Cerrar

DL/ARCHIVO

Publicado por
ROSA RUIZ | texto
León

Creado:

Actualizado:

Llevo años leyendo y escribiendo sobre El Quijote y he intentado demostrar que Cervantes eligió un linaje de Buelna (Cantabria) para su Don Quijote (Quijano), habiendo en el mundo tantos entre los que poder elegir, porque es la mejor manera de remitirnos al linaje del Conde de Buelna, al linaje del Almirante Pero Niño Laso de la Vega que dio nombre a la carabela la Niña , al linaje del toledano don Fernando Niño Vélez de Guevara, arzobispo de Sevilla, a quien su secretario Porras de la Cámara le leía copias de obras de Cervantes antes de que se imprimiesen y publicasen, y a cuya catedral fue a parar la monumental biblioteca de Don Fernando Colón Enríquez, hijo del descubridor. Don Fernando Colón murió en Sevilla en 1539 y le dejó la biblioteca a su sobrino Luis Colón Toledo, pero ante el temor de dispersión por la negligencia de éste, que parece que no se preocupaba de los libros tanto como su tío, el Capítulo catedralicio de Sevilla se hizo con ella en 1551 en virtud de una cláusula testamentaria. Así que el arzobispo don Fernando Niño tuvo muchas oportunidades de consultar los libros de Colón, y yo diría que hasta de saber la verdad sobre su origen, tan celosamente guardada por razones que no se acaban de entender, pero que sin duda tuvieron que conocer sus hijos, sus hermanos, su familia, los Reyes Católicos, y otras personas próximas a él, y los Niño fueron una de éstas. Don Fernando Cólón disponía en su testamento que se pusieran en la fachada de la casa que construyó en Sevilla, a orillas del Guadalquivir, unos versos que muchos consideran alusivos a su ascendencia española o a la salida forzada de España de algún ascendiente, versos que no llegaron a ponerse y que dicen así: que los mesmos que lanzaron de sus casas, por peor, de que bien consideraron, juzgan hoy ser lo mejor. ¿Hay algún indicio en El Quijote sobre la españolidad de Colón? Como es sabido, el viaje del Descubrimiento lo organizaron entre Colón y los Niño en los pueblos de Palos y Moguer, en la provincia de Huelva, pertenecientes al Condado de Niebla, jurisdicción del linaje de Guzmán, yendo Colón en aquel viaje como Capitán general de la armada -­el título de Almirante se lo concedieron tras el éxito de la aventura- y Pero Alonso Niño como piloto y maestre mayor de la misma. Así que los Niño, que estaban tan emparentados, tenían barcos propios, y tanta experiencia en el mar como los Pinzón o Juan de la Cosa; aceptaron su autoridad, fueron subordinados suyos, y el capitán Colón fue la cabeza de aquella gesta irrepetible. Como es sabido también, Colón hablaba y escribía en castellano mejor que en italiano (escribía en castellano hasta las acotaciones marginales de libros italianos) y esto ha sido uno de los motivos por los que se ha sospechado su ascendencia española, además, claro está, de otros muchos. Pues bien, en el escrutinio que hicieron el Cura y el Barbero de los libros de Don Quijote (Cap. VI), hablando de la dificultad de traducir la poesía a otro idioma distinto al que fue escrito, y tomando como ejemplo la obra del italiano Ariosto, se dice esto: «si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la suya, no le guardaré respeto alguno, pero si habla en su idioma, le pondré sobre mi cabeza. -Pues yo le tengo en italiano -dijo el Barbero-; mas no le entiendo. -Ni aun fuera bien que vos le entendiéredes -respondió el Cura- ; y aquí le perdonaremos al señor Capitán que no le hubiera traído a España y hecho castellano». ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que el capitán Colón del primer viaje vino de Génova hablando castellano porque era de ascendencia española, de linaje castellano -que su familia no dejó de hablar su lengua durante su permanencia en Génova y que esto le resultaría más ventajoso que haberla olvidado-, que el Capitán tendría que leer a Ariosto en castellano porque en italiano le entendería peor o no le entendería, y que por esto los Niño le pusieron sobre sus cabezas y aceptaron su mando. Bueno, sólo por esto, no: Quizás admitieron su autoridad porque estaban emparentados con él. El sevillano Luis Vélez de Guevara -que comparte apellido con el arzobispo Niño, con el hazañoso Don Fernando de Guevara recordado por Don Quijote en el Capítulo XLIX, y con la primera mujer del conde de Buelna, Doña Constanza de Guevara- dice que El Diablo Cojuelo nace a la luz concebido «sin teatro original», que Claudiano ha hecho pecar a todos los poetas con lo del Ave Fénix, y al hablar de la casa de Sevilla de los Colón, dice esto: «A esta otra parte, sobre la orilla del Guadalquivir, está Gelves, donde todos los romances antiguos de moros iban a jugar cañas, y hoy de sus ilustres condes y del gran Duque de Veragua, hijo y retrato de tan gran padre;» que es, para no tener a mundos miedo Portugal y Colón, Castro y Toledo. -Soltáronsete -dijo don Cleofás- los consonantes, camarada. -Cuidado fue, y no descuido -respondió el Cojuelo» (Tranco VII). ¿Disparaba Vélez de Guevara contra las escopetas? ¿Quiere decir que Colón tenía ascendencia mora como Don Quijote y Dulcinea? ¿Quiere decir que el primer apellido de Colón podría ser Castro o Portugal? ¿Supieron el arzobispo don Fernando Niño Vélez de Guevara y Luis Vélez de Guevara la verdadera genealogía de Colón? Lo más significativo del párrafo, obviamente, es lo de la «suelta de los consonantes», porque si hablaba de un hijo de Colón -retrato de tan gran padre- tendría que haber puesto el apellido Colón en primer lugar -que es lo que parece reprocharle don Cleofás- y si se refería a la descendencia del Conde de Gelves y doña Isabel Colón Toledo, el orden de los apellidos es correcto y por tanto no hay ninguna alteración. Por otra parte, dice que la alteración la ha hecho conscientemente y no por descuido, y por si fuera poco, avisa al principio de la obra, como he dicho, que nace sin teatro original. En definitiva, lo que dice Vélez de Guevara es que Colón no era el primer apellido del descubridor, cosa que por otra parte ya insinuaron el propio Colón y su hijo: «Yo no soy el primer Almirante de mi familia; pónganme el NOMBRE que quisieren, que al fin David, rey sapientísimo, fue guarda de ovejas, y después fue hecho Rey de Jerusalén» le decía Colón en una carta al aya del príncipe Don Juan, hijo de los Reyes Católicos. Al Almirante y Virrey de Indias no le importa que le pongan un linaje de menor calidad que el que le correspondía en realidad, puede remitirse al rey David que llegó a tan alto estado habiendo sido pastor de ovejas. Su hijo abunda en la ascendencia ilustre de Colón: El Almirante procedió de sangre ilustre, aunque sus padres, por mala fortuna, hubiesen venido a grande necesidad y pobreza. Nuestro Señor quiso que el Almirante imitase al mismo Cristo, que siendo sus antecesores de sangre real de Jerusalén, tuvo por bien que sus padres fueran menos conocidos. Don Fernando Colón Enríquez insinúa hasta una posible ascendencia real como Don Quijote, sólo que sin concretar generaciones como éste: «podría ser que el sabio que escribiese mi historia deslindase de tal manera mi parentela y decendencia, que me hallase quinto o sexto nieto de rey. Porque te hago saber, Sancho, que hay dos maneras de linajes en el mundo: unos que traen y derivan su decendencia de príncipes y monarcas, a quien poco a poco el tiempo ha deshecho, y han acabado en punta, como pirámide puesta al revés» (Cap.XXI) Don Quijote era del linaje de Niño como el arzobispo don Fernando Niño y por esto, por ejemplo, se viste a Don Quijote de bonete colorado toledano en el interesantísimo Capítulo I de la Segunda Parte que Cervantes le dedicó al Conde de Lemos, Don Pedro Fernández de Castro y Portugal (apellidado así aunque era hijo de una Zúñiga). Lo que se deduce del Quijote y de la obra de Vélez de Guevara es que el abuelo de Colón establecido en Génova con el nombre de Juan Colombo podría llamarse en realidad Juan Niño de Castro y haber tenido que huir de España para salvar la vida como tuvo que hacerlo por ejemplo Don Fernando de Castro al entronizarse la dinastía de Trastámara. Con Don Fernando huido a Inglaterra, en donde