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¿Tienen sexo los ángeles? ¿Y los ministros?

El hombre tranquilo está poniendo patas arriba el panorama del cambio de gobierno. En casa y en lo internacional. De vértigo.

MANUEL H. DE LEÓN

Publicado por
MARÍA JESÚS MUÑIZ | textos
León

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Aún quedan días hasta que Zapatero sea investido presidente, el próximo 17 de abril, y al ritmo que va el chico quién sabe lo que puede cambiar hasta entonces. Confiemos en que la pila le dure para después. De momento el nuevo gobierno toma forma, a mitades en cuestión de sexo, tal y como había prometido. Igualdad radical, lo llaman; igualdad inteligente sería mejor, que lo radical siempre entraña peligros. ¿Será firmeza de principios, convicción en las propias ideas o ingenuidad en la práctica de la política? Pronto lo veremos. De momento queda claro que hay tantas candidatas como candidatos sobradamente preparados para asumir las tareas de gobierno. Preocupa más lo que ocurra en un futuro inmediato. ¿Tendrá el efecto Zapatero un efecto cascada en la Administración? ¿Llegará quizá el ejemplo a la empresa privada? ¿Estará el derecho constitucional de la igualdad más cerca de la teoría que de la práctica? Queda un largo camino, pero un paso es un paso. |||| Al margen de las cuestiones sexológicas de su gabinete, Zapatero parece dispuesto a atar en corto las euforias de sus seguidores. No vaya a ser que se repitan errores del pasado, concretamente aquellos de morir de éxito; sólo que a día de hoy antes siquiera de haber empezado la tarea encomendada. Humildad, trabajo, seriedad y cercanía a la gente son las consignas del dirigente. |||| Euforia también, aunque de muy distinto signo, en la mayoría de los despachos de los cargos de confianza. En algunos pasillos el ir y venir parece rozar la histeria: los que ya contaban con asentar sus reales en los sillones que se daban por conquistados buscan recolocación de urgencia; aquellos que daban por hecho estar cuatro años más en la carrera de los futuribles aceleran trámites y desempolvan amistades a la caza de un puesto de confianza. Las prisas están provocando más de un tropiezo. |||| Mientras unos y otros parece que juegan en corro a aquello de a ver quién se queda sin la silla, Zapatero se sienta ya con los grandes del panorama mundial. El funeral oficial por las víctimas del 11-M fue el triste escenario sobre el que se fraguó en primer, y maratoniano, contacto del nuevo líder con la cima de la diplomacia mundial. Atracón de intercambios y primeras impresiones; declaración de intenciones y toma de medidas para quien asume a partir de ahora las riendas de la política exterior española. Se podía apreciar en los líderes mundiales, antes que nada, una cierta curiosidad por conocer al protagonista del vuelco electoral. |||| Cursillo acelerado de relaciones internacionales que se entrelaza con el inevitable traspaso de poderes a nivel nacional. Se prepara mudanza en La Moncloa y en los despachos ministeriales (de ahí para abajo también), y cuesta apagar los rescoldos de las dudas sobre qué pesó más en las urnas el 14 de marzo. Algunos no se resisten a dar su versión. Otros se la siguen guardando en lo fundamental, aunque por algunos recovecos tiran la piedra y esconden la mano. Parecía que algo iba a aclararse en la entrevista que José María Aznar concedió a Tele 5. Hubo preguntas sin respuesta. De nuevo las mismas preguntas y las mismas repuestas. Una y otra vez, nada. El presidente en funciones compareció, se encerró en repetir el guión y nos dejó con la duda de para qué aquella intervención. En cualquier caso, la discusión es inoportuna e inútil. ¿Pesa más un kilo de hierro o un kilo de paja? Pesa, sobre todo, la legitimidad de las urnas. En lo demás, el que esté libre de pecado...