Cerrar

VARIACIONES

Los helechos son indicadores de la biodiversidad de Castilla y LeónLas precipitaciones y el relieve, factores clave

La necesidad de altos niveles de humedad les hace vulnerables al cambio climático, por lo que conocer su distribución adquiere un interés especial en las políticas de conservación

Publicado por
F. CASTÁN | texto
León

Creado:

Actualizado:

Las áreas particularmente ricas en especies, con numerosos endemismos, especies raras o amenazadas, se han calificado en medios científicos como zonas «calientes» de biodiversidad, siendo fundamental su identificación y conocimiento para establecer prioridades de conservación a gran escala. Sin embargo, como la distribución de la mayoría de las especies es una tarea sin concluir, la determinación de dichas zonas se basa en el uso aquellos grupos mejor conocidos (aves, mamíferos, plantas), los cuales pueden servir como indicadores de estas zonas de elevada biodiversidad. La península Ibérica posee una gran riqueza de flora y fauna, aunque no existe todavía un listado completo y, a pesar de los esfuerzos realizados por los científicos, también se desconoce la distribución precisa de muchas cuya presencia está constatada. No obstante, los trabajos de investigación están dando sus frutos, y han permitido conocer la de algunos grupos de especies concretos utilizando como base una malla de cuadrículas del sistema cartográfico de coordenadas UTM. Ello no sólo hace posible la identificación de las zonas más valiosas, sino que además posibilita el análisis de factores determinantes de una mayor o menor riqueza de especies, algo fundamental para poder adoptar estrategias efectivas de conservación. Los helechos Entre los grupos de especies cuya distribución es bien conocida en la península Ibérica en general, y en Castilla y León en particular, se encuentran los helechos, que ya cubrían la Tierra mucho antes de la aparición de las plantas con flores y de los dinosaurios. A diferencia de otras plantas vasculares, se reproducen a partir de esporas, lo que les permite dispersarse a grandes distancias. Por esta razón, el número de helechos endémicos es muy escaso, lo que podría quedar compensado a la hora de determinar zonas calientes de biodiversidad por el elevado número de especies relictas, es decir, propias de épocas antiguas y que vivieron en climas o situaciones desaparecidas con el paso del tiempo. Otra característica que les distingue es su necesidad de humedad constante, siendo frecuente encontrarlos cerca de arroyos y fuentes y bajo la bóveda de espesos bosques. Sin embargo, el requerimiento de altos niveles de humedad los hace potencialmente vulnerables al cambio climático global, de ahí que la identificación tanto de las zonas con más riqueza de helechos como de los factores determinantes de una mayor o menor variedad de especies adquiera un interés especial en las políticas de conservación de las especies y de los espacios que las albergan. Investigaciones realizadas por las Universidades de Salamanca y Bergen (Noruega), han corroborado que las áreas más ricas en helechos en la península Ibérica corresponden a zonas montañosas (cordillera Cantábrica, Pirineos, Sistema Central, Sierra Nevada), mientras que entre las que albergan un menor número de especies están las dos mesetas y las llanuras de la cuenca del Ebro. Castilla y León cuenta con algunas de las zonas más variadas en helechos (más de 50 especies por celdilla UTM de 50 kilómetros de lado) y, al mismo tiempo, con algunas de las más pobres (menos de 5 especies por celdilla UTM). En la actualidad, la profesora Dolores Ferrer, del Área de Ecología de la Universidad de Salamanca, centra su investigación sobre patrones de riqueza de especies en la península Ibérica, que han sido la base para la elaboración de modelos sobre las variaciones de especies en relación con factores climáticos y topográficos. Según indica Dolores Ferrer, entre los factores analizados que pueden explicar las variaciones en cuanto a riqueza de helechos de unos sitios a otros, destacan las precipitaciones anuales y el relieve, siendo superior el número de especies tanto en las zonas más lluviosas como en aquellas con mayores desniveles topográficos. La importancia de las precipitaciones probablemente se relaciona con la necesidad de altos contenidos de humedad para el crecimiento y la reproducción de los helechos. Es conocido el papel del microclima local en este sentido, pero no estaba tan claro que la cantidad de precipitaciones a nivel general fuera tan significativa. En cuanto a la topografía, puede relacionarse con una mayor diversidad de hábitats y, al mismo tiempo, con una mayor superficie disponible si se comparan las celdillas UTM de zonas montañosas con las de zonas más llanas. La conservación de las zonas de máxima diversidad es, sin duda, muy recomendable porque se lograría preservar un elevado número de especies, uno de los objetivos que justifican la búsqueda de zonas calientes de biodiversidad. Además, la doctora Ferrer resalta el valor que poseen algunas zonas más pobres en especies que, sin embargo, son raras y singulares (no sólo de helechos), y están adaptadas a vivir en condiciones de gran dureza climática, en suelos pobres, o de elevada salinidad, como muchas de las zonas esteparias de la Comunidad. Unas y otras son fuentes de riqueza, deben ser contempladas en las políticas de conservación, y apreciadas por los habitantes de estas zonas.

Cargando contenidos...