Panorámica sorprendente

La opción recomendada para llegar hasta el lago es acercarse a La Bañeza y, desde allí, seguir hasta Castrocontrigo (LE-125) y tomar el desvío (LE-126) que existe nada más pasar la iglesia y que indica la comarca de La Cabrera. Tras atravesar Truchas, Iruela y el Puerto de Carbajal, llegamos a Quintanilla de Losada donde abundan las canteras de pizarra, fuente de la riqueza presente y futura de la zona. A continuación, Encinedo (museo etnográfico), Losadilla y, finalmente, La Baña, una población que ha visto aumentar considerablemente su censo gracias a la pizarra. Los 10 kilómetros que separan del lago pueden realizarse a pie (unas 5 horas de ida y vuelta), la opción más saludable, o en vehículo siguiendo una pista que lleva hasta unas canteras de pizarra. Aquí se deja el coche y sólo resta caminar unos 15 minutos para llegar a la laguna y, apenas en un suspiro, alcanzar el lago. Arroyos, que vierten al lago, cascadas y pequeños torrentes en la vertiente norte ofrecen una panorámica, sencillamente, espléndida. A la derecha se observa el pico Moncalvo (2.044 metros) en el que, según se cuenta, hay tres pinos enterrados que hermanan a las provincias de León, Orense y Zamora. La vertiente sur, por su parte, está cubierta de pizarras sueltas desprendidas de las paredes montañosas. Los meses de abril a octubre son los idóneos para visitar la zona aunque no hay que desdeñar la belleza que ofrece la montaña en invierno junto a un mayor nivel de agua de los lagos. Calzado adecuado, ropa de abrigo en cualquier época y unos buenos prismáticos son de gran utilidad durante la visita. No olvide que aunque el día sea despejado, se encuentra a casi 1.400 metros de altura y rodeado por un anfiteatro montañoso, por lo que el sol no se dejará ver en la zona del lago hasta bien entrado el mediodía.