murió, se acababa con el último reducto de petristas o emperegilados, leemos en una nota a pie de página en El Victorial (biografía-crónica del Conde de Buelna). Don Fernando de Castro era cuñado del rey Don Pedro I de Castilla a quien mató en Montiel su hermanastro el rey Don Enrique II, entronizador de la dinastía de Trastámara. De aquellos últimos momentos del rey Don Pedro, hijo de Doña María de Portugal, dice El Victorial: «El rey Don Pedro metíose en Montiel; allí lo tovo çercado. Él tenía dentro consigo buenos ballesteros ginoveses. El rey Don Pedro hera muy buen puntero de ballesta, e tirava al tino de la palabra. Hera allí con él Juan Niño, padre de Pero Niño, que le armaba muy rezias ballestas» (Cap.15) La casa gallega de Castro estaba entroncada con la casa real portuguesa y las casas de Portugal de los Castro dimanaban de la casa de Galicia de este apellido. Y de ellas descendían, obviamente, los Niño de Castro de Valladolid -Señores de Castroverde (Lugo)- y los Niño Portugal, descendientes del Conde de Buelna y del Infante Don Juan de Portugal y Castro que dio sobrenombre a la villa leonesa de Valencia de Don Juan, conocido hasta entonces como Valencia de Campos, pueblo en el que comienza La Diana del portugués Jorge de Montemayor, uno de los libros de la biblioteca de Don Quijote que el Cura salvó del fuego, salvando también el Palmerín de Inglaterra porque era bueno en sí y porque era fama que le compuso un discreto rey de Portugal, es decir un ascendiente de los Niño Portugal y Castro. «Esa palma de Inglaterra se guarde y se conserve como a cosa única», dice el Cura en El Victorial -obra que sin duda conoció el Arzobispo Don Fernando Niño- se recuerda cómo una palma alivió a la Sagrada Familia del calor abrasador del desierto cuando huía a Egipto para salvar al Niño Jesús de las órdenes de Herodes (Cap. 7), y dado que los ingleses apoyaron al rey Don Pedro y que Inglaterra acogió a Don Fernando de Castro y fue para él digamos que otra palma, entiendo que es por lo que el cura salvó del fuego al Palmerín de Inglaterra . Lo de La Diana es más complejo, pues por una parte se menciona a los Cachopines de Laredo que luego se mencionan en El Quijote (Cap.XIII), en La Diana aprendió Don Quijote la historia del moro Abindarráez que asumía como vida propia, en Portugal cierto Quirós llamó Cachopo al Conde de Buelna, etc. Coincidencias Con tales apellidos, ¿cómo no iba a hablar Colón un castellano aportuguesado, cómo no iba a tener una nao llamada La Gallega , cómo no iba a tener un hermano llamado Juan Pelegrino, cómo no iba a ir Portugal antes que a Castilla, etc.? Sí, estos apellidos explican mucho la vida de Colón y hasta su muerte en Valladolid. El Barbero que expurgaba con el Cura los libros de Don Quijote dice cuán ciego es aquel que no ve por tela de cedazo, o sea, que la luz pasa por las tramas y urdimbres de las historias que se cuentan, y esto lo dice en un capítulo ( I de la Segunda Parte) en el que se cuenta un cuento de una casa de locos de Sevilla desde la que un loco escribe al señor arzobispo, el loco se cree Neptuno y señor de las aguas, y Don Quijote viste de bonete colorado toledano como vestiría por su oficio y dignidad el arzobispo Niño, por ejemplo. Porque Don Quijote viste una almilla de bayeta verde, además del bonete colorado toledano, y el verde y el rojo son los colores de la bandera de Portugal, ¿no? , y el linaje de Niño del toledano Arzobispo de Sevilla estaba vinculado al de Portugal. En este capítulo precisamente se citan los versos de Ariosto que hablan del Catay, la tierra a la que Colón creyó haber llegado cuando tocó tierra americana y para cuyos monarcas llevaba cartas de los Reyes Católicos que les traduciría el cuñado de Juan Ceballos (el murciano Luis de Torres, que sabía hebraico, arábigo y hasta caldeo). Con uno de estos versos de Ariosto se había concluido la Primera Parte del Quijote casi diez años antes (1605). Los versos de Ariosto hablan de una Angélica de Catay de los tiempos del Emperador Carlomagno, y el sobrino de este Emperador que estuvo presente en la