Cocina moderna y natural en la Taberna de los Doce Reales

«Sabemos dónde estamos y lo que queremos -comenta- quizá estar en el centro supondría un ritmo de trabajo que nos haría perder algunas de nuestras principales características. Aquí tenemos independencia para experimentar y un trato directo con los clientes, que en su mayoría acaban siendo amigos que repiten visita una y otra vez. Nosotros no pretendemos hacernos ricos, preferimos sentirnos satisfechos con lo que tenemos e intentamos hacerlo cada vez mejor». Para Inmaculada Antolín Marcos la cocina se basa en artículos de primera calidad tratados con auténtico mimo. «La gente rehuye hoy -explica- las comidas copiosas, con exceso de grasas y superabundancia de calorías. Cada vez interesa más la cocina sana... y es nuestra obligación ayudarle a comer bien, con los aportes necesarios de vitaminas, proteínas, fibra... y además hacerlo de un forma atractiva y sabrosa. Nuestra filosofía comienza y termina en una cocina sana y natural con toques de actualidad». Por eso nos presenta un menú variado que comienza con una ensalada rica en fibra y vitaminas, después un plato fuerte con muchas proteínas y cierra el evento con un postre ligero. «De comenzar con un plato más contundente, seguramente los comensales tendrían dificultades para llegar al postre y la ceremonia de un buen almuerzo no estría completa» Desde un punto de vista crítico debemos alabar en la ensalada que inicia este menú la suavidad de la vinagreta, con zumo de naranja, y el acierto en la combinación de hortalizas y frutas. La merluza en salsa de oricios, presenta como nota predominante la inmejorable calidad del pescado. La salsa que lo acompaña consigue añadir unos sabores suaves y complejos sin enmascarar las cualidades de la delicada carne de merluza. En la paletilla de lechazo a la brasa, solamente dos capítulos, el primero la estupenda carne de un animal muy joven , y el segundo el punto conseguido en la brasa para lograr que la carne esté crujiente por fuera y jugosa y tierna en su interior. Y, finalmente, ¡que podemos decir de las Fresas Doce Reales!, el postre emblemático de la casa, una deliciosa combinación de crema caliente y fruta que aporta todo un mundo de estupendas sensaciones al broche de una gran comida. Reúne Inmaculada en su memoria gastronómica el aprendizaje con grandes maestros del país Vasco y Cataluña, tamizado por su experiencia y sus enormes ganas de hacerlo bien, cosa que consigue plenamente, por ejemplo, con el Pastel de centollo, los Pimientos rellenos de morcilla. Los Langostinos de la casa, con una salsa picante que nos recuerda la cocina japonesa, el Biscuit de higos con chocolate caliente... Importante en La Taberna de los Doce Reales es la atención al comedor, a cargo de Manuel Jesús Sánchez, el marido de Inmaculada, fecundo conversador y enamorado de la gran bodega del establecimiento que cuida con casi tanto cariño como a sus hijas. «Los vinos tienen su propio espíritu, están vivos y hay que dialogar con ellos a la hora de degustarlos. Hay un vino -dice- para cada momento y hay que saber elegirlo, hay que mantenerlo en las mejores condiciones, apartado de la luz, a una temperatura constante... aquí intentamos hacerlo bien».