Diario de León

Chávez sigue adelante

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ganó el referendo para su revocación en la consulta electoral con más participación de la historia venezolana. Continuará así al frente de la «revolución bolivariana» que tiene dividido al país desde hac

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MANUEL CARRETERO | texto En una jornada con escasos incidentes -al margen de una persona muerta que esperaba para votar tras un confuso tiroteo - los venezolanos se volcaron masivamente el 15 de agosto en las urnas para decidir si Chávez debía o no abandonar el mandato presidencial que le llevaría hasta 2007, hasta el punto de que el horario de los colegios electorales se amplió sucesivamente hasta la medianoche. Tras depositar su voto en torno al 75 por ciento de los 14 millones de venezolanos con derecho a sufragio, hacia las 03.47 hora local (07.00 GMT), el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Francisco Carrasquero, proclamaba que Chávez debe terminar su mandato en enero de 2007, una vez que sus detractores lograron 3.576.517 votos (41,74 por ciento) por su inmediata destitución, ante los 4.991.483 (58,25 por ciento) que obtuvo el «chavismo». Carrasquero destacó que se trataba «de un resultado preliminar oficial del CNE, con (el escrutinio de) un 94,49 por ciento de las actas automatizadas en todo el país». La primera reacción de la coalición opositora Coordinadora Democrática ante estos datos fue calificar de «gigantesco fraude» el resultado del referendo presentado por el CNE. Henry Ramos, que actuó como portavoz de la Coordinadora, dijo que según las cifras recogidas por esa coalición su opción obtuvo el 59,4 por ciento de los votos, mientras que la postura oficialista sólo alcanzó el 40,6 por ciento. Ramos añadió que se solidarizan con la posición expresada por dos de los cinco miembros de la directiva del CNE, Ezequiel Zamora y Sobella Mejía, que protestaron porque los datos divulgados por el organismo no fueron contrastados por ellos ni por los organismos internacionales de observación. «Además resulta insólito que se nos asigne un número de votos inferior al que recogimos para solicitar el referendo», argumentó Ramos. «La voz de Dios» El presidente Chávez se apresuró a señalar que su triunfo en el referendo representa la voz mayoritaria del pueblo de su país. «Ha hablado el pueblo y la voz del pueblo es la voz de Dios (...); ha retumbado el no» a la revocación de su mandato, subrayó en un discurso ante un grupo de partidarios concentrados en el palacio presidencial para festejar el resultado oficial poco antes del amanecer del lunes 16 de agosto. Minutos antes de conocerse la reacción opositora ante el resultado oficial, Chávez llamó a sus detractores a reconocer lo que llamó una «victoria limpia, transparente y contundente» a su favor. «Ha sido una gran victoria del pueblo venezolano (...); los que fueron a votar por la opción del `sí` no deben sentirse derrotados», expresó y los llamó a sumarse a su proyecto de gobierno, que es «alternativo al salvajismo neoliberal que pretendió acabar con nuestra patria, con nuestro pueblo», remarcó. Chávez añadió que «la gran victoria de la oposición venezolana de hoy» fue «contra la violencia, el golpismo y el fascismo» y que esperaba «que alguno de sus dirigentes» lo reconociera de esa forma. Tras cantar y recitar ante sus partidarios, que lo aclamaron bajo una tenue llovizna que se convirtió en un fuerte aguacero, y que le pidieron que su alocución fuera transmitida en cadena nacional obligatoria de radio y televisión, el gobernante se felicitó que fuera retransmitido voluntariamente por todas las emisoras. «¡Qué gran victoria y qué gran ejemplo hemos dado hoy al mundo!», exclamó vestido con su tradicional atuendo de color rojo, antes de anunciar que «a partir de hoy comienza una nueva etapa de la revolución bolivariana», como llama a su gestión. Esta etapa se basará, prosiguió, en la «consolidación y profundización» de los logros sociales que atribuye a su administración, «contra la injusticia, la inclusión y la pobreza». También destacó que su triunfo constituye «un triunfo para todos los pueblos de América Latina y el Caribe», que al igual que el suyo, sostuvo, «luchan contra el neoliberalismo salvaje que nos han querido imponer Washington». «Quiero dirigirme en especial al Gobierno de EEUU (...), el de la nación más poderosa del planeta, para que a partir de hoy respete al Gobierno y al pueblo de Venezuela», manifestó, sin insistir en su acusación de que fraguó el golpe de Estado que hace dos años lo derrocó durante dos días, lo que es negado tajantemente por Washington. Dictador o justiciero Hugo Chávez es una figura atípica en la historia de los países latinoamericanos, pues ganó la confianza del pueblo con la palabra y el convencimiento como únicas armas, tras haber fallado en un golpe de Estado en 1992. Nacido en una familia de maestros en Sabaneta (estado de Barinas) Hugo Rafael Chávez Frías creció con el máximo anhelo de ser una figura del béisbol, lo que le llevó a la Academia Militar en 1971 para jugar en su equipo. La inquietud política, según confesó, le vino en sus destinos dentro de la milicia, pues la desigualdad social que observaba entre la población le concienciaron para oponerse a la corrupción y la incapacidad de los gobiernos y los políticos que controlaban el poder desde 1958. Chávez y varios jóvenes oficiales fundaron en 1982 el Movimiento