Kioto avala la conveniencia de producir más energía atómica

|||| La producción de energía eléctrica a partir de reactores nucleares tiene sus pros y sus contras, lo que sólo se puede evaluar correctamente en una comparativa con otras fuentes de energía. En la OCDE se considera equilibrada una producción de eneergía de origen nuclear que suponga el 30%, dependiendo en cada país de decisiones políticas basadas en argumentos económicos y en función del grado de aceptación de las nucleares por parte de la opinión pública. Está claro que el ideal tiende hacia las fuentes de energía denominadas limpias (hidráulica, solar, eólica), las que no producen residuos. El ideal, también, es reducir drásticamente el consumo de combustibles orgánicos (petróleo, gas, biomasa), responsables de la producción de anhídrido carbónico. Con el aumento de la demanda, las fuentes limpias no podrán, a pesar del auge de la eólica, compensar la indispensable reducción de los combustibles orgánicos, quedando un margen creciente para la energía nuclear, que tendremos que hacer más limpia y más segura. Esto conlleva, inevitablemente, la renovación escalonada del actual parque de centrales nucleares y el desarrollo de plantas de trasmutación de los residuos radiactivos, como una alternativa a su almacenamiento en minas profundas. Los reactores instalados en España son de generaciones antiguas y los de última generación son, indudablemente, mucho más seguros, limpios y eficientes en la utilización del combustible. No obstante, todos producen residuos, algunos de ellos peligrosos -como el Plutonio 239, o los actínidos-, con vidas medias muy largas y que conviene trasmutar en reactores subcríticos asistidos por aceleradores (ADS). El VI PM de la Unión Europea desarrolla un proyecto (Eurotrans) de demostración de un ADS y, en ese marco, el Grupo Experimental de Núcleos y Partículas de la USC lleva a cabo mediciones de datos precisos para la optimización de la trasmutación.