La mirada
|||| La primera cámara que tuvo entre sus manos era una Kodak con un objetivo en forma de acordeón. Era del gerente del hotel Regina, propiedad de sus padres, a quien se la pedía prestada siendo una cría para disfrutar de la magia de la fotografía. Desde entonces tiene su propia cámara con la que escudriña los rincones de la ciudad. Hace unos años ganó el primer premio de fotografía convocado por la Asociación Barrio Húmedo por una foto de la Cerca Medieval que hizo en enero. «Estaban los charcos helados y hacía un frio que pelaba; por la parte de arriba va un hombre con un perro». El dinero, 50.000 pesetas, lo entregó a la campaña Salvemos la Catedral. Sus debilidades son el patrimonio y los gatos, una colonia que mantiene a diario en los prados de la Lastra. En su afán por descubrir los secretos de la ciudad se dedicó a retratar detalles de monumentos y rincones e ideó el concurso ¿Conoces tu ciudad? que sirvió de acicate para que muchos curiosos se fijaran en lugares en los que no habían reparado, como la cerradura de la puerta del Obispado. Marina Riesco se declara leonesa de origen cántabro lacianiega en honor a las tierras de sus padres. Es la pequeña de cuatro hermanos y la única que nació en León. Su madre y su padre se conocieron en el hotel Pelayo de Covadonga (él cocinero y ella empleada de la joyería) y pusieron su primer negocio en Villablino. Con el tiempo se instalaron en León.