Revolucionario Bolivariano 200 y en 1991 lanzaron un manifiesto «de transición» para tomar el poder y cambiar la política venezolana. El salto a la fama del teniente coronel de paracaidistas fue la intentona para derrocar al presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, el 4 de febrero de 1992. El hecho de asumir la responsabilidad y reconocer el fracaso del golpe ante las cámaras de televisión impactó en la población, que le empezó a ver como un mesías frente a la corrupción. En los dos años que pasó en prisión afianzó ideológicamente su proyecto revolucionario y la amargura que para él supuso el abandono forzoso de la milicia a cambio de su libertad la compensó con su dedicación a la política. Chávez recorrió el país durante seis años, fundó el Movimiento V República y ganó tanta popularidad con su proyecto para lograr una «revolución pacífica», que en las elecciones del 6 de diciembre de 1998 consiguió la presidencia con holgura ante Henrique Salas Romer, candidato de los partidos Acción Democrática, COPEI -que monopolizaron durante 40 años la política nacional- y Proyecto Venezuela. El 2 de febrero de 1999, Chávez juró el cargo e inició un período de gobierno marcado por la acentuación de la crisis económica, el desmoronamiento de los partidos tradicionales y la consolidación de su liderazgo en un país con más del 80 por ciento de pobreza y con el miedo de las clases económicamente fuertes a su gestión. Esta etapa fue definida por el propio Chávez como «política», y consiguió sacar adelante en las urnas dos referendos -Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y Constitución Bolivariana de ella emanada- y dos elecciones: la ANC y los comicios múltiples del pasado 30 de julio. En las presidenciales de agosto 2000, Chávez consiguió un 59 por ciento de los votos por un 37 de su principal rival y antiguo compañero golpista Francisco Arias Cárdenas, con un programa socioeconómico que pretende hacer de Venezuela un país más justo. Pero su proyecto generó desconfianza a los ojos de amplios sectores de la sociedad, como el empresariado, Iglesia católica y la poderosa prensa. A su favor tiene la fascinación que ejerce entre los más pobres, a los que alimenta continuamente con promesas de mejorar sus condiciones de vida y llevar a Venezuela al paraíso de felicidad soñado por Simón Bolívar. Las tensiones entorno al gobierno de Chávez propiciaron en abril de 2002 una convocatoria de huelga general que acabó en un baño de sangre frente al Palacio Presidencial de Miraflores, donde miles de «chavistas» se enfrentaron a los manifestantes, con un saldo de 19 muertos y mas de un centenar de heridos. El 12 de abril de 2002, se inició uno de los episodios más rocambolescos de la historia de Venezuela: Chávez es trasladado al acuartelamiento caraqueño de Fuerte Tiuna y horas después el jefe del Alto Mando militar, general Lucas Rincón, anuncia que ha firmado la renuncia como presidente. Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, asume la Presidencia de un gobierno transitorio, emite un decreto que liquida la legalidad del «chavismo», anuncia elecciones antes de un año y destituye a los titulares de los poderes del Estado. Un día después, Efraín Vásquez, comandante general del Ejército, dice que el gobierno provisional ha cometido errores y condiciona el apoyo militar a que éstos se corrijan. Inmediatamente, Carmona restituye los poderes del Estado y anuncia correcciones al decreto emitido el día anterior. El Gobierno de Carmona, sin embargo, duró tan sólo 28 horas. La reacción de los «chavistas» en la calle y la falta de apoyos al golpe precipitaron su fracaso. El 13 de abril, Carmona fue detenido y el vicepresidente constitucional, Diosdado Cabello, asumió el poder hasta el regreso de Chávez, que recuperó la Presidencia el 14 de abril. Tras el fracaso del golpe, los opositores se reagruparon en la coalición Coordinadora Democrática que, a finales de 2002, convocó una nueva huelga general, que esta vez se prolongó durante 63 días (del 2 de diciembre hasta el 3 de febrero de 2003) y paralizó la industria petrolera, motor de la economía venezolana. La protesta, liderada por la mayor central sindical venezolana, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), y la patronal Fedecámaras causó más de 6.000 millones de dólares en perdidas y la perdida de miles de empleos, pero no consiguió su objetivo de forzar la renuncia del presidente y la celebración de elecciones anticipadas, lo que obligó a los «antichavistas» a buscar otros caminos. En mayo de 2003, Gobierno y oposición, con los auspicios de la OEA, acordaron que la salida constitucional y pacífica al conflicto político del país era el referendo revocatorio, un mecanismo constitucional que permite interrumpir el mandato de cualquier cargo público de elección popular, una vez cumplida su primera mitad. En diciembre de 2003, la oposición entregó 3,4 millones de firmas a favor del referendo, de las cuales el Poder Electoral dio por válidas 1,9 millones (insuficientes para forzar la consulta) y dejó pendientes de confirmación otras 1,1 millones. El proceso de verificación de dichas firmas se realizó a finales de mayo de 2004 y permitió alcanzar los 2,4 millones (20 por ciento del electorado) necesarios para celebrar el referendo. Así las cosas, Chávez gobernará hasta enero de 2007, fecha en que están previstos los comicios presidenciales ordinarios.

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