Peugeot 407 SW, atracción hacia la luz
Luminoso, tanto o más atractivo que la berlina, elegante y práctico, el Station Wagon del Peugeot 407 pone el énfasis en una concepción automovilística de culto al techo acristalado. Sus precios oscilan entre 22.600 y 32.200 euros
Hoy no se compra un SW por pura capacidad de carga, sino por evidentes razones de estilo. Con esta filosofía, Peugeot lanza la versión familiar de su reciente nuevo representante del segmento medio alto, el 407, que adquiere con el SW una dimensión estético-práctica que ni por asomo ofrecía el antecesor 406. Puesta en práctica con notable éxito en los 206 y 307, la fórmula del techo acristalado adquiere aquí una definitiva dimensión con el espaldarazo que supone adoptarlo en un modelo de evidentes aspiraciones comerciales para su fabricante. Se diría que Peugeot ha logrado la cuadratura de un círculo que, tradicionalmente, venía riñendo la versatilidad con la estética: el 407 SW es, a fe de muchos observadores entre los que me cuento, más bonito que la propia berlina de la que se deriva. Y ello, porque, como fácilmente puede observarse en las fotografías, el coche conserva toda la magia de una rompedora estética emanada de la generosa boca frontal y los faros profundamente rasgados con la combinación de una zaga de las más bellas que puedan encontrarse hoy -y desde hace décadas- en el panorama de los llamados familiares. Consecuencia: versatilidad y luminosidad interior trufada de un excelente rendimiento mecánico, tanto en lo que se refiere a los grupos motopropulsores como a los demás elementos (suspensión, dirección, frenos...) de un modelo que ya se ha convertido en referencia de segmento. El 407 SW crece 8,7 centímetros en relación con la berlina homónima, alcanzándose ahora los 4,76 metros totales. Aunque lo mejor de este incremento de cotas se traduce en un también notable aumento de la capacidad del maletero: 448 litros frente a los 407 de la berlina. Eso sí, se pierde la posibilidad de montar una tercera fila de asientos suplementarios en la zona de carga -como en el 307 SW-, útiles para niños, habida cuenta la descendente, y preciosista, línea trasera del techo. Ya se ha dicho «hoy no se compra»... En contrapartida, el portón trasero, muy envolvente en su generoso acristalamiento -el cristal es una constante en el diseño del 407 SW-, cuenta con apertura independiente, y a control remoto, de la luneta. Solución que se revela extremadamente práctica, tanto por el grado de elevación de la tal portilla como por la facilidad que supone al alojamiento rápido de pequeños objetos. Y una curiosidad añadida; el portón, con su posición «empotrada», puede soportar, sin daños, pequeños impactos de hasta 16 Km/h. La practicidad interior se acentúa por la posibilidad de abatir asimétricamente los asientos traseros y también (novedad) el respaldo del asiento del copiloto, con lo que el 407 SW puede alojar objetos de hasta 2,7 metros de largo... enhorabuena a los surfistas. El suelo del maletero, con red para fijación de bultos, esconde un doble fondo para la rueda de repuesto de tamaño normal (de nuevo enhorabuena). El apartado mecánico para el mercado español permanece invariable respecto a la oferta de la berlina: tres motores de gasolina y dos gasóleos que serán, estos últimos, los más demandados en opinión del fabricante, que estima en hasta un 87% las ventas de esas versiones. El 2.0i (136 CV) inicia el escalonamiento de gasolina, que continúa con el 2.2i (160 CV) y se cierra con el 3.0 V6 de 211 caballos unido a la caja automática autoadaptativa de 6 velocidades. Los HDI vienen dados por el pequeño 1.6 de 110 caballos (un poco escaso para la envergadura del coche) y el superior 2.0 de 136 caballos, una elección mucho más ajustada a derecho . Las cajas son manuales de 5 y 6 marchas además, de la autoadaptativa de 4 y, ya se ha dicho, la de 6 relaciones. En suma, que la «filosofía acristalada» acaba por tomar definitiva carta de naturaleza en las propuestas de Peugeot con un modelo tan atractivo en lo estético como cumplidor en lo dinámico.