Como un rubí...

«En el desierto, un Rolls es como un rubí». Tan contundente afirmación pertenece a Thomas Edward Lawrence... de Arabia, apasionado de los vehículos a motor y con muchas otras heroicas virtudes jalonando su profusa biografía. Aquel singular personaje de 1,66 metros de altura, atractivo rostro y particular corpulencia, que consiguió aunar la curiosidad del antropólogo con la simplicidad del manual militar y la maestría en la narración de viajes ( Los siete pilares de la sabiduría ) cuya «auténtica» imagen quedaría para siempre perpetuada en la famosa cinta de David Lean, de la mano de un insuperable Peter O¿toole y que, tras sus celebradas campañas desérticas, acabó por afirmar que «me gustaría tener un Rolls Royce con bastantes neumáticos y suficiente combustible como para perderme y no volver»... El coronel Lawrence no llegó a cumplir su sueño de «perderse» en el desierto; lo haría, «perderse» para siempre, en la campiña inglesa a bordo de una motocicleta BSA. Aquellos planos iniciales de la cinta que Lean rodara en 1962 resultan evocadores de la pasión por las máquinas que siempre acompañaría a nuestro héroe... las gafas colgando patéticamente de la rama de un árbol, de su pasión por jugar con el destino. Puede que fuera el intransigente Winston Churchill quien mejor diera una pincelada a la irrepetible personalidad de Lawrence: «No sé qué es lo que deberíamos admirar más, si su audacia, su determinación, su habilidad, su sabiduría, su avión Vickers Vimy, sus motores Rolls Royce o su buena suerte».