de Riaño; sobre la detención del Sr. Álvarez Acebedo; arreglo del notariado; suspensión de garantías individuales; agentes de la Bolsa de Madrid..... Interesantísimos son también sus discursos parlamentarios posteriores, y no menos aquellos sobre Dña Mª Cristina de Borbón; sobre la exención de pagos de portazgos de granos; sobre la isla de Cuba; sobre exención de pasaporte para los portugueses. Pero sin duda los más eruditos aunque no exentos de pasión los dedicó al ferrocarril del Norte y a asuntos de la provincia de León como la venta de la Dehesilla de Belinchón, los arbitrios extraordinarios de la Diputación de León o a la pensión de Dña. María Villapadirena y Dña. Francisca Espiga.... Ciertamente a Ordax Avecilla el mundo no le fue ajeno, pero su tierra le era lo más cercano, desgraciadamente murió en Madrid siendo muy joven y una promesa política en el año de 1856.

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