«Llegas a entender lo que quieren los terroristas, y eso es más frustrante»
Irene Villa, víctima de ETA | Hace doce años una bomba lapa dejó a Irene Villa sin piernas. El 11-M, esta madrileña de 25 años volvió a sentir rabia e impotencia.
Licenciada en Comunicación Audiovisual y estudiante de 4º de Psicología, Irene Villa tiene una moral y unas ganas de vivir inmensas. -¿Se puede explicar qué diferencia puede haber entre cómo hemos sentido la mayoría de nosotros los desgraciados sucesos del 11 -M y cómo los puede haber sentido alguien que ha pasado por esa experiencia? -Yo no sé cómo lo habrán encajado los demás, pero para mí significó el golpe más duro en mucho tiempo. Mi vida se paralizó por completo, cancelé todos los compromisos que tenía y ahora, aunque ya me siento mejor, no sé ni por donde retomar todo lo que he dejado de hacer estos días. -¿Es posible que en el fondo no existan otros motivos y que el único y auténtico sentido del terrorismo sea exclusivamente sembrar el terror? -Pues no, yo creo que el terrorismo es la forma de comunicarse que tienen los que odian, los que sienten rencor, los que no están a gusto con una situación y lo único que saben hacer para intentar cambiarla es utilizar la violencia. -¿Alguien que ha sufrido un atentado queda tan marcado que cada vez que hay un nuevo atentado no tiene más remedio que revivir lo que no hace más que intentar olvidar? -Sí. De eso estoy convencida. El hecho de sufrir un atentado es algo terrible que sólo lo sabemos los que lo hemos padecido porque aparte de sufrir en tus propias carnes algo horrible o perder a un ser querido, te haces miles de preguntas que no tienen respuesta. ¿Quiénes son estos? ¿Qué quieren?, me preguntaba. ¿La independencia? Ah, bueno, pues que se la den. Tú no sabes qué pasa, y si lo sabes, como me sucedió a mí, a lo mejor incluso entiendes lo que quieren, no lo que hacen, claro. Y eso es todavía más frustrante. -Y aparte de los irreversibles daños físicos, ¿qué cambió por dentro en su vida a partir de aquella fecha? -Mi forma de ver la vida. Pensaba que no iba a poder vivir y de repente fue como si me dieran una segunda oportunidad. Yo lo miré desde ese punto de vista. Me planteé que estaba viva y que iba a aprovechar mi vida como fuera. -¿Ha encontrado algún asomo de respuesta a la pregunta que me imagino se habrá repetido mil veces acerca del por qué de tanto horror? -Pues no, porque no la hay. Te ves como un mero instrumento, pero como no encuentras respuesta al porqué de tanto horror decides no darle más vueltas al asunto. A mí nadie me iba a devolver las piernas y a mi madre tampoco. Así es que decidimos asumir lo ocurrido y punto. -¿Se puede llegar a perdonar todo o hay cosas que es mejor que sean imperdonables? -Por supuesto. Yo decidí desde el primer momento que no iba a pasarme la vida lamentándome y apalancada en la pena y el dolor. Decidí ser feliz, y para eso no te queda más remedio que desterrar el odio y perdonar. -Supongo que, desde su experiencia, entenderá muy bien lo que sienten las víctimas del 11-M y sus familiares. ¿Hay alguna forma de ayudar a alguien que está pasando por unos momentos tan difíciles o es inútil intentar el consuelo? -Por supuesto que hay forma de ayudar y por eso estamos allí la Asociación de Víctimas del Terrorismo. La persona que ha sufrido un atentado necesita estar arropada, que no está sola; saber que el dolor se reparte entre todos, lo hace mucho más llevadero. De hecho, en las manifestaciones, todos nos sentimos muy reconfortados porque nos damos cuenta de que no estamos solos. - ¿No tiene miedo nunca? -Miedo, ¿de qué? ¿De que me pongan otra bomba? Nunca he tenido miedo. Es un sentimiento que he desterrado de mi vida, porque tampoco se puede vivir con miedo. Ni miedo ni odio ni rencor, hay ciertas emociones que no albergo porque no merece la pena. Intento que la ira y la rabia no hagan mella en mí, de hecho han estado a punto de hacerlo con los atentados del 11 M, y he luchado contra viento y marea para que eso no ocurriera. -¿Hay alguna esperanza de que el mundo sea algún día mejor o la cosa se pone cada vez más complicada? -Mira, yo siempre he tenido esperanzas, pero últimamente estoy bastante pesimista porque me asusta mucho el problema de los países árabes, veo una desestabilización en el mundo muy importante y la verdad es que tengo serias dudas de que la paz llegue a ser real. -¿Entiende que haya gente que tenga miedo a los aviones, o a las cucarachas? -Pues mira, como psicóloga tengo una asignatura que trata de fobias y de todo ese tipo de ansiedades, que yo veo absurdas, pero esto me lo tengo que callar. ¿Qué dirían mis futuros pacientes? Todos esos miedos son respetables, lo que hay que hacer es luchar contra ellos y vencerlos. Yo siempre lo digo, el mundo nos pone barreras, pero las más difíciles nos las ponemos nosotros mismos. -Testigo del mundo o sanadora de almas perdidas, ¿qué le tienta más? -Lo uno y lo otro me tientan, pero lo que quiero es enfocar mi vida a sanar, a sanar almas perdidas y a ayudar a la gente a ser feliz. Ese es mi actual objetivo: ayudar a todos los que han sufrido el atentado del 11-M.