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Objeto de deseo

La de Mercedes con los biplaza descapotables, los sugestivos roadster de los cincuenta, es una historia de amor envuelta en deseo. Adelantados a su época, apasionantes y seductores, los SL siguen en el corazón de los incondicionales. Hoy, la hi

Publicado por
Javier Fernández
León

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Talante deportivo, la posibilidad de escamotear en poco más de 20 segundos el techo rígido y la de conducir todo un auténtico Sport Ligero motorizado en V8 con 360 caballos se convierte, ocho años después, en un SLK de última generación capaz de volver a enamorar a quienes ya tuvieron ocasión de conducirlo en 1996, año de lanzamiento de la primera versión, y no menos a cualesquiera otros pilotos que estén dispuestos a desembolsar 39.300 euros... para empezar. Lejos quedan aquellos pioneros SL en los que las condiciones de confortabilidad no eran, precisamente, lo primero en lo que pensaban ni su constructor ni sus usuarios. Se diría que el concepto era -debería ser- inclemente en sí mismo cuando, mediados los cincuenta, alguien en Mercedes se empeñó en ofrecer un deportivo barato (¿) y tan sugestivo en lo prestacional que pudiera plantarle cara a las más sofisticadas realizaciones del momento. Hoy, las cosas han cambiado tanto como que, lejos de perder el carácter deportivo y prestacional, nuestro protagonista, el SLK de principios del XXI, no tiene mayor empacho en ofrecer una primicia: el «Airscarf», una suerte de «bufanda invisible» que, gracias a un singular artilugio de circulación de aire caliente alrededor del cuello de los ocupantes permitirá utilizar el SLK a cielo abierto en pleno invierno. Un pequeño calefactor situado en el respaldo de los asientos es el encargado de obrar el milagro a través de unos pequeños orificios practicados en los reposacabezas. El aire caliente fluye entonces sobre la parte posterior de la cabeza. Una vez en funcionamiento, con sólo actura sobre un sencillo botón, el «Airscarf» se autorregulará en función de la temperatura ambiente y la velocidad del coche; eso sí, siempre que no se superen los 120 por hora. Superada ésta velocidad, deberán ser los ocupantes quienes lo regulen a voluntad y en tres niveles de intensidad. La «pega»... el «Airscarf» sólo se ofrece en opción (557 euros) con los acabados de cuero y asientos calefactados (otros 1.693 euros suplementarios). Tan avanzado en lo tecnológico como en lo estético, los trazos del nuevo SLK sorprenden por la fluidez de líneas y por una zaga tan truncada como suave en sus pinceladas. Incluso la pintura es nueva en el renovado SLK: esmalte transparente formado por minúsculas partículas cerámicas que aumentan la resistencia a los arañazos y propician una mayor longevidad al brillo de la capa de pintura. En lo que concierne a las motorizaciones, la primera fase de lanzamiento comporta tres mecánicas de 163, 272 y 360 caballos; unidas a cajas manuales de 6 marchas, automática de 5 y la sofisticación llevada al extremo: un cambio automático secuencial G-Tronic de 7 marchas. La propulsión trasera está de enhorabuena.

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