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«Las mujeres de hoy nos dan miedo»

Jaime Cantizano, presentador de televisión | Tiene 31 años, es joven, guaperas, presenta con éxito un programa de corazón en Antena 3 y no tiene reparo alguno en reconocer el despiste general que sufren él y los de su sexo ante la imparable evo

Publicado por
LOLA RAMÍREZ | texto
León

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Reservado con su vida privada, este jerezano que se inició a los 16 años en la radio mientras estudiaba Económicas, se siente cómodo presentando ¿Dónde vas corazón?, aunque reconoce que no se iría a cenar con muchos de sus invitados. -Y usted, corazón ¿dónde va, con ese «body» y ese programa¿? -Todavía no lo tengo muy claro, aunque sí sé más o menos el camino que quiero seguir. ¿Dónde voy? Pues evolucionando muy rápidamente, disfrutando minuto a minuto de lo que hago y, en un horizonte a medio o largo plazo, tal vez a la búsqueda de otros terrenos por experimentar, por descubrir. Pero, de momento, voy en el barco Dónde vas corazón, que marcha viento en popa. -Le noto un dejecillo del sur. -Soy de Jerez de la Frontera, la tierra del vino, de los caballos, una tierra que tiene una calidad de vida única en España. Yo soy de allí. El acento se me nota un poquillo más cuando estoy tranquilo y relajado. -¿Y ejerce de andaluz? -Sí; en el programa, casi todas las semanas hago una referencia a mi tierra, a lo que se puede comer o beber allí y si el personaje es andaluz recordamos juntos cosas de la tierra. Incluso alguna vez hemos acabado bailando sevillanas. -¿Y su corazón cómo anda? -Fíjate, me han preguntado muchas veces por mi vida privada, pero yo procuro defender esa parte de intimidad que debemos tener todas las personas. Sé que presento un programa de corazón, pero si me preguntas por mi vida privada te diré que yo vivo muy feliz, con muchísima tranquilidad y, bueno, dejemos el asunto en que tengo estabilidad. -Bien, sigamos. ¿De qué color es el corazón de los famosos? -Pues depende mucho de cada uno de los personajes que se sienten en el programa. Algunos lo tienen puro, muy puro, pero también nos encontramos con un buen número de personas que saben muy bien que el corazón puede cambiar de color y pasar de un tono claro a otro algo más oscuro. Pero no seré yo quien juzgue a los invitados que pasan por mi programa, porque mi trabajo consiste en preguntarles y manejar un poco lo que ocurre en el plató. Hay algunos con los que, seguro, no iría a cenar. -Ya sé que no va a tirar usted piedras contra su propio tejado, pero ¿no le parece que a veces la información rosa es un poco¿ excesiva? -Mira, si me preguntas en general, yo creo contigo que se han cometido excesos en este mundo del corazón, tal vez nos hayamos equivocado en algún momento, pero pienso que se le está dando demasiada importancia a una prensa que lo que pretende fundamentalmente es entretener y divertir. Es exagerado afirmar que este tipo de programa puede hacer daño a la población. A mí me encanta la radio y la prensa escrita y estoy convencido de que pueden hacer mucho más daño algunas corrientes de opinión o algunos comentaristas que hablan de sociedad o de política, que un programa de corazón. -¿Y cómo se iría a la cama si se convirtiera en objeto de deseo de los paparazzis? -Mira, soy un hombre popular pero muy discreto, además yo acudo a muy pocas fiestas y salgo a donde tengo que salir y con quien tengo que salir. Te confieso que lo llevaría mal, pero no me quedaría más remedio que encajarlo. -¿Qué es lo que no le perdonaría a una mujer ni siquiera por amor? -Lo que no le perdono a una mujer o a un hombre es que intente cambiar a la persona que tiene enfrente, eso no lo perdono ni lo he perdonado en mi vida. Yo respeto mucho la forma de ser de los demás, por tanto no admito de ninguna manera que otros intenten cambiarme. ¿Los defectos? Soy el primero que me enfado conmigo mismo por mis defectos, porque soy extremadamente autocrítico, hasta un punto que no te puedes imaginar, en lo físico y en lo psíquico, en todas las facetas de mi vida, me machaco muchísimo, así que para castigarme prefiero hacerlo solito. -Usted que es del sexo contrario seguro que sabe explicarme por qué los hombres envejecen pero nunca maduran¿ Tal vez porque venimos de fábrica con mayores defectos que las mujeres. -¿No venimos de la misma? -Bueno, lo cierto es que venimos con mayores defectos que las mujeres, y además los hombres desde hace unos años estamos totalmente descolocados, las mujeres han evolucionado muchísimo, pero nosotros estamos totalmente perdidos y acojonados¿ -Pero, ¿por qué? -Porque nos acojona vuestra evolución y vuestra manera de tomar las riendas de la vida, porque creo que no sabemos muy bien qué papel vamos a jugar en el futuro. Vosotras habéis hecho vuestra propia revolución, pero el hombre la tiene pendiente. -¿Y a qué esperan? -Pues a tener claro cuál es nuestro papel. Nos habéis descolocando totalmente. Estamos perdidos.

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