Diario de León

BMW se estrena en el segmento compacto con el Serie 1

Llamado a sustituir al Compact, el Serie 1 se presenta como un cinco puertas de carácter deportivo y con cuatro posibilidades mecánicas, dos gasolina y otras tantas turbodiesel de última generación

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Cinco puertas, cinco plazas, cuatro motores; con estos mimbres, y algunos más que desvelaremos, BMW se adentra en un segmento hasta ahora casi inexplorado por el fabricante bávaro y donde la Bayerische se topará «en casa» con enemigos tan correosos como el nuevo Golf o el A3 Sportback eso, por no hablar, de toda una pléyade de representantes no menos significativos (Alfa 147, Seat León, el nuevo Toledo...) que pueblan uno de los segmentos más competidos del panorama comercial europeo. Hay que empezar diciendo que el Serie 1 es un BMW en toda regla. Quiérese decir que se advierten en él todos los «síntomas» de un constructor que se ha labrado justa fama de calidad... y elevado precio. Además, el Serie 1 mantiene -singularidad en el segmento- la propulsión trasera y el motor longitudinal en un ámbito generalizado de transversales «todo delante». Pero es que hay más. BMW se ha empeñado en que se hable de ellos por la oferta del gasóleo más potente (120d, 163 CV) y por ser el primer compacto que no tiene rueda de repuesto (ni opcional ni de «galleta») puesto que monta los eficaces neumáticos «Run Flat» impinchables . Así que, lo de arrancar por botón, que también, se queda corto frente a las demás delikatessen albicelestes. Por aquello de seguir conservando el aire de familia («riñones» frontales y grupos ópticos con cristal traslúcido y rasgados hasta las aletas... como en los «grandes») el Serie 1 no deja de lado los trazos estéticos que vienen caracterizando las últimas realizaciones de BMW aunque, también es cierto, la posición longitudinal del grupo motopropulsor trae como consecuencia un morro quizá demasiado largo para un compacto (4,22 metros de largo) con lo cual, son las puertas, sobre todo las traseras, las que sufren los «recortes». Así que, la polémica está servida: no hay término medio, el Serie 1 puede gustar mucho... o nada; eso sí, tampoco dejará indiferente. A lo mejor -seguro- es lo que buscaba su fabricante. Un efecto visual que también se aprecia en las poderosas aletas y las nervaduras longitudinales de la carrocería. El interiorismo está presidido por la clásica ordenación que BMW confiere a sus fabricados, por una buena calidad de los materiales empleados y por la frialdad de un diseño nada proclive a concesiones superfluas. Dos motores de gasolina y otros dos gasóleos («directos» y turboalimentados) conforman la oferta motorística del Serie 1, todos de cuatro cilindros y con una guinda que pude calificarse de excepcional: el 120d que entrega nada menos que 163 caballos (una docena más que en anteriores versiones) unido a una caja manual de 6 marchas (opcionalmente el Steptronic 6) de tal forma que el 120d puede presumir de una punta de 220 por hora, de clavar el crono en los 7,9 segundos cuando se trata de acelerar de cero a cien y, lo mejor, de unos consumos nada disparados que sitúan su media en torno a los 6,7 litros y que, en consecuencia, nos permitirán recorrer casi 750 kilómetros sin repostar. Y ello, con un comportamiento dinámico equilibrado (se nota el reparto de pesos 50/50), sin objeción alguna a los hipotéticos resbalones de la propulsión trasera y trufado de infinidad de ayudas a la conducción (ABS, control de estabilidad DSC...) que acaban por convertir al Serie 1 en un coche tan divertido como eficaz y seguro. La gama del Serie 1 se ampliará paulatinamente con la llegada, a finales de año (diciembre muy posiblemente) del gasolina 118i de 129 caballos y, para el próximo año, de las carrocerías tres puertas y coupé. En suma, que BMW se ha tirado a la piscina de los compactos con todos los «flotadores» y las garantías para demostrar que también sabe hacer coches pequeños... y tan caros como los grandes. Sólo el acceso y la confortabilidad de las plazas traseras podría retraer a algunos, nunca a los incondicionales de las tres siglas.

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