El aliado de Botín en el Reino Unido

Arnold Luqman, director gerente del banco Abbey National, es un cincuentón con aspecto de niño grande, luce una amplia y permanente sonrisa, tiene fama de ejecutivo afable y, sin embargo, es un hombre bregado en todos los frentes de la gestión bancaria, incluidos los laborales, sino que les pregunten a los empleados del Abbey en Edimburgo y otras oficinas escocesas, con los que discrepó y a los que ganó la batalla. Luqman llegó al Abbey en diciembre del 2002, pero no era un neófito, ni la del banco inglés era su primera contratación de campanillas. Ya había demostrado su eficiencia en la Union de Banque Suisse (UBS), en la que fue primer ejecutivo y de la que salió debido a una reestructuración orgánica impuesta por la presidencia de la entidad, la cual, entre otras cosas, quería recortar las atribuciones de sus directivos. El ejecutivo número uno del Abbey sabe cultivar la empatía, así lo ha demostrado en sus relaciones con los emisarios de Emilio Botín (ver información detallada en la página 6 de este suplemento), habilidad fundamental en todos los negocios, sobre todo en las finanzas. Prueba de ello es que el pasado lunes, día 26, cuando Luqman y Botín comparecieron juntos en Londres parecía que se conocían de toda la vida. Ese grado de confianza será fundamental para que triunfe la OPA del Santander. Luqman se enfrenta a una complicada reválida, pues debe convencer al pequeño accionariado del Abbey de las ventajas de poseer el 25% del SCH a cambio de perder el control del 75% de la entidad en la que han confiado toda la vida. Quienes conocen a Luqman afirman que superará con nota la prueba, pese a que su futuro profesional en SCH-Abbey no está garantizado.