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Tentaciones a la vista

La lencería ha dejado de lado su uso meramente práctico y funcional para convertirse en objeto de seducción. Esta segunda piel femenina se exhibe ahora sin complejos a cualquier hora del día

Sujetador de seda y braguita de encaje, ambos en tono morado

Publicado por
CARMEN MARTÍN | texto
León

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La ropa interior nació para modelar el cuerpo femenino sin ser vista. Fiel a esta realidad es la escena de la película Lo que el viento se llevó en la que Scarlett O¿Hara realza su busto y modela su cintura con un corsé que ajusta con maña la mami. En 1948, la ropa interior estilizó el cuerpo de la mujer gracias al buen hacer y sabiduría de Christian Dior . Luego, en los setenta, las mujeres en su afán de conquistar la libertad prescindieron del sujetador e incluso lo quemaban en público. En los ochenta, Jane Fonda mostró a las mujeres que la ley de la gravedad afectaba a todas por igual. Les inculcó que era imperdonable no preocuparse por su aspecto físico. Y así, a partir de ese momento, la disciplina de los gimnasios viaja en paralelo con el diseño aeróbico de la ropa interior, con la sujeción de los músculos pectorales y el realce del busto como máxima preocupación de los diseñadores. En los noventa, se pone de moda el culto al cuerpo y el sujetador se propone potenciar la imagen femenina. En esos años, Madona exhibe «bustier», «top» y provocadores sujetadores como atuendo de trabajo. La lencería sale a la calle y se convierte en arma de seducción femenina. En el nuevo siglo, la lencería se convierte en una prenda versátil con la que jugar como más apetezca con vistas al exterior. Hoy, la ropa interior se viste por placer, no por necesidad y cumple las funciones y requisitos que la mujer demanda: sofisticación, comodidad y funcionalidad para realzar la figura y embellecer la anatomía. Prendas románticas, de moda Hasta ahora, nunca habían existido tantas posibilidades ni tendencias para vestirse por dentro. Las mujeres desean prendas juveniles, cómodas, seductoras y atrevidas para cualquier hora del día. Las cosas han cambiado, antes se lucía lencería sexy para gustar a los hombres, ahora lo hacen para sí mismas. Las últimas creaciones visten por dentro a la mujer con una sutil invasión romántica teñida de flores o aderezada con bordados ingenuos como el nido de abeja o los brocados, que al mismo tiempo se embellecen con blondas y suaves encajes. Los modelos más sexy vienen de la mano de transparencias, encajes de chantilly, tules bordados, sedas con estampados felinos o tules adornados con cristales. Los tejidos favoritos para la ropa interior sigue siendo el algodón, el lino natural, la seda, el raso y la lycra, eso sí bañadas de color y estampados muy variados. En algunos casos, las prendas íntimas suelen llevar mensajes sensuales e incluso lujuriosos. En la ropa íntima femenina sigue imperando el blanco y el negro, aunque las más atrevidas optan por tonos ácidos, amarillos, verdes, fucsias y hasta dorados y plateados. Entre la pureza del blanco, la provocación del rojo y la seducción del negro, se hacen hueco el sutil rosa palo, el misterioso azul noche, el favorecedor turquesa, el tierno vainilla o el delicado beige. Con los colores también han evolucionado las formas. Desde que el wonderbra alivió complejos a las mujeres de la década de los noventa y evitó algunas operaciones quirúrgicas, la corsetería ha incorporado a sus modelos almohadillas de espumas y la más avanzada silicona líquida, hasta pasar por una nueva línea de prendas «invisibles» y sin costuras que realza las formas femeninas y no se nota con la ropa. La mínima expresión El tanga es la última gran revolución en materia de lencería. Prácticamente invisible bajo prendas ajustadas, el tanga es tanto un prenda funcional como un fetiche para muchos hombres. Quizá por eso, esta mínima prenda íntima ha rebasado la esfera de la ropa interior para ser mostrada al exterior como otro complemento más. El tanga hace furor entre las mujeres que quieren alejarse de la lencería convencional. Esta minúscula prenda es cómoda de llevar y añade una fuerte dosis de erotismo, lo mismo si es utilizada como ropa interior que como traje de baño. Las más jóvenes han encontrado en el tanga una expresión más de libertad. Sin embargo, está prenda tan femenina y sexy se vio por primera vez en la anatomía masculina de los indígenas. Luego, durante muchos años permaneció oculta hasta que en las brasileñas lo pusieron de moda en sus playas. Otro recurso de la seducción de la mujer son las medias. Los fabricantes lo saben y las más utilizadas ahora son aquellas que se llevan con ligas o se ajustas al muslo con bandas de silicona. Esta temporada llegan repletas de dibujos, estampados llamativos y mucho color. Los diseñadores se proponen que las medias dejen de ser prendas exclusivamente de las temporadas frías, por eso en el mercado existen medias de verano con color que proporcionan a las piernas un bonito bronceado. Lencería de estrellas Tal es éxito de la ropa interior que modelos y actrices se han embarcado en el mundo de los negocios con marcas propias de lencería. Elle Macpherson, modelo australiana, lleva varios años promocionando su firma Elle Macpherson Intimates , al igual que la también modelo Christy Turlington, quien diseña sujetadores y bragas de estilo deportivos para la firma Nuala . La cantante Kylie Minogue no duda en lucir atrevidos diseños de seda y encaje que ella misma diseña y distribuye a través de la firma Love Kylie . La última estrella en utilizar su nombre para vender ropa íntima es la cantante mexicana Thalía.

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