Diario de León

Del «pelotazo» al banquillo

Ninguno de los beneficiados por las operaciones irregulares más sonadas ha salido indemne

Publicado por
FÉLIX SORIA | texto
León

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El origen del vocablo pelotazo es carnavalero. El neologismo fue acuñado en los primeros años de la década de 1980 por los miembros de las comparsas del Carnaval gaditano. Allí, en la ciudad del inolvidable grupo Los Beatles de Cádiz, llamaban pelotazo al éxito imprevisto de una agrupación carnavalesca. Teófila Martínez, militante del PP y hoy alcaldesa de la ciudad andaluza, fue el primer dirigente público que utilizó el llamativo palabro para referirse a operaciones que, según ella, reportaban altos beneficios privados y escasa utilidad pública, en alusión a la proliferación de subsidios presuntamente injustificados que concedía el Gobierno autonómico. Para colmo, el ministro de Economía de la época, Carlos Solchaga, dijo aquello de que España era el país europeo donde un emprendedor tenía más posibilidades de hacerse rico y de lograrlo en más corto plazo. Era la percha que faltaba. Pelotazo se convirtió en sustantivo y calificativo de una época, de una actitud y de una forma de entender la vida económica. Cuatro tipos básicos Hubo -¡y hay!- distintos tipos de pelotazo. El primero en adquirir renombre fue el ejecutado mediante una operación comercial o financiera desmesuradamente ventajosa, como la que protagonizó Mario Conde al comprar y vender Antibióticos, lo que le permitió disponer de varios cientos de millones de pesetas para adquirir un paquete de acciones de Banesto que, meses después, utilizó de trampolín para acceder a la presidencia de la entidad financiera. Todo fue legal, pero la ambición del tudense fue a más y el cántaro se rompió. Un segundo tipo de pelotazo es el realizado por vía matrimonial (con ricachón o mujer adinerada). Ardid al que, según mil y un cronistas, habrían recurrido los Albertos (Cortina y Alcocer), que se convirtieron en aventajados financieros tras desposar con las hermanas Koplowitz La tercera modalidad de pelotazo es la inmobiliaria, que consiste en comprar y vender -con criterios y fines especulativos- edificios o solares, a poder ser los segundos y en proceso de recalificación urbanística. Y el cuarto método es el pelotazo administrativo o de despacho, que se logra mediante cohecho, con información privilegiada, o bien recibiendo un premio, una indemnización irregular o una pensión extraordinaria.

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