firma de la Liga de Carlomagno con el rey astur Alfonso II El Casto fue Rodrigo de Bustamante. Tras estos hechos tuvo lugar la derrota de Roncesvalles y la huida de Angélica con Medoro -un pajecillo medio moro de quien se enamoró y a quien convirtió en rey del Catay/China- abandonando a Orlando, el sobrino de Carlomagno, que enloqueció de tanto como la amaba. En este mismo capítulo Don Quijote evoca la aventura increíble de un caballero que fue arrastrado por la tempestad más de tres mil leguas hasta tierras remotas y no conocidas desde una playa de la montaña -por La Montaña se ha conocido históricamente a la actual provincia de Cantabria-: Ya no hay ninguno que saliendo deste bosque entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, dice Don Quijote. ¿A qué bosque se refiere Don Quijote? Pues yo diría -tras rastrear todos los topónimos españoles de este nombre- que no puede referirse más que al «Bosque de Oriente» de la Champaña francesa de los Caballeros de la Orden del Temple. El Prior de los Templarios en tiempos del Almirante Pero Niño era René D'Anjou, de la casa real de Francia de la que descendía por línea paterna el Conde de Buelna (Victorial, Cap.9), y también ese personaje literario llamado Perceval. El manuscrito de la historia de Perceval, como es sabido, estaba escrito en caracteres arábigos y apareció en Toledo, que fue donde apareció también siglos después el manuscrito de la primera historia de Don Quijote escrito también en caracteres arábigos. En fin, no olvidemos que hay una contracorriente marina del Pacífico llamada El Niño , que en las costas americanas del Pacífico hay vestigios chinos de tiempos precolombinos, que en las Capitulaciones de Santa Fe se habla de las tierras descubiertas por Colón antes de que emprendiese el viaje del Descubrimiento, que en Francia hay iglesias con grabados de mazorcas de maíz de tiempos anteriores al descubrimiento, y que la distancia de la que habla Don Quijote se acerca más a la distancia entre esas costas americanas y las de Asia que a la existente entre las Canarias y la América atlántica. El autor de Perceval se molesta en decirnos que aquellos caballeros Anjou llevaban un ancla blanca sobre la negra piel cibelina de sus capas y algo tan marino como el ancla es el símbolo de los Almirantes de Castilla que un día Colón ganó para su escudo de armas. Perceval= Per Cevaliz = Pero Cevallos vienen a significar lo mismo, y en solar de los Cevallos de Buelna -Señorío del Almirante Don Diego Gutiérrez de Ceballos- se levanta todavía hoy la Torre del Almirante Pero Niño Laso de la Vega. Las Torres de la Casa de la Vega de la que descendía Pero Niño por línea materna dieron nombre a Torrelavega, que está muy cerca del pueblo cuya iglesia fue siempre patronazgo de la casa Ceballos de Buelna. Don Quijote le dijo a su vecino Pedro Alonso -a quien sólo le falta añadir Niño a su nombre para llamarse Pedro Alonso Niño como el piloto e maestre mayor del viaje del Descubrimiento- que él podría ser los «Doce Pares de Francia» y los «Nueve de la Fama» y se lo dijo cuando Pedro Alonso le había llamado honrado hidalgo del señor Quijano y él le contestó: ¡Yo sé quién soy! . ¿Es que Don Quijote estaba loco? No, lo que Don Quijote estaba diciendo es que Ceballos era el linaje primero y más antiguo de todos. Colón tuvo un gran conocimiento de los textos bíblicos, como demuestra en sus escritos, soñaba con la conquista de Jerusalén y la restauración del Templo, y en su día hasta quiso organizar una Cruzada como si fuese un Anjou. Yo creo en esa remota ascendencia real de la que habla el hijo de Colón. Colón le pedía en el testamento a su hijo Diego que firmase siempre El Almirante antes con ningún otro título de los que pudiese tener, y que firmase con las mismas rayas y vírgulas que firmaba él. A veces he pensado si Colón supo, como Don Quijote, lo que significaba Cevallos y Perceval. A José Luis Rodríguez Zapatero por su demostrado amor al Quijote, que todavía guarda sorpresas pese a sus cuatro siglos de edad, deseándole suerte en su Legislatura

Cargando contenidos...