Cocina actual en la histórica Villafranca

|||| Arturo y María están encantados con su restaurante de Villafranca del Bierzo, con «La Escalinata». María pone cada jornada toda su imaginación y su saber en la difícil tarea del arte guisandero, del que se declara apasionada interprete. Mientras, Arturo dedica sus mejores sonrisas a la nutrida clientela que visita el establecimiento hostelero, en una gratificante labor de intachable relaciones públicas. Los dos han levantado de la nada con esfuerzo, con dedicación y con mucho mimo, un restaurante lleno de atractivos. Comienza el encanto por su ubicación a la sombra del guerrero Castillo de la historiada villa berciana. Ocupa «La Escalinata», una vieja casa llena de historia, con más de trescientos años en sus muros, en la que nació y vivió hasta hace no demasiado tiempo, uno de los personajes más peculiares de la villa, el siempre elegante don Ramón Barbá, encargado durante muchos años del Registro Civil y que debe estar rondando los cien años. Tiene el restaurante dos comedores, uno para todo el año, coqueto, elegante y lleno de pintorescos rincones, el otro al aire libre para disfrutar de las deliciosas viandas que aquí se sirven en los cálidos días del estío berciano. María es andaluza de Córdoba y comenta que ella ha llegado a saber de cocina «a base de experimentar. La base fue lo que aprendí en mi casa, de mi madre y mi abuela, pero quería llegar más alla y por eso comencé a cambiar ingredientes, a combinar sabores, a añadir cosas nuevas a viejas recetas... una labor apasionante en la que nunca hay que desanimarse con los fracasos, pues de ellos surgen las mejores combinaciones, los platos más celebrados. Tardé mucho tiempo en hacer públicos los resultados de tanta búsqueda, pero estoy muy contenta de haberlo hecho en «La Escalinata», sobre todo cuando compruebo lo gratificante que es ver como la gente marcha satisfecha y feliz y, sobre todo, cuando regresa una y otra vez a comer a nuestra casa. En «La Escalinata» se hace una cocina muy elaborada, moderna, pero siempre con la armonía de lo tradicional en sus cimientos. Los nuevos conceptos coquinarios se unen a las realidades culinarias de siempre, para lograr un estupendo punto. El plato más famoso de la casa, el que ha sido recomendado en varias guías internacionales es «El Nido», una combinaciones de huevos de codorniz y marisco que, por encima de sus exquisitos sabores, ofrece una gran satisfacción visual por la perfecta combinación práctica con la que está presentado. Pero hablemos de los platos que pudimos degustar en «La Escalinata». Fue primero una Ensalada de níscalos y carpaccio de bacalao, a la vinagreta de frutos secos, sencilla como una sonata, pero llena de colorido y repleta de sabores bien armonizados. Disfrutamos después de unos Lomos de lubina en crema de gambas a la pimienta. No vamos a descubrir las excelencias de la jugosa carne de lubina, pero si apuntamos con mayúsculas en nuestro libro de sabores la deliciosa crema de pimienta que la acompañaba. Nos comentaban María y Arturo en la sobremesa que sus clientes sienten una destacada preferencia por la carne y que por eso han buscado los mejores proveedores. Han acertado, pues sus Tournedos a la mostaza con tortitas de primavera, son todo un homenaje al solomillo bien tratado y mejor acompañado. Finalmente disfrutamos de un delicioso flan de castañas, en el que el proletario fruto de los montes bercianos fue tratado con el más exquisito cuidado. En la fotografía una versión especial con adornos frutales. María Rodríguez Montero, andaluza de Córdoba demostró sobradamente sus grandes conocimientos culinarios, ante los que nos rendimos incondicionalmente. Y en la bodega... los mejores caldos bercianos... y escogidas marcas de las denominaciones mas destacadas. Una copa de su extraordinario aguardiente puso el mejor colofón a una espléndida a la sombra del Castillo de Villafranca del Bierzo.