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Publicado por
León

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A lo largo de varias interminables horas, Maximilian Edwin Hoffman había intentado convencer a los miembros «intransigentes» miembros del Comité de Dirección de Daimler-Benz para construir un deportivo de precio asequible para el mercado americano. Cuando, finalmente, el director general Dr. Fritz Könecke aceptó la propuesta, el elegante americano se sintió como un perdedor: el Dr. Fritz Nallinger, influyente miembro del Comité de Dirección para el Desarrollo, había considerado montar el pequeño deportivo, ardorosamente defendido por Hoffman, sobre la plataforma de la berlina 180. «No dará resultado», afirmaba espontáneamente Hoffman. Años después, este incondicional entusiasta del automóvil no dejaba de reconocer que «había perdido, porque el resultado fue el 190 SL»; el roadster que inauguraba la era de los sugestivos biplazas en Mercedes, cuyo posterior exponente, el 300 SL «alas de gaviota» se convertiría, como hoy los SLK, en auténtico objeto de deseo. Aquella histórica -por lo memorable- reunión del Comité de Dirección, considerada como el nacimiento del famoso 190 SL y que tuvo lugar en la sede de Stuttgart el 2 de septiembre de 1953, supondría también el primer paso, la cabeza de puente, para el desembarco de la Daimler-Benz en el mercado USA. Precisamente por eso se había invitado a Max Hoffman; porque el americano, ducho en los negocios, llevaba desde 1946 importando automóviles europeos a EEUU, demostrando un infalible instinto y mucho tino en sus operaciones. Era, por tanto, el socio imprescindible para el acceso de Mercedes-Benz al mercado americano. Lo demás, forma ya parte de una de las más sugestivas leyendas de la producción, y la competición, automovilística. Una leyenda, la de las carreras, firmada por Alfred Neubauer; aunque la de Der Dicke («El Gordo») es otra historia... para otro día.

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