Diario de León

Botín compra el Abbey para que el SCH ingrese en el Gotha

En el 2003, la gerencia del banco inglés rechazó una OPA del Bank of Ireland que era más generosa

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FÉLIX SORIA | texto
León

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Desde un punto de vista financiero, profesional y acaso personal, la trigésimo primera del 2004 ha sido la semana más grande de Emilio Botín. De la mano del responsable de JP Morgan España, Emilio Saracho, y del director general del propio SCH, Juan Rodríguez Inciarte -que han pilotado las negociaciones con rigurosa discreción-, el viejo Santander ha pergeñado un pacto con la cúpula del Abbey National para que éste se integre en el imperio Botín. Salvo sorpresa, antes de finalizar el actual ejercicio el SCH entrará a formar parte de la élite de las élites bancarias, el Gotha financiero. Por capitalización bursátil y tomando como base la cotización media de las últimas cuatro sesiones, el SCH será la primera entidad de la zona euro, la cuarta del Viejo Continente y la décima del mundo. La oferta pública de adquisición (OPA) del SCH era una noticia esperada en Gran Bretaña. La única incógnita que quedaba por despejar era la identidad del comprador. Hace ya más de un año, el Abbey colgó el cartel se vende. La otra alternativa era negociar una fusión. Pero, en contra de lo que han insinuado un puñado de analistas, esa circunstancia no se debía a que la entidad británica acusara graves problemas financieros, sino a su exagerada dependencia del negocio hipotecario, lo que aconsejaba tomar precauciones, corregir desajustes -que los hay- y diversificar las actividades a corto plazo. Así las cosas, en la banca del siglo XXI y en una economía globalizada en la que conservar o ganar cuotas de mercado exige guerrear sin cuartel, sólo hay tres maneras de invertir en nuevos negocios y de minimizar riesgos: comprar, dejarse comprar o pactar una fusión entre dos partes complementarias o con alguien que aporte nueva savía (dinero). De hecho, el Abbey estaba en la lista de posibles adquisiciones de Citigroup, líder mundial del sector bancario, que en gran medida renunció a la operación porque consideró inadecuado adquirir un aparato especializado en hipotecas, máxime teniendo en cuenta que el Abbey opera en un país cuyo banco central -en contra del criterio que defiende el Banco Central Europeo (BCE)- ha empezado a subir los tipos de interés para poner freno a la sobrecompra de bienes raíces. Por el contrario, la OPA sí ha sido una sorpresa en España. ¿Por qué? En primer lugar, porque hace menos de un año Botín teorizó que el Santander no necesitaba afrontar nuevas fusiones, a lo que añadió que descartaba comprar. Y segundo, porque la operación se ha negociado al margen de la mayoría de los miembros de los órganos de dirección colegiada del SCH. El secretismo ha sido norma, por lo que hay accionistas sorprendidos y molestos.

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