Diario de León

Puerta de la Montaña, zaguán de los Argüellos

La Robla es el antojano de los valles de Gordón, Alba y Fenar; y un gran punto de partida para llevar a cabo rutas senderistas por el anfiteatro de sus montañas

PLANILLO

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Publicado por
E. GANCEDO | texto
León

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Franqueamos el puerto del Rabizo y entramos de lleno en otro mundo; un mundo de peñas calizas, oteros pardos y montes forrados de pino y roblón. Es la puerta de entrada de la Montaña Central Leonesa, y quien nos da la bienvenida es La Robla, localidad industriosa y trabajadora por excelencia, siempre a la sombra de las inevitables y humeantes torres de su central térmica, pero también a la sombra de los montes que la franquean y la encastillan por todos sus lados. El pasado arriero y comerciante, el presente minero e industrial y un futuro en el que tendrá mucho que decir los valores naturales de sus valles se alían y hermanan en esta villa leonesa recia y de fuerte carácter, depositaria del espíritu emprendedor de los paisanos de los Argüellos (la parte alta de los valles leoneses del Bernesga, el Torío y el Curueño). La ruta de senderismo que hoy proponemos es la que nos llevará al pico Fontañán, desde el que divisaremos buena parte de la fascinante orografía de la comarca. El recorrido consta de 11 kilómetros y su dificultad es media. Arranca en Olleros de Alba, pequeño pueblo montañés muy cercano a La Robla, junto a la carretera que enlaza La Magdalena con la localidad roblana. Transitando una pista que corre paralela al arroyo del pueblo, el camino va ascendiendo poco a poco, progresivamente, por entre laderas cubiertas de monte bajo -piornos, brezos- y helechos o felechos ; dejando atrás los prados de siega y los huertos próximos al pueblo, e internándose en laderas y vallinas. Así, después de un corto trecho se llega a un área poblada de chopos, sauces y demás vegetación de ribera: muy próxima a estos bosquetes está la pequeña cascada conocida popularmente como El salto . Es a partir de aquí que el sendero se interna en unas hoces, foces típicas de la geología kárstica de la montaña leonesa, ese tipo de paisaje emblemático de estas comarcas en el que la roca caliza se ve poco a poco furadada por la acción del agua: siguiendo la ruta, nos topamos con el paraje de Las Brañas y el desfiladero del Callejón de Castrillos , donde encontraremos las ruinas de varios chozos de pastor de cubierta cónica, techada de urces, construcciones antaño tan abundantes en toda la zona. Después de ese espacio, todo es ya subida (y fuerte subida) hasta la cumbre del Fontañán, pico desde el que se divisa gran parte de los valles colindantes, un ancho horizonte, sorprendente e inesperado; y que cuenta con otro valor añadido: la presencia en los alrededores de la cima de restos de trincheras de la Guerra Civil. Un lugar, pues, ideal para calmar la mente y el espíritu y disfrutar de la altura, la naturaleza y el monumental paisaje.

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