UN JARDÍN JAPONÉS EN EL DEPÓSITO DE AGUA
Filosofía zen sobre pragmatismo romano Olvidado entre coches y cantos
|||| Ha pasado una década desde que fue descubierto el depósito de agua romano, durante la urbanización del polígono de La Palomera, y todavía no hay un mínimo cartel que informe sobre el tipo de construcción, la época en que fue usado y para qué. Nada de nada; sólo los cantos que rellenan su interior y la basura que, según las épocas, va depositándose como en en recuerdo de su última utilización como vertedero en el siglo II. La piscina permanece en el anonimato, expuesta al sol, a la lluvia y las heladas, sin poder justificar el olvido, al lado de un aparcamiento de coches. Ahora está a punto de convertirse en uno de los espacios inventados que la galería Tráfico de Arte y el Ayuntamiento de León han sembrado por la ciudad en complicidad con el espacio urbano.El artista japonés Kiyoshi Yamaoka prepara un proyecto para convertir los restos del pragmatismo romano en un depósito de Piedra y sentimiento , tal y como ha bautizado la maqueta que expone en el Colegio de Arquitectos de León, a la entrada del palacete de Gaviria. La idea, que partió del concejal Alejandro Valderas, es convertir el depósito en un jardín japonés bajo la inspiración de la filosofía zen. «No lo voy a tocar», asegura el artista. Su intención es aislar el recinto del mundanal ruido separándolo de la calle con bambú y unir las ideas de universalidad y serenidad. Yamaoka viajará próximamente a Japón para completar sus conocimientos sobre las técnicas de los jardines minimalistas de su país. Está entusiamado con la idea de intervenir en un espacio público para disfrute de cualquier persona. El agua que un día tuvo y las nubes que lo cubren como único techo van a estar presentes en la obra, que será un ejemplar del «arte de la existencia» que realiza el pintor japonés que, como él mismo dice, cada día es un poco más escultor. Yamaoka tiene intención de utilizar acero oxidado, como recuerdo de los colores del otoño, para las esculturas y preparar una entrada el recinto con la que refuerzo el silencio -piedras blancas- frente al ruido externo de los coches en su ir y venir por la ciudad. El jardín zen en el depósito romano está aún en ciernes, pero es un aliciente para unos restos que hoy están semiabandonados. |||| Dejó de usarse a mediados de la primera centuria después de Cristo, en época Claudia, y debió ser originalmente un depósito de aguas, aunque fue reutilizado como calero y finalmente sirvió de vertedero. Los restos arqueológicos que se conservan semiabandonados a los pies de la Catedral, fuera del recinto amurallado, forman un rectángulo de 35 metros de largo y 12 de ancho fue descubierta en dos excavaciones en los años 90. Los muros, de 0,60 m. de anchura y una altura de 1,60, fueron desplazados ligeramente sobre el hallazgo original y recompuestos tal y como se encuentran ahora. El depósito se cerraba con un murete de mampostería y su suelo, hoy relleno de cantos, estuvo formado por tegulae invertidas. El muro de opus caementicium fue encofrado con tablones de